NACIONES UNIDAS: Tributo a Erskine Childers, aliado del Sur

El mundo en desarrollo perdió un valioso aliado con la muerte de Erskine Childers, a la edad de 67 años.

Alto funcionario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Childers, de nacionalidad irlandesa, fue durante los últimos años uno de los impulsores más activos de la reforma del organsimo mundial en defensa del interés de los países en desarrollo.

Con gran vigor, habló contra el doble discurso aplicado por las grandes potencias en los asuntos internacionales, sobre la forma en que en la ONU ha sido manipulada por los países ricos, y la necesidad de que los países del Sur luchen contra las desigualdades del sistema mundial.

La posición pública más reciente que ocupó Childers fue la de secretario general de la Federación Mundial de Asociaciones de Naciones Unidas, para la cual había sido designado hace cinco meses.

Su intención fue orientar la organización a que estimulara a los ciudadanos del mundo a defender a la ONU de la reciente ola de ataques de algunos grupos del Norte, en especial los conservadores del Congreso de Estados Unidos, y reafirmar la necesidad de una asociación internacional para tratar las raíces de la pobreza y el conflicto.

Childers destacó sus aspiraciones durante un discurso el 24 de agosto ante delegados al congreso del 50 aniversario de la Federación Mundial de Asociaciones de la ONU. Pocos minutos después sufrió un ataque cardíaco mientras aún estaba en la mesa de panelistas.

El congreso se suspendió mientras era trasladado al hospital, acompañado por su esposa. Esa misma noche falleció.

En una breve sesión conmemorativa a la mañana siguiente, varios colegas le rindieron tributo, subrayando que murió como vivió, luchando por la reforma mundial y de la ONU, hasta el final.

Childers nació en una respetada familia de activistas irlandeses por la libertad. Su abuelo fue ejecutado durante la lucha por la independencia de Gran Bretaña. Su padre fue presidente de Irlanda.

Tras una distinguida carrera académica, se sumó a la ONU, donde alcanzó la posición de Alto Asesor del Administrador del Director General para el Desarrollo y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Tras retirarse de la ONU en 1989, Childers mantuvo su intensa actividad en los asuntos internacionales, y escribió varios documentos e informes proponiendo reformas básicas en las estructuras y operaciones de la ONU.

Asimismo, publicó los libros "Renewing the United Nations System" (Renovando el sistema de la ONU) y "A World in Need of Leadership" (Un mundo necesitado de liderazgo), en colaboración con Brian Urquhart.

En los últimos años, reaccionó con indignación ante la manipulación de las potencias internacionales, incluso de la ONU y el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para su propio beneficio.

Especialmente tras el fin de la guerra fría, Childers percibió que los países del Sur estaban en una situación aún más débil debido al deterioro económico y social y la actitud cada vez menos altruista del Norte, obsesionado por intereses comerciales.

En su último discurso, minutos antes de sufrir el paro cardíaco, Childers atacó la propaganda del sistema y los medios estadounidenses, según la cual la ONU está dominada por las naciones del Tercer Mundo.

"Desde 1946, 70 por ciento de los puestos de la ONU están en manos de europeos occidentales y norteamericanos. Este año, 62 por ciento de todos los puestos están ocupados por europeos y norteamericanos, aunque sólo tienen 25 por ciento de los escaños en la ONU. ¿Dónde está la dominación del Tercer Mundo?", cuestionó.

Childers advirtió que la ONU se había convertido en "el objetivo de parte de la propaganda y la desinformación política más viciosa vista desde la culminación del fascismo".

Tras proponer la creación de un organismo "supervisor de la desinformación", hizo un llamado a la ONU a retomar su misión de abordar las causas subyacentes de los conflictos y alzamientos mediante la resolución de los problemas económicos y sociales del Sur.

"Ya que esto hubiera significado la puesta en práctica de los mandatos económicos y sociales de la Carta de la ONU y permitir que la ONU se convirtiera en custodia democrática de los aspectos más altos de la economía mundial, las potencias occidentales se dedicaron a inmovilizar este área de la organización", dijo Childers.

Su éxito, y las consecuencias, "son evidentes en el hecho de que hay más de 60 conflictos armados activos en el planeta", señaló.

Una campaña de democratización de la ONU debe diferenciarse de las "falsas reformas", dijo, y propuso la creación de un organismo "supervisor de la corrupción" con la ayuda de organizaciones no gubernamentales (ONG) para exponer los intentos de las grandes potencias por intimidar a las naciones más débiles. (FIN/IPS/tra-en/mk/cpg/lp/ip/96

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