KOSOVO: Un ejército de liberación en pie de guerra

Los tres hombres armados y vestidos con ropa de camuflaje aparecieron repentinamente en el funeral de un albanés que había sido asesinado en un tiroteo con la policía serbia y anunciaron: "somos el Ejército de Liberación de Kosovo" (UCK).

"Somos los representantes de la lucha de Kosovo", declararon ese día, el sábado 28 de noviembre de 1997, en medio de los gritos de aprobación de 15.000 personas. Desde ese momento, la violencia se "oficializó" como recurso de la mayoría albanesa en esta provincia dominada por Serbia.

El editor del diario Koha Ditore de Pristina, Veton Surroi, se sumó a quienes argumentan que la aparición del UCK fue resultado del fracaso de la política de no-violencia aplicada por el líder de los albaneses de Kosovo, Ibrahim Rugova, a la cabeza de su partido, la Liga Democrática (LDK).

"Ese fracaso permitió que se acumularan los problemas, y entonces apareció el Ejército de Liberación", dijo Surroi.

Rugova encabeza un sistema de "gobierno paralelo" que consiste en boicotear la autoridad serbia mientras los albaneses administran sus propios consejos, escuelas y hospitales. Pero la falta de resultados fue frustrante, y mucha gente opinó que esta estrategia nunca permitiría obtener la independencia de Belgrado.

También se sugirió que Rugova le temía a un ataque militar serbio y trataba de esquivar el conflicto, a pesar de que se tornaba inevitable.

Se sabe muy poco sobre la estructura militar del UCK, que podría ser descrito como una red de grupos armados, más que un ejército. Aunque apareció el año pasado, había sido fundado en 1993, y en mayo de ese año realizó su primera acción, una emboscada a la policía.

En noviembre de 1997, al UCK ya se le atribuían 40 acciones armadas contra las fuerzas de seguridad serbias. Y a comienzos de este año habían logrado desplazar a la policía de la ciudad de Drenica, que fue tomada y declarada "territorio liberado".

Esa operación generó una fuerte réplica de la policía, que atacó Drenica en marzo causando la muerte de decenas de personas, incluyendo mujeres y niños.

Autoridades serbias dijeron que la dirigencia del UCK había sido aniquilada, pero no lo probaron. Y el grupo armado albanés consiguió más respaldo, y también más dinero.

Cuando el UCK entró en operaciones, el gobierno paralelo de Rugova -que no tiene el reconocimiento de ningún país ni organización internacional- debatía sobre la conveniencia de tener ministerios que se ocuparan de asuntos militares.

Muchos dirigentes de Kosovo se opusieron, pero grupos de exiliados, como el Movimiento Popular, apoyaban la creación de un ejército albanés.

"Nosotros sosteníamos que era necesario equilibrar la balanza de poder que era desfavorable para los albaneses, aunque el LDK se oponía rotundamente. Pero no éramos aventureros; queríamos estar bien preparados", comentó el portavoz del Movimiento Popular en Ginebra, Bardhyl Mahmuti.

Esta organización opera en Alemania y Suiza y recoge fondos para la lucha en Kosovo. "No decimos que el dinero es para el UCK", contó Mahmuti. En una sola velada de beneficencia en Estados Unidos se pueden recaudar hasta 200.000 dólares.

"Les decimos que el dinero será enviado a áreas que Serbia no controla, y por lo tanto será esa gente la que decidirá si compra harina o compra armas. Pero en Kosovo nadie se muere de hambre, se mueren porque no tienen suficiente armamento", declaró Mahmuti.

Añadió que un rifle Kalashnikov puede ser comprado por 70 marcos alemanes en Serbia. Y también les llega equipamiento bélico a través de la frontera con Albania, pues "si el gobierno y los partidos no quieren ayudarnos lo hace la gente, que tiene armas y te venden cuantas quieras".

El gobierno paralelo recibió una gran cantidad de donaciones para ayudar a las víctimas de Drenica. El UCK hizo un llamado público para que le entreguen parte de estos recursos, pero los miembros del gobierno se niegan a acceder.

Se informó que al menos uno de los ministros renunció en protesta por esta actitud, pero el ministro de información del gobierno paralelo albanés, Xhafer Shatri, advirtió que no se constituyeron para iniciar una guerra.

Entre tanto, Mahmuti asegura que el UCK tiene un plan para la liberación de Kosovo. Según dijo, las mujeres embarazadas, los niños y ancianos fueron evacuados de Drenica y las localidades cercanas a la frontera con Albania, como parte de los preparativos para una gran ofensiva.

Los hombres y también algunas mujeres son entrenados por el UCK y Mahmuti advirtió que si se desata un conflicto de grandes proporciones las fronteras con Albania y Macedonia serán "borradas", mientras el Ejército de Liberación toma control de zonas rurales.

En cambio, las ciudades de Pristina, Produjevo y Mitrovica, imposibles de defender para el UCK, serán escenario solamente de escaramuzas simbólicas.

Uno de los objetivos de esta estrategia sería atraer a la artillería serbia y junto con ella el respaldo de la comunidad internacional, tal como ocurrió con los croatas cuando Vukovar comenzó a ser cañoneada por Serbia en 1991. Y luego pasó lo mismo en Bosnia.

Pero todas estas declaraciones también pueden formar parte de una estrategia para atraer la atención internacional y hacer que el presidente serbio de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, medite antes de lanzar un ataque contra Kosovo. El problema es que esta situación favorece los intereses del mandatario.

La existencia de un movimiento albanés agresivo que pretende dividir la provincia de Kosovo para anexar parte de ella a Macedonia es precisamente lo que Milosevic necesitaba para mantener con vida el nacionalismo serbio y para conservar el poder en el país.

Esta realidad gravita sobre las posibilidades de éxito de los albaneses que, a diferencia de otros movimientos nacionalistas en los Balcanes, lleva 10 años de lucha por medios pacíficos, aguantando todas las dificultades, pero sin lograr ningún triunfo.

Ahora una parte de ese movimiento optó por medios violentos y toda la lucha de liberación se ve arrastrada por este vendaval, que incluso toca al partido de gobierno. En las zonas rurales, los delegados del LDK, al igual que el resto de la población, demuestran una abierta simpatía por los logros que obtiene el UCK.

Y aunque las actividades del UCK restringieron el espacio que los líderes políticos del gobierno paralelo utilizaban para realizar sus maniobras pacíficas, también resulta evidente que la posición negociadora de la mayoría albanesa se fortaleció.

Sin embargo, toda esta fuerza desplegada por la mayoría étnica de Kosovo implica un riesgo muy grande: el de caer en una guerra entre un ejército fuerte e implacable y un grupo armado mal entrenado y con falta de equipamiento. Un hecho que podría devastar a la sociedad. —— Este artículo llega a IPS por medio del Instituto del Periodismo en Transición (IJT) de Praga, que publica la revista Transitions. (FIN/IPS/tra-en/tl/rj/lc-ml/ip/98

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