AMERICA CENTRAL: La tragedia del huracán Mitch sigue viva

Hace hoy un año, América Central amaneció con el cielo despejado después de nueve días y noches de lluvia. Había pasado lo peor del huracán Mitch. Pero el drama todavía persiste en la agricultura y en los campamentos de refugiados, y la ayuda se pierde en un mar de burocracia.

Las secuelas de la peor catástrofe natural de América Central en toda su historia se manifiestan en el empobrecimiento de la población hondureña, la más afectada, y en las cifras macroeconómicas.

Los huracanes de este año profundizaron la tragedia, que se agrava por la deforestación descontrolada y del deterioro de los recursos naturales causado por las necesidades de una población mayoritariamente pobre y sin acceso a recursos básicos como la energía eléctrica y el agua potable.

Enfermedades como leptospirosis, dengue hemorrágico, dengue clásico y malaria se propagaron por estos países tras el paso del huracán Mitch, entre el 24 de octubre y el 2 de noviembre de 1998, y su incidencia continúa en El Salvador, Honduras y Nicaragua tras las últimas lluvias e inundaciones.

El Mitch, que dejó a su paso 10.000 muertos, 12.000 desaparecidos y 6.000 millones de dólares en pérdidas económicas, determinó el desarrollo de mecanismos de prevención, señalaron autoridades centroamericanas.

Así lo manifestó hace una semana, por ejemplo, el presidente de El Salvador, Francisco Flores, quien dijo que América Central ha alcanzado un manejo científico de las crisis y se ha avanzado significativamente en el desarrollo de sistemas de alerta y reacción ante desastres naturales.

Pero los damnificados del huracán no están de acuerdo. Protestan porque consideran que el gobierno salvadoreño no ha adoptado medidas de prevención para futuros desastres, como la construcción de drenajes y bordes o muros de contención en las riberas de los ríos.

Flores respondió que en estos casos se debe reubicar a las familias en zonas más seguras. En Honduras, los damnificados afirman que su situación no ha variado significativamente en el último año y que se encuentran tal y como los dejó el huracán.

Unos 6.000 hondureños permanecen en albergues temporales y sobreviven con la comida que les da el Programa Mundial de Alimentos. Aún esperan una asistencia mayor, que no llega tampoco a quienes regresaron a sus lugares de origen.

Lo mismo sucede en Nicaragua, donde el Mitch arrasó tierras y cosechas y los campesinos sobreviven casi de milagro y dejan oir la misma queja: el gobierno no los ayuda.

Según Néstor Avendaño y Oscar Vargas, dos economistas nicaragüenses que fueron entrevistados por el diario La Nación, de Costa Rica, en ocasión del primer aniversario del paso del Mitch, el dinero de la ayuda se diluye entre la burocracia y la corrupción.

Avendaño y Vargas aseguraron que, de cada dólar de ayuda, 70 centavos se quedan en la burocracia y los 30 restantes se pierden en corrupción e ineficiencia.

En total, Nicaragua recibió 27 millones de dólares de asistencia inmediata y obtuvo la moratoria de 67 por ciento de su deuda bilateral, que debía pagar entre 1997 y 2001.

La destrucción causada por el huracán se deja sentir también en las estadísticas macroeconómicas de Honduras, cuya actividad económica se debilitó en el primer semestre de 1999 debido a secuelas del Mitch, de acuerdo con un diagnóstico de la empresa Consejeros Económicos y Financieros S.A (Cefsa).

La recesión está acompañada en Honduras de un lento desembolso de los recursos de cooperación externa para el programa de reconstrucción y se traducirá este año en una caída de 2,5 por ciento de la actividad y de 5,6 por ciento del producto por habitante, según cree Cefesa.

También se prevé una reducción de 375 millones de dólares de las exportaciones, debido a menores ventas de café y banano, dos productos seriamente afectados por el huracán. Honduras exportó en 1998 por valor de 2.000 millones de dólares.

En Nicaragua, en cambio, las expectativas de ayuda y las remesas familiares parecen haber contribuido a mantener buenas cifras macroeconómicas, aunque no han mejorado los ingresos de la población.

Los expertos sostienen que la producción agrícola de Nicaragua aún se resiente de los efectos del huracán. Pero las reservas internacionales aumentaron en virtud de préstamos de organismos multilaterales y de donaciones, remesas familiares e inversiones.

Los nicaragüenses esperan al menos 2.500 millones de dólares de ayuda en los próximos cuatro años, de los cuales 1.300 serían destinados al programa de reconstrucción, destacó Cefesa.

Nicaragua logrará mantener el crecimiento de 4,5 que registró en los cinco años previos, una tasa mucho mayor que la de sus vecinos, predijo la misma empresa. (FIN/IPS/mso/ff/dv/99

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