ECUADOR: Industria del camarón destruye ecosistema de manglares

La industria del camarón en Ecuador destruye el ecosistema de los manglares que dan vida a numerosas especies animales, pero expertos prevén la expansión de esta actividad comercial que ocupa el tercer rubro de exportación de este país, tras el petróleo y el banano.

Hundida en el barro hasta las rodillas, donde busca cangrejos y otros mariscos en las ciénagas costeras pobladas de manglares, Gladys Cortez se encoge de hombros.

"Antes encontrábamos cientos de caracoles de mar y cangrejos. Desde que empezaron los criaderos de camarones, ahora hay cada vez menos. ¿Cómo se supone que vamos a alimentar a nuestras familias?", se preguntó.

Como miles de otros ecuatorianos que viven en la costa y dependen del ecosistema de los manglares para su sustento, Cortez viajó a la isla de Muisne para exigir que termine la expansión de los criaderos de camarones destinados a la exportación.

Los criadores son culpados de destruir más de 65 por ciento del hábitat de los manglares, y siguen expándiendose para satisfacer la demanda del crustáceo en Estados Unidos, Japón y Europa.

La Coalición Nacional en Defensa de los Manglares, formada por grupos comunitarios y activistas ambientales, realiza actividades semanales que abarcan desde proyectos de reforestación y conciertos, hasta seminarios sobre cómo preparar alimentos tradicionales cosechados en los manglares.

"Esa industria está destruyendo nuestros recursos naturales, y con ello, nuestra historia, costumbres y cultura", advirtió la coalición en una declaración que pidió una moratoria para el desarrollo de nuevos criaderos de camarones.

Las ciénagas de barro espeso y el sistema de raíces de los manglares brindan el hábitat, la protección y los nutrientes a numerosas especies de pescados, aves y moluscos.

Mediante la cría de camarones, moluscos, cangrejos y peces silvestres, miles de familias coexistieron con los manglares durante siglos, sin perjudicarlos.

"Los manglares también purifican el agua y protegen la costa de la erosión, las tormentas y (del fenómeno climático) El Niño", dijo Líder Góngora, director ejecutivo de FUNDECOL, una organización ambientalista.

Todo esto comenzó a cambiar en los años 80 con la llegada de las lucrativas granjas de camarones, que comenzaron a cortar los manglares para construir estanques de crianza.

Las ganancias que obtuvieron las granjas hizo difundir la idea en toda la costa. Ahora los camarones constituyen el tercer rubro de exportación de Ecuador despues del petróleo y el banano.

El ingreso bruto de una hectárea dedicada a la cría de camarones oscila entre 5.000 y 15.000 dólares anuales.

Una vez cortados, los manglares tardan más de 100 años en recuperarse totalmente y todos los beneficios del ecosistema se pierden, declaró José Delgado, titular del Comité Ecológico Costero, un grupo ambiental basado en la provincia de Guayas.

"El agua residual de las granjas también contamina el área circundante con antibióticos y otras sustancias químicas usadas para combatir las plagas que frecuentemente afectan a los estanques densamente poblados con camarones", dijo.

La Cámara Nacional de Acuicultura, una poderosa asociación industrial y comercial del camarón con sede en la ciudad costera de Guayaquil, argumenta que las granjas emplean a 200.000 trabajadores en este país.

Sin embargo, Góngora afirmó que eso no es nada comparado con los beneficios que antes se obtenían con los manglares. "Unas 10 familias pueden vivir en una hectárea cenagosa de manglar, mientras una hectárea con cría de camarones emplea sólo a cuatro personas".

"Sin posibilidades de mantenerse, mucha gente se trasladó a las ciudades donde el problema del desempleo es muy grave. Muchos caen en el crimen, las drogas y la prostitución para sobrevivir", añadió.

Cerca de 56 por ciento de los camarones procedentes de las granjas ecuatorianas son exportados a Estados Unidos, en tanto 31 por ciento se envía a Europa y 12 por ciento a Japón, según Acción Ecológica, un grupo ambiental con sede en Quito.

"La gente de otros países no sabe el impacto que provoca en Ecuador cuando consumen camarones de las granjas instaladas a costa de los manglares", dijo Elmer López, un activista de Greenpeace Internacional, que participó de la protesta en Muisne.

Para peor, se prevé que el consumo de camarones aumentará en los países industrializados en los próximos años debido al incremento demográfico.

En Estados Unidos, por ejemplo, el consumo de camarones se duplicó en la última década a casi 500 millones de kilogramos por año, lo cual lo convirtió en uno de los más populares frutos de mar en el país, según el instituto Worldwatch de Washington.

Si bien la destrucción de los manglares está prohibida por una ley federal, FUNDECOL asegura que el gobierno no hace nada para impedirla.

Góngora dijo que la organización envió más de 100 notas de queja contra granjas ilegales en Esmeraldas. Ahora, cuando FUNDECOL descubre una instalación ilegal, rompe el muro de barro antes de que el estanque funcione.

"Entonces, si el daño no es muy serio, tratamos de replantar los manglares", indicó Marcelo Cotera, que actúa como presidente de la organización.

Uno de los mayores obstáculos para proteger el ambiente de las granjas de camarones, según Yolanda Kakabadse, ministra del Ambiente, es un sistema judicial abrumado de trabajo que no otorga prioridad a la preservación de los manglares.

"Las áreas con manglares fueron considerados terrenos inútiles y se creyó que el establecimiento de las granjas de camarones era una forma de valorizarlos", explicó la ministra, quien firmó un decreto presidencial la semana pasada prohibiendo el desarrollo de nuevos cultivos.

Las granjas ilegales fueron sancionadas con multas ínfimas, si es que las recibían, añadió. Dado que la cría de camarones es tan rentable, las multas no sirven como medio de disuasión para evitar el corte de manglares.

El sistema judicial ignora "el valor del ecosistema de los manglares", dijo la ministra a IPS.

Kakabadse trabaja en un programa de educación ambiental financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo para la gente que trabaja en el sistema judicial de la costa ecuatoriana.

Kakabadse opinó que la tarea del gobierno no es actuar como policía costera, sino brindar a las comunidades locales el poder de vigilar la proliferación ilegal de granjas de camarones.

"El tradicional esquema de control estatal no es un buen sistema porque carece de recursos y apenas nos damos vuelta las granjas ilegales reaparecen", dijo.

La ministra comprobó tambien preocupación por el ambiente en los granjeros que están comenzando a valorizar el ecosistema de los manglares que protege sus cultivos manteniendo el agua limpia y los escuda de tormentas.(FIN/IPS/tra-en/dk/mk/ego/aq/en-if/99

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