COLOMBIA: García Márquez, reportero con revista propia

Cambio, la revista de la que el escritor Gabriel García Márquez es accionista, presidente del Consejo Editorial, reportero y columnista, se propone hurgar en la realidad colombiana.

Ninguna de esas condiciones del autor de "Cien años de soledad"y premio Nobel de Literatura en 1982 es nueva en su trayectoria de 50 años de periodismo, pero todo lo que trae su sello siempre llama la atención.

Ya a mediados de siglo García Márquez fue director, jefe de redacción, redactor, ilustrador y distribuidor de Comprimido, un periódico en miniatura que publicó en la caribe Cartagena.

Mordaz e irreverente para una ciudad mojigata como Cartagena, que el joven García Márquez conocía al dedillo -se inició como reportero en El Universal, su diario insignia-, Comprimido sobrevivió seis números, alcanzó una tirada de 500 ejemplares y cerró porque costaba 99 por ciento más de lo que generaba de ingresos.

Para escapar de una quiebra prolongada decidió reducir el formato de 24 pulgadas cuadradas "hasta el límite de la invisibilidad" y el último número impreso se autoproclamó "el primer periódico metafísico del mundo".

Rafael Baena, editor del diario bogotano El Espectador, el primero que publicó un cuento de García Márquez, "La tercera resignación", escribió recientemente que quizás de esa época de periodismo 'metafísico' le quedó a 'Gabo' la manía de diagramar imaginariamente un periódico cada día.

"Todos los días, a través de lo que lee, le cuentan la televisión y los amigos, 'Gabo' diagrama en su mente un periódico, elige la noticia de apertura, escoge la foto de primera plana y elabora una completa edición ideal de los acontecimientos del planeta", relató Baena.

Ahora puede hacerlo a sus anchas y con un poco más de tiempo, pues Cambio es semanario.

Sale a la calle entre el sábado y el lunes y a veces sus suscriptores reciben un anticipo de la primicia en los periódicos locales o extranjeros, porque todo lo que produce García Márquez es noticia.

Así ocurrió la primera semana de este mes, cuando el nuevo equipo -lo integran además Mauricio Vargas, María Elvira Samper, Roberto Pombo, Pilar Calderón, Ricardo Avila y Edgar Tellez- ya se habían hecho de la propiedad de la revista, fundada en 1993 mediante acuerdo con Cambio 16 de España.

El país supo por la televisión el retorno del escritor al trajín de reportero cuando, grabadora en mano -alguna vez descalificó ese aparato- se unió a la tropa de colegas que fueron a cubrir el inicio del diálogo de paz entre el gobierno y la guerrilla en el selvático pueblo de San Vicente del Caguán.

"Hoy junto a (el presidente Andrés) Pastrana y (el líder guerrillero Manuel) Marulanda, se espera también en San Vicente a un tercer y altísimo personaje: Gabriel García Márquez", escribió en el diario El País de Madrid su subdirector Miguel Angel Bastenier.

El novelista "ha sido un excelente agente medio en la sombra de la diplomacia de paz del presidente colombiano", agregó Bastenier.

Avidos, los lectores buscaron en el siguiente número de Cambio la prestigiosa firma pero no encontraron nada que pudiera asimilarse a su estilo narrativo.

Mauricio Vargas, el director, dijo que "no habrá muchas firmas, porque la idea es que sea un trabajo de grupo. Gabo se puso el uniforme de reportería, no de firmón". Pero en el siguiente número se notó su mano.

En la portada, la revista colocó una gran foto de Julio Mario Santo Domingo, viejo amigo del escritor, y el anuncio de una entrevista en la que ese empresario "se destapa" después de "décadas de silencio" para hablar de política, paz y narcotráfico.

También dicen quienes lo siguen al detalle que la reseña del viaje del presidente Pastrana a Cuba fue de autoría de García Márquez.

"Del odio al amor. La visita del presidente Andrés Pastrana a Fidel Castro es el final feliz de la historia de un viejo distanciamiento", señalaba el título de la nota.

Por fin apareció el escritor con todas sus armas en la edición que está en circulación, a manera de abrebocas de la fiesta de lanzamiento de la nueva Cambio, realizada esta semana, cuyo gancho publicitario es "leer para creer".

"El amante inconcluso" se llama el escrito en el que traza un perfil del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, "antes y después del escándalo de sus relaciones con Mónica Lewinsky", y a partir de las impresiones que le dejaron sendos encuentros con él.

Clinton "es todo lo contrario de la idea que los latinoamericanos tenemos sobre los presidentes de los Estados Unidos (…), raro ejemplar de la especie humana", indica García Márquez.

El colombiano conoció al mandatario estadounidense en una cena de escritores en su casa veraniega de Marthas's Vineyard en agosto de 1995 .

A fines de 1998, en la Casa Blanca, durante una cena en honor de Pastrana, vio en Clinton a un "convicto enflaquecido e incierto, que no lograba disimular con una sonrisa profesional el mismo cansancio orgánico que destruye a los aviones: la fatiga del metal".

Clinton tuvo que "malversar su destino histórico sólo porque no encontró un rincón seguro donde hacer el amor", lo "trataron como a un presidente negro", señaló, citando "una plumada genial de (…) Tony Morrison, premio Nobel de Literatura y gran escritora de este siglo agonizante".

La Cambio de García Marquez arrancó con una base de 40.000 ejemplares de circulación frente a 150.000 de su competidora Semana, según datos de la empresa especializada Media Planning.

El perfil de lectores de ambas publicaciones es de clase media y media alta, profesionales o universitarios y con edad entre los 20 y los 64 años de las cinco principales ciudades del país.

Vargas, que una vez fue director de Semana, dice que el propósito no es competir, sino ofrecer la crónica "como análisis y no como diversión". "El reto es salir a buscar este país", dice Héctor Rincón, columnista de Cambio. ((FIN/IPS/mig/dg/cr/99

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