RUSIA: Secreto oculta cientos de muertes en submarinos nucleares

Al menos 500 personas murieron en accidentes ocurridos en submarinos nucleares soviéticos y rusos desde 1961 y que las autoridades mantuvieron en secreto parcial o totalmente, aseguró un grupo ambientalista noruego.

Tres submarinos soviéticos se hundieron en el mar con sus reactores y combustible nuclear, destacó la Fundación Bellona, en un informe divulgado este fin de semana. El primer naufragio se verificó en 1970, en el mar Cantábrico, frente a las costas de España, y no fue revelado hasta 1991.

El submarino, un K-8 Noviembre, emergió cuando dos incendios estallaron simultáneamente en dos compartimientos y, tras dos días de lucha contra el fuego, parte de la tripulación fue evacuada. Pero el capitán y otros 51 hombres murieron.

El segundo accidente ocurrió en octubre de 1986 en el Atlántico, al norte de las islas Bermudas, y tuvo origen en una explosión en el tubo de salida de misiles.

Se trataba de un K-219, y las víctimas fueron cinco. Los dos reactores, el combustible y los 16 misiles nucleares que llevaba la nave se hundieron en el mar con ella.

Así mismo, un submarino K-278 se hundió en el mar de Noruega en abril de 1989, debido a un incendio. Cuarenta y dos hombres, incluyendo al capitán, murieron mientras se aguardaba la llegada de auxilio.

Bellona también identificó 10 accidentes en reactores de submarinos nucleares de la ya desaparecida Unión Soviética y de la Federación Rusa.

El primer caso ocurrió cuando el reactor se instalaba en un submarino K-329, dos durante la recarga de combustible en naves K- 11 y K-431, el cuarto en el curso de reparaciones en un K- 140, otro cuando se practicaban modificaciones a un K-222, cuatro en alta mar (K-19, K-27, K-8 y K-123), y el último, mientras era detenido el reactor.

No se conoce con certeza la cantidad de muertos y heridos en esos incidentes, aunque se sabe que en todos hubo pérdida de radiactividad.

La Fundación Bellona también aseguró que en agosto de 1985, una explosión en la recarga de combustible nuclear en un submarino K- 314 provocó al menos 10 muertes la contaminación radiactiva de grandes áreas de la bahía de Chazma, en el extremo este de la ex Unión Soviética.

La pérdida de líquido de enfriamiento de un reactor de un K- 19 durante maniobras en el Atlántico causó al menos ocho víctimas en julio de 1961.

Todos tripulantes del submarino quedaron expuestos a alta radiación debido al escape de líquido de enfriamiento, y se sabe que 10 murieron.

En febrero de 1972, un incendio a bordo de un K-19 que cumplía una misión de patrulla en el Atlántico norte costó la vida a 28 personas. En septiembre de 1976, el fuego estallado en un K-47 que se hallaba en el mar de Barent mató a ocho tripulantes, y las víctimas fueron 12 cuando en junio de 1984 se incendió un submarino K-131.

El informe de la Fundación Bellona, cuyos datos concuerdan con la versión de otras fuentes acerca de contaminación radiactiva producida por la Flota del Norte, de Rusia, fue materia de controversia desde el comienzo de su preparación.

Uno de sus autores, Alexandr Nikitin, fue detenido en febrero por la Oficina Federal de Seguridad de Rusia bajo la acusación de espionaje, y permanece en prisión.

Bellona destacó que las fuentes empleadas para su informe son de dominio público y en julio, la duma (parlamento de Rusia) solicitó formalmente explicaciones por el caso de Nikitin al secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Alexandr Lebed, y al fiscal general Yuri Skuratov, quien investiga el caso.

Nikitin, un capitán de navío retirado, fue acusado de vender secretos de Estado. "Como empleado de la Fundación Bellona, Nikitin ha recibido obviamente una paga. Pero el informe se basa íntegramente en fuentes abiertas", aclaró Thomas Nilsen, coautor del documento.

Los cargos se fundamentan en dos decretos del Ministerio de Defensa. "Pero los decretos son tan secretos que el abogado de Nikitin no ha podido verlos", seis meses después de comenzar su labor, advirtió Nilsen.

El defensor de Nikitin, Yuri Schmidt, no encontró ningún elemento en el informe de Bellona que merezca la protección del secreto de Estado, según la definición de éste contenida en una ley de 1993 y en decretos presidenciales de noviembre de 1995.

"Por el contrario, la legislación sobre secreto de Estado prohibe imponer esa condición a hechos perjudiciales para el ambiente o la salud pública", puntualizó Nilsen.

"El procesamiento (de Nikitin) se basó exclusivamente en los decretos secretos del Ministerio de Defensa, que podrían estar en contradicción con la ley", agregó.

Un nuevo código penal, que entrará en vigor en enero, caracteriza el espionaje como la colaboración con "un país u una organización extranjera o sus representantes, en perjuicio de la seguridad nacional de Rusia".

Bellona nunca fue acusada de esas actividades, y Schmidt solicitó la libertad de Nikitin bajo los términos del nuevo código. No ha obtenido respuesta. (FIN/IPS/tra-en/ai/fn/ff/ip en/9

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