VENEZUELA: Waraos analizan impacto del petróleo en un congreso

El pueblo indígena warao, que habita en el frágil Delta del Orinoco, al noreste de Venezuela, comenzó hoy un congreso destinado a asumir una posición sobre la explotación petrolera en el área, por parte de transnacionales.

Los waraos, que en su lengua quiere decir "gente de curiara" (canoa), llegaron a su tercer congreso alarmados por las consecuencias de una explotación intensiva de petróleo para su hábitat y la forma de vida de sus 22.000 miembros.

El impacto para los 28 pueblos indígenas de un intenso plan de explotación petrolera, impulsado por el consorcio estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) con participación de múltiples y heterogéneas compañías extranjeras, será analizado en mayo en en un congreso nacional, a celebrarse en la ciudad de Maracaibo.

"Hasta ahora en el delta lo que hemos comenzado a ver son los daños", dijo a IPS Dalia Yánez, coordinadora de la Red de Mujeres Waraos, y una de los 200 delegados en el congreso, del que también van a salir los nuevos dirigentes de la etnia.

La empresa British Petroleum obtuvo en 1995 un contrato para operar 48.000 hectáreas en Pedernales, un campo abandonado en pleno delta, cuya producción alcanzará en 1998 los 200.000 barriles diarios, igual a la extracción nacional de Ecuador.

El congreso durará hasta el domingo y se realiza en Tucupita, capital del estado de Delta Amacuro, y también aborda e "vertiginoso deterioro" de las condiciones de vida de los waraos, según su coordinador, el diputado nacional Jesús Jiménez.

Yánez dijo por teléfono desde Tucupita que los waraos son "una civilización dentro de otra civilización y un pueblo dentro de otro pueblo. Siempre hemos terminado por ser aplanados los mismos".

"El delta no es sólo nuestro espacio físico, sino nuestro espacio social, donde hay un río que nos da la vida y una planta como el moriche (palma), que nos da la vida también", puntualizó Yánez, para quien las mujeres tienen un papel fundamental en la defensa de la cosmovisión warao.

Yánez precisó que los waraos soportan una agudización de problemas de salud, educación, tenencia de la tierra y desarrollo social, que comporta la preservación de la estructura social y de la forma de vida de un pueblo muy integrado y concentrado en su incomparable espacio físico.

Desde que comenzaron las tareas de exploración en Pedernales, con detonaciones de dinamita, ya hubo pequeños derrames, que al ir a aguas casi estancadas de la zona, aumenta los problemas de la fauna y la flora del lugar, señaló.

Añadió que en los últimos dos años, desde que comenzaron los movimientos sísmicos en el campo, quedó hundida la Isla de Plata, donde vivían unas 200 personas.

Yánez admitió que la actividad petrolera puede traer a su pueblo grados de desarrollo "a la manera criolla (blanca)", pero se preguntó "de qué vale el dinero nos trae la muerte" a los waraos como pueblo.

La coordinadora femenina warao recordó que su pueblo tiene derechos ancestrales en el delta, en materia de tenencia de la tierra y trato de excepción, reconocidos en la Constitución, las leyes y el derecho consuetudinario local y por convenios internacionales refrendados por el país.

El delta es un intrincado sistema de circulación de agua y humedales en una superficie de 40.000 kilómetros cuadrados, lo que le convierte en uno de los más grandes del mundo y quizás el postrero natural y con poca intervención humana, según una Red Ambiental de Alerta Petrolera, de reciente creación.

En Pedernales confluyen dos de los más importantes "caños (brazos)" de agua del Orinoco, el octavo río del mundo, uno con su nombre y otro de triste historia para los waraos: Mánamo.

Yánez relató que cuando el caño fue abruptamente cerrado por la estatal Corporación Venezolana de Guayana -administradora de las empresas básicas no petroleras asentadas en el vecino estado de Bolívar-, se ocasionó un genocidio de unos 6.000 waraos y se alteró para siempre la forma de vida de su pueblo.

El agua se estancó, hubo una epidemia de paludismo y los naturistas y pacíficos waraos, famosos por su milenaria cestería y artesanía de moriche, así como las figuras de balsa (madera blanca casi sin peso), pasaron a vivir en comunidades.

Portavoces de la red ambiental dijeron a IPS que en los campos pantanosos las actividades de exploración incluyen la detonación con explosivos, lo que ocasionó los derrames y daños a la flora y la fauna indicados por Yánez.

El presidente de PDVSA, Luis Giusti, aseguró a IPS que en Pedernales se cumplen exigentes normas ambientales y que la British, como antes hizo la operadora Lagoven, utiliza un costoso sistema de veredas y plataformas de madera, para no contaminar.

El plan de expansión de PDVSA convierte a Venezuela en el centro mundial de inversiones petroleras, al gastarse 65.000 millones de dólares hasta el 2006 -26.000 de capital extranjero- para llevar el potencial productivo a seis millones de barriles diarios.

Además de la British, cuatro empresas estadounidenses y una canadiense recibieron asignaciones para explotar dos campos nuevos en un área costa-afuera vecina y en otra zona del delta.

El primer punto del congreso warao de tres días fue el de la actividad petrolera. En la discusión, además del diputado Jiménez, participaron representantes de las empresas involucradas.

Jiménez fue duramente contestado por otros delegados de su etnia por haber propuesto el establecimiento de un "condominio" entre esas petroleras y los waraos, para manejar los proyectos. "Algunos de nuestros dirigentes se desvían porque se criollizan", denunció Yánez. (FIN/IPS/eg/dg/pr-en/97

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