Dirigentes de 700 organizaciones de propietarios y conductores de 40.000 microbuses en Venezuela suspendieron hoy la orden de un paro nacional indefinido, que debía iniciarse el lunes.
También cesó la huelga que desde el miércoles sostenían las líneas de transporte entre Caracas y sus ciudades-dormitorio, conflicto en solidaridad con el cual los transportistas peveían extender el movimiento a todo el país.
Raúl Maldonado, presidente del gremio en la región capital, dijo que la suspensión se acordó "para no causar más problemas a los usuarios y porque se promete diálogo", tras mediar este sábado el gobernador del estado de Miranda (este de Caracas y áreas a su oriente), Enrique Mendoza.
Los transportistas reclamaban autorización del gobierno central para aumentar sus tarifas 50 por ciento, 30 de inmediato y 20 por ciento en noviembre, pero sólo se les autorizó un alza de 30 por ciento para lo que resta de año.
El conflicto afectó decenas de miles de trabajadores en varias ciudades-dormitorio, especialmente en Miranda, y el gobierno movilizó autobuses de empresas públicas para paliar el problema.
Las Fuerzas Armadas asumieron la vigilancia de los centros de embarque y desembarque de pasajeros y el general Pedro Valencia, ministro de Defensa, dijo que autobuses militares estaban listos para transportar a los usuarios si prosperaba el conflicto en la región capital.
Mendoza señaló que alcaldes y gobernadores mediarán ante el poder central para una nueva ronda de diálogo la próxima semana.
Un elemento que pesa en el conflicto es que los transportistas reciben un subsidio estatal, que consideran insuficiente, a cambio de sostener tarifas bajas negociadas, después que el gobierno quintuplicó en abril el precio de los combustibles.
Ese aumento se decidió al iniciarse un programa de ajustes, pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con devaluación, nuevos impuestos, liberación de precios, tarifas e intereses, desplomando el poder de compra de los venezolanos, que sufren una inflación anualizada de 114 por ciento.
El 27 de febrero de 1989, cuando despuntaba otro plan de ajustes acordado con el FMI, un conflicto por alzas especulativas de transporte en ciudades-dormitorio de la capital detonó el Caracazo, semana de desórdenes y saqueos que dejaron centenares de muertos. (FIN/IPS/hm/dg/lb-pr/96
