IRAQ: China y Rusia juntas contra dominación de Estados Unidos

La oposición conjunta de Rusia y China a una intervención militar de Estados Unidos en Iraq tiene que ver con su rebeldía ante la dominación de Washington en la escena internacional, en particular tras el colapso de la Unión Soviética, y con sus propios intereses económicos.

A pocas horas de su llegada a Moscú, el primer ministro chino Li Peng firmó el lunes junto con el presidente ruso Boris Yeltsin un acuerdo en que se oponen al uso de la fuerza contra Iraq a raíz de la actual crisis por las inspecciones de armas de la ONU.

De manera similar, durante la visita de Yeltsin a Beijing en noviembre, él y el presidente chino Jiang Zemin firmaron una declaración conjunta referente a la "relación estratégica entre Rusia y China" y a su oposición a "un mundo unipolar", en clara referencia a la dominación internacional de Estados Unidos.

Una vez que Rusia dejó de ser una de las dos superpotencias mundiales, la principal de las repúblicas ex soviéticas comenzó a inquietarse ante la forma en que Washington monopolizaba el escenario mundial.

Mientras, China, que protagonizó un milagro económico entre 1978 y 1997 con un crecimiento anual de hasta 20 por ciento, decidió a mediados del año pasado que era hora de proyectarse como un importante actor diplomático en la comunidad internacional.

La visita de Estado de Jiang Zemin a Estados Unidos, el pasado octubre, tuvo que ver con la adopción de esa nueva política.

Al mes siguiente, el canciller chino Qian Qichen realizó una gira por Medio Oriente. Su propósito no fue sólo el de elevar el perfil diplomático de China en la región, sino también asegurarse nuevas fuentes de petróleo para consumo doméstico.

Debido a sus ambiciosos planes de industrialización, China padece escasez de petróleo. En 1993 importaba 25,000 barriles por día, pero la cantidad se multiplicó por 18 al pasar a 445.000 barriles por día en 1996.

Su potencial de importación, por lo tanto, es enorme. De ahí su interés económico en Iraq, el país con las segundas mayores reservas de petróleo del mundo.

Iraq también interesa económicamente a Rusia, que es uno de los principales acreedores de Bagdad.

En vísperas de la disolución de la Unión Soviética, en diciembre de 1991, Bagdad debía a Moscú entre 7.000 y 10.000 millones de dólares por concepto de compra de armas, adquiridas principalmente durante la guerra entre Irán e Iraq (1980-88).

La suma es más que sustancial dadas las actuales estrecheces financieras de Rusia. Además, la deuda es en moneda fuerte.

Moscú, por lo tanto, está ansiosa porque las sanciones impuestas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sean levantadas e Iraq pueda reembolsarle la deuda.

La resolución 687 del Consejo de Seguridad, que formalizó el cese del fuego tras la guerra del Golfo, establece que las sanciones comerciales contra Iraq serán levantadas una vez que el equipo de inspectores determine que todas sus armas no convencionales fueron destruidas.

Compañías petroleras de Rusia ya firmaron contratos con Bagdad para la exploración y extracción de petróleo en el sur de Iraq. Los contratos comenzarán a regir el día en que se levante el embargo de la ONU.

Tanto Rusia como China son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, el organismo más poderoso de la comunidad mundial. Al igual que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, tienen poder de veto.

Aunque China no ejerció ese poder para impedir el ataque militar contra Iraq en 1991 (para no enfurecer a Washington y dañar sus propios intereses), esta vez sí podría adoptar una postura firme contra Estados Unidos.

La política de Washington hacia Bagdad tiene también una gran oposición fuera del Consejo de Seguridad por parte del Movimiento de No Alineados y el G-77, el grupo de 77 países en desarrollo, que urgieron al secretario general de la ONU, Kofi Annan, a viajar en Bagdad para resolver la crisis por medios pacíficos.

Los cinco miembros permanentes del Consejo formalizaron este miércoles su apoyo a una misión de paz de Kofi Annan sobre la base de una fórmula que incluye la oferta al líder iraquí de concesiones limitadas sobre la inspección de los sitios presidenciales, que se encuentran en el centro de la disputa.

Annan se reunirá este jueves en París con el presidente francés Jacques Chirac y el viernes partirá hacia Bagdad.

El embajador chino ante la ONU, Qin Huasun, declaró a BBC Televisión que Beijing "otorga gran importancia a la visita del secretario general, destinada a hallar una solución diplomática y pacífica a la actual crisis".

Mientras, Washington anunció que sólo aceptará un acuerdo negociado por Annan si es coherente con su propia política de "no negociación".

De este modo, Iraq se convirtió en la piedra de toque por la que Rusia y China decidieron probar su independencia y expresar su oposición a la dominación de Estados Unidos en la política internacional. (FIN/IPS/tra-en/dh/pd/ml/ip/98

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