AMBIENTE: Contaminación deteriora agua potable en Panamá

La calidad del agua en Panamá, que hasta hace 10 años era símbolo de orgullo en este país, sufre un fuerte deterioro debido al desordenado crecimiento urbano e industrial, la deforestación y la contaminación de las fuentes.

Expertos independientes, de la comisión del canal de Panamá y del estatal Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) aseguraron que el país se quedará sin agua potable antes del 2010 si no se adoptan medidas urgentes.

El investigador Stanley Heckadon indicó que la cuenca hidrográfica del canal de Panamá, de donde se extrae el agua para los 1,2 millones de habitantes de la región metropolitana, "está llena de basureros clandestinos" creados por las industrias y los asentamientos urbanos no planificados existentes en el lugar.

La población de la cuenca del canal, que en 1950 era de 20.000 habitantes, asciende actualmente a alrededor de 200.000.

Las 130 industrias, entre ellas dos grandes empresas cementeras que arrojan millares de toneladas de polvo a la astmósfera, y criaderos de cerdos y gallinas que vierten desechos no tratados hacia las fuentes de agua de la cuenca del canal, también contribuyen a la contaminación del área, dijo Heckadon.

La deforestación alcanza a 80 por ciento de las 343.675 hectáreas de bosques naturales existentes en la cuenca canalera a principios del siglo, sobre todo en el nacimiento de los principales ríos tributarios de la misma, como el Chagres.

Una de las primeras consecuencias de la eliminación de la cubierta boscosa es que los lagos que almacenan agua para consumo humano y para las operaciones del canal, como el Alajuela, han perdido hasta cinco por ciento de su capacidad de embalse por la sedimentación.

De los lagos Alajuela y Miraflores se extraen los casi 800.000 millones de litros de agua potable que procesa y distribuye diariamente el Idaan en la región metropolitana.

El 23 por ciento de los bosques que todavía se mantienen intactos dentro de la cuenca están intervenidos por actividades humanas, indicó Luis Alvarado, director de cuencas de la Comisión Administradora del Canal.

Alvarado dijo que durante los 85 años de administración estadounidense del canal, las autoridades de la vía interoceánica sólo tuvieron control sobre cinco por ciento de la cuenca hidrográfica, lo que dificultó la preservación de los bosques.

Esa situación va a cambiar a partir del 31 de diciembre, cuando Estados Unidos entregue el canal a la jurisdicción de Panamá – según lo establecido en los tratados canaleros de 1977- y entre en vigor una ley nacional que transfiere el control de toda la cuenca a la futura administración del canal.

Las operaciones del canal consumen unos 200 millones de litros de agua dulce por cada uno de los 38 barcos que cruzan diariamente las esclusas que permiten el tránsito de dichas naves entre los océanos Atlántico y Pacífico.

El régimen de lluvias también se ha visto alterado en las últimas décadas por la deforestación y los bruscos cambios climáticos que ocurren en la región, como el fenómeno de El Niño.

En la década del 80, el promedio de lluvias alcanzó 1.739 milímetros anuales, pero para principios de la década actual había bajado a alrededor de 1.550 milímetros, según registros oficiales.

La directora del Idaan, Elida Díaz, señaló que además de los problemas de contaminación de las fuentes de agua, el organismo necesita renovar sus lineas de conducción y resolver "el grave problema de morosidad" de sus usuarios, que llega a 15 millones de dólares.

Otro grave problema es el tema del tratamiento de aguas servidas en la región metropolitana, sobre todo en la capital, donde existen 21 tubos emisores de aguas cloacales y cinco ríos urbanos que descargan en las orillas de la bahía de Panamá, la cual se ha convertido "en una gran cloaca", según Heckadon.

"Si el gobierno no atiende el tema de las aguas servidas, las aguas del país se pueden contaminar y dejarnos a todos sin fuentes de agua potable antes del 2010", advirtió Díaz.

El sociólogo Raúl Leis, director del no gubernamental Centro de Estudios y Acción Social, propuso iniciar "un intenso programa de mitigación ambiental que detenga y luego reduzca la contaminación creciente de las aguas, de común acuerdo con las empresas y las comunidades".

Un sistema de monitoreo, normas para controlar la calidad de las aguas y una información "adecuada y veraz sobre el estado de la población y los recursos naturales de la cuenca" son, según Leis, una necesidad imprescindible para resolver el problema.

"Es un trabajo para todos que requiere de la sensibilidad de las empresas y las comunidades (radicadas en la cuenca), y la acción eficaz del gobierno en todos sus componentes para mejorar el agua que todos tenemos que beber", subrayo Leis. (FIN/IPS/sh/ag/en/99

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