/DERECHOS HUMANOS/GUATEMALA: La persistencia del terror

Diana Ortiz aún no olvida el terror y el sufrimiento que vivió el 2 de noviembre de 1989, cuando fue secuestrada por las fuerzas de seguridad guatemaltecas.

Esta monja ursulina, nacida en Nuevo México, Estados Unidos, y que realizaba trabajo pastoral al noroccidente de Guatemala, sufrió torturas y vejámenes hasta que un supuesto funcionario de la agencia de inteligencia de su país (CIA) la "rescató" de la base militar "Guardia de Honor".

Desde el 31 de marzo pasado, Ortiz, realiza una "vigilia en silencio" frente a la Casa Blanca (el palacio presidencial de Estados Unidos) con el fin de que las autoridades de su país revelen la verdad sobre sus padecimientos y la semana pasada inició un ayuno a pan y agua.

Durante las 24 horas en que permaneció detenida, Ortiz vivió lo que ella llama un infierno.

Su cuerpo fue quemado con cigarrillos, fue violada en múltiples ocasiones y fue obligada a presenciar cómo torturaban a otras personas.

"Fui bajada a un sótano en el que había un olor pestilente y cuerpos mutilados. Allí escuché voces, lamentos de hombres, mujeres y niñ~os", recuerda.

"Ellos (los torturadores) me obligaron a matar con un machete a una mujer y con su sangre me bendecían y decían que yo era la responsable de su muerte", afirma.

"¿Por qué mi país puede ordenar y suspender una tortura en Guatemala y qué es lo que pasó con todas esas personas que eran torturadas junto a mí?", se pregunta la religiosa.

La vigilia, que Ortiz inició con apoyo de amistades y de la Comisión Guatemalteca de Derechos Humanos de Guatemala, con sede en Washington, concluirá sólo una vez que se revelen documentos que aún permanecen secretos sobre su caso.

Durante 23 horas al día, la monja permanece frente a la casa presidencial, reviviendo, según dice, cada instante de su tortura.

"Las diez horas de oscuridad que paso enfrente a la Casa Blanca me recuerdan la oscuridad que viví durante mi tortura sin saber qué iba a pasar en el próximo momento".

El agente de la CIA que ordenó la liberación de Ortiz era llamado Alejandro por los torturadores. Sus decisión partió del hecho de que la regligiosa es "ciudadana estadounidense" y su desaparición ya había sido divulgadaa por la prensa", según dijo entonces de acuerdo a Ortiz .

Alejandro llevó fuera de la base militar a Diana y le explicó que todo había sido un error. "Olvide a los torturadoes, fue un error de identidad", le dijo.

Según Ortiz, los represores buscaban a una mujer llamada Verónica Ortiz Hernández, de quien le mostraron fotografías.

A principios de mes, la religiosa recibió la visita de Hilary Clinton, esposa del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.

Antes de estas movilizaciones, en 1993, Ortiz había demandado al general Alejandro Gramajo, quien fungía como ministro de Defensa de Guatemala en el período en que fue secuestrada.

La demanda civil prosperó y Gramajo fue condenado a pagar 43.7 millones de dólares de indemnización, pero el ex ministro, que fuera candidato aa la presidencia de su país en 1995, aún no abonó la suma y desde su condena no haa regresaod a Estados Unidos.

En una entrevista, antes de empezar su camapañ~a presidencial, el militar insistió en la versión oficial aduciendo que las 111 quemaduras de cigarrillo y los golpes que presentaba Ortiz al ser liberada eran producto de "una relación sexual lesbiana que mantuvo durante ese tiempo".

"El embajador de Estados Unidos en la época, Thomas Strool, me llamó y me pidió que dejara salir del país a Ortiz, porque habíia tenido un problema, así que hablé con las autoridades y salió. Quien sabe toda la verdad es Strook", aseguró Gramajo.

Mientras tanto, la embajada de Guatemala en Washington guarda silencio y el ex embajador Strook no responde a las llamadas telefónicas.

"Supongo que el gobierno de Estados Unidos dará a Ortiz alguna información sobre su caso para que se quite de allí, de la Casa Blanca", indicó el representante de la guerrilla guatemalteca en Washington, Francisco Ortega.

Ortega descarta, no obstante, que Estados Unidos revele el grado real de participación que tuvo su país en el terrorismo de estado en Guatemala. "Eso no le conviene", asegura. (FIN/IPS/rm/dg/ip-hd/96)

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