CHILE: Caída del Muro de Berlín marcó inicio del caso Honecker

La caída del Muro de Berlín, hace 10 años, repercutió fuertemente en Chile, que fue última residencia, a partir de enero de 1993, del líder de la República Democrática Alemana (RDA) Erich Honecker.

El "caso Honecker" fue uno de los episodios diplomáticos más complejos que enfrentó el gobierno de transición democrática de Patricio Aylwin (1990-1994) y generó duras controversias en los partidos políticos y en las organizaciones de derechos humanos.

Pero nadie sospechaba ni podía prever en 1993 que la odisea del ex gobernante de la desaparecida RDA crearía un precedente internacional aplicable hoy a quien fuera uno de sus mayores enemigos, el ex dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990).

Honecker llegó a Santiago el 14 de enero de 1993 para reunirse con su esposa Margot y su hija Sonia. Venía aquejado de un cáncer terminal que le provocó la muerte en la capital chilena 16 meses después, el 29 de mayo de 1994.

La acogida que la RDA dio a unos 50.000 exiliados tras el golpe de Estado de Pinochet del 11 de septiembre de 1973 hizo de Chile una caja de resonancia de los acontecimientos que se desataron con la caída del Muro de Berlín en 1989.

Altos dirigentes de los partidos Comunista (PC) y Socialista (PS) mantienen hasta hoy una deuda de gratitud con la RDA y la figura de Honecker y criticaron en su momento a Aylwin, demandándole mayor solidaridad con el depuesto gobernante.

Pero otro sector importante de ex exiliados en la RDA, integrado sobre todo por intelectuales, cultivó allí una visión crítica del llamado "socialismo real" que derivó en disidencias en el PC y en disputas ideológicas en el PS.

El escritor Carlos Cerda, un ex líder juvenil del PC, partido en el que militó hasta 1980, recogió en una de sus novelas más celebradas, "Morir en Berlín" (1993), la traumática experiencia del exilio chileno en la RDA.

La aplastante burocracia del socialismo alemán, los sistemas estatales de control y espionaje del exilio, las imposiciones jerárquicas, "nos provocaron un paulatino desapego de lo que habíamos considerado el sueño socialista", dijo Cerda al diario La Tercera de Santiago.

El escritor chileno coincide con el premio Nobel de Literatura 1999, el novelista alemán Günter Grass, en que la caída del Muro de Berlín no derivó en la reunificación germana, sino en la anexión de la RDA por la República Federal Alemana.

Honecker fue durante 18 años primer secretario del Partido Socialista Unificado (Comunista) de la RDA, hasta su destitución el 17 de octubre de 1989, 23 días antes de la apertura de fronteras que derribó al Muro levantado en 1961.

El 3 de abril de 1990, y luego de un arresto temporal, el ex líder de la RDA se refugió en el hospital de la base soviética de Beelitz, situada entre Berlín y Leipzig, desde la cual fue trasladado a Moscú el 13 de marzo de 1991.

El gobierno de Alemania, reunificada el 3 de octubre de 1990, solicitó en septiembre de 1991 la detención de Honecker a las autoridades de una entonces caótica Unión Soviética, que a su vez se desmembraría el 8 de diciembre de ese mismo año.

El 11 de diciembre, Erich y Margot Honecker ingresaron a la embajada de Chile en Moscú, donde fueron protegidos por el entonces jefe de la misión, Clodomiro Almeyda, un líder histórico del PS que vivió un largo exilio en la Alemania oriental.

El depuesto gobernante comunista permaneció en la embajada de Chile hasta el 29 de julio, cuando fue sacado por agentes policiales rusos. Estos lo entregaron a las autoridades alemanas, que lo internaron en la cárcel de Moabit.

El gobierno de Aylwin fue acusado por sectores de izquierda de facilitar el arresto de Honecker, ya que nunca concedió asilo político al ex líder germano oriental, sino que se limitó a mantenerlo como "huésped" en la embajada.

El 12 de noviembre comenzó el juicio en Moabit contra Honecker, considerado culpable del asesinato de alemanes que intentaron cruzar el Muro hacia el sector occidental y fueron ultimados por guardias fronterizos.

El fallo de culpabilidad fue emitido el 12 de enero de 1993 por la Corte de Berlín, que de inmediato invocó razones humanitarias para poner en libertad a Honecker, quien sufría de un cáncer terminal al hígado.

Dos días después, el ex líder de la desaparecida RDA llegó a Santiago, donde fue recibido por dirigentes históricos del PS y del PC, encabezados por Almeyda y por la actual candidata presidencial comunista, Gladys Marín.

Llegó como un ciudadano común, con pasaporte alemán, y pasó sus últimos 16 meses de vida en un apacible conjunto habitacional del municipio de La Reina, junto a su esposa e hija. Al fallecer, el 29 de mayo de 1994, tenía 82 años.

La liberación de Honecker por razones humanitarias es uno de los precedentes que esgrimen quienes buscan un trato similar para Pinochet, arrestado en Londres el 16 de octubre de 1998 y sometido desde hace un mes a un proceso de extradición a España.

Organizaciones humanitarias advierten que si se trata de invocar el caso Honecker, la clemencia para Pinochet sólo sería aplicable una vez que culmine, con la respectiva sentencia, un proceso en su contra por crímenes contra los derechos humanos, en España o en otro país. (FIN/IPS/ggr/ff/ip hd/99

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