ECUADOR: Asamblea Nacional, un fracaso de la política tradicional

La Asamblea Nacional de Ecuador instalada en diciembre para reformar la constitución representa el fracaso de la tradicional forma de hacer política en este país andino, caracterizada por alianzas efímeras y negociaciones debajo de la mesa, según analistas.

La lenta agonía que padecía el cuerpo desde que comenzó a sesionar quedó en evidencia el lunes con la renuncia de su presidente, Osvaldo Hurtado, del partido Democracia Popular (demócratacristiano), y el primer vicepresidente, Marcelo Santos, del derechista Partido Social Cristiano (PSC).

Ambos movimientos políticos, los más votados del país, llegaron a la Asamblea con una alianza que pronto comenzó a desestabilizarse por la oposición del partido de gobierno y de pequeños bloques de izquierda y centroizquierda, y por algunas desafiliaciones de sus mismas filas.

La Asamblea Nacional se instaló el 20 de diciembre la conclusión de su gestión está prevista para el 30 de abril. Sin embargo, la lentitud con que se han analizado las reformas hace pensar que el organismo deberá mantenerse en funciones por lo menos hasta finales de mayo.

No obstante, el PSC y la DP han manifestado su intención de abandonar la Asamblea el 30 de abril.

"La Asamblea quedó sin rumbo y lo peor es que no sé si antes llegó a tener un rumbo. Las reformas impulsadas por la Asamblea no han logrado satisfacer a las mínimas aspiraciones del pueblo ecuatoriano", dijo el presidente del Congreso unicameral, Heinz Moeller, del PSC.

Luis Mejía, segundo vicepresidente de la Asamblea, del Frente Radical Alfarista en el gobierno, sucedió a Hurtado y encabeza una nueva mayoría "tan o más endeble que la mayoría compuesta por el PSC y la DP", según el politólogo Carlos Larreátigui.

"Si en un momento la Asamblea representó la esperanza de construir a un país distinto, con otra forma de hacer política, ahora representa el fracaso de la política tradicional y de sus formas ocultas de manejo", consideró Larreátegui, ex funcionario del gobierno conservador de Sixto Durán Ballén (1992-1996).

Hurtado explicó que su renuncia se debió "al constante bloqueo de las propuestas de reforma constitucional que realizó una nueva mayoría", por lo que prefirió evitar el colapso institucional y dar paso a esa nueva mayoría dentro "de un justo juego democrático".

En los cinco meses que presidió la Asamblea, Hurtado, ex presidente de Ecuador (1991-1984), gestionó poco más de 50 por ciento de las reformas constitucionales previstas, referidas al sistema electoral, la función legislativa y ejecutiva, la salud, la cultura, el Banco Central del Ecuador y la seguridad social.

Este último aspecto, debatido la semana pasada, habría precipitado la renuncia de Hurtado, pues la reforma propuesta por su partido y un grupo de organizaciones sociales, sindicales y empresariales fue desechada por la oposición, que impuso su voluntad de mantener el viejo esquema de la seguridad social.

"Todos creímos que con la Asamblea íbamos a encontrar la solución a todos nuestros problemas, pero no fue así", comentó a IPS Boris Cornejo, de la Fundación Esquel.

Esta organización no gubernamental realizó en 1997 una serie de talleres y mesas redondas para analizar los alcances de la Asamblea, y ha presentado varias propuestas de reformas constitucionales en materia de salud y educación.

"Teníamos como referencia la experiencia colombiana, donde una Asamblea Constituyente logró definir una Carta política que se fundamenta en el derecho de las minorías", continuó Cornejo.

Pero "aquí todo empezó mal cuando los mismos partidos políticos tradicionales llegaron a la Asamblea con las elecciones y los movimientos sociales se quedaron de nuevo fuera del juego", concluyó Cornejo.

La idea de crear un organismo que reforme la constitución de Ecuador surgió de propuestas de organizaciones de la sociedad civil tras la destitución del presidente Abdalá Bucaram en febrero de 1997.

Bucaram fue separado de la presidencia por el parlamento, tras una serie de marchas de protesta encabezadas por grupos de indígenas, empresarios, mujeres y trabajadores que exigían su destitución por la corrupción que imperaba en el gobierno.

La administración provisional de Alarcón, que concluirá en agosto, fue la encargada de cristalizar las aspiraciones de los ecuatorianos a través de una consulta popular.

En este referéndum, 80 por ciento de los ciudadanos ecuatorianos optaron por la creación de una Asamblea Nacional.

Pero poco después de su instalación, la Asamblea fue perdiendo apoyo popular y actualmente cuenta con 15 por ciento de respaldo, según encuestas. (FIN/IPS/mg/mj/ip/98

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