SUDAFRICA: Cuando 8.000 elefantes son demasiados

Los amantes de la vida salvaje enfrentan en Sudáfrica una peculiar paradoja. Los elefantes que viven en la más famosa reserva del país son demasiados, y amenazan a otras especies animales y vegetales.

Entre 1940 y 1980, los humanos construyeron diques y pozos acuíferos que mejoraron las condiciones de vida de los elefantes en el Parque Kruger. Pero las manadas crecieron tanto que debieron apelar a matanzas selectivas para mantenerla estable en unos 8.000 ejemplares.

Ahora, la Junta Nacional de Parques de Sudáfrica decidió que el problema tiene tal gravedad que debería abrirse al debate público. Y la población decidirá si se deberá matar elefantes para conservar otras formas de vida silvestre.

El organismo suspendió las matanzas de elefantes a inicios de ese año debido a la presión de activistas tanto del país como del extranjero. Esta práctica era habitual para mantener estable la población.

Ahora, los guardabosques capturan manadas enteras de elefantes y los trasladan fuera del parque de 2,2 millones de hectáreas a nuevas reservas que se están inaugurando en todo el país.

Mientras tanto, los activistas acusan a Sudáfrica de traicionar a los vecinos Zimbabwe o Botswana, que obtienen de la caza de elefantes y de la venta de los productos de esos animales ingresos importantes que destinan a comunidades rurales pobres.

Robbie Robinson, jefe ejecutivo de la Junta Nacional de Parques, anunció que el organismo decidió abrir al escrutinio público toda su estrategia de manejo del Parque Kruger.

Mientras tanto, la junta propuso la división de ese parque, la más celebre de las reservas de caza del país, en 32 zonas, para analizar distintos métodos de manejo del parque y sus combinaciones hasta dar con una solución científica adecuada.

Entre los factores que se estudiarán se cuentan el suministro de agua, la quema de sabanas, la captura y "exportación" de manadas de elefantes y alternativas a la matanza selectiva de animales.

Pero los activistas pretenden celebrar una conferencia para debatir los métodos propuestos en noviembre, antes de iniciar los experimentos.

Robinson admitió que la vieja estrategia de sacrificar unos pocos cientos de elefantes cada año para mantener estable la población en 8.000 ejemplares se basaba en programas de investigación y supervisión inadecuados.

"El cambio político en Sudáfrica provocó una nueva apertura a la sociedad. La gestión de los organismos públicos debe ser más transparente. La nueva Junta Nacional de Parques no es una excepción", explicó.

"Quisiéramos evitar el sobreentendido de que aquello que decidan los especialistas es lo mejor para todos", agregó Robinson.

El proyecto de reestructura fue diseñado por Anthony Hall- Martin, director de investigaciones y desarrollo de la Junta Nacional de Parques.

De acuerdo con el informe de Hall-Martin, las 70 represas y los 400 pozos construidos entre 1940 y 1980 pudieron haber reducido la tasa de mortandad natural entre las crías de elefantes del parque.

"Bajo condiciones naturales, por las cuales las fuentes naturales de agua son limitadas durante la estación seca, los elefantes tienen menos lugares disponibles para vivir o deben recorrer largas distancias para hallar líquido", explicó el especialista.

Además de las fuentes de agua superficiales, las costumbres de pastoreo de los elefantes y el fuego definen la vegetación que crece en el parque y, por lo tanto, la cantidad de especies animales que residen en el lugar.

La junta decidió, en principio, suspender los programas de incendios intencionales y admitir solo el fuego provocado por causas naturales, como los relámpagos, para preservar el ecosistema.

Robinson dijo que, a pesar de que la cantidad de elefantes en el parque debe ser sostenible, prefiere no matar animales con esa finalidad. Entre otros mecanismos, anunció, se pondrán a prueba píldoras contraceptivas para las hembras.

Sudáfrica y la mayoría de sus vecinos tienen poblaciones saludables de animales, lo cual no sucede en otros países del continente, donde los elefantes están a punto de extinguirse debido a la caza motivada en la extracción de marfil.

Pero los elefantes causan en Sudáfrica grandes daños a los árboles y plantas más pequeñas en áreas de protección de la vida silvestre, por lo cual suponen una amenaza a otras especies tanto vegetales como animales.

Muchos conservacionistas, incluso, proponen la matanza selectiva de ejemplares y la venta de sus restos con la finalidad de obtener recursos que se destinarían a la protección de la vida silvestre. (FIN/IPS/tra-en/ek/kb/mj/en/96

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