JAPON: Se precisan trabajadores extranjeros calificados

Japón abrirá sus puertas, aunque no demasiado, a los trabajadores extranjeros para evitar que el rápido envejecimiento de la población provoque escasez de mano de obra.

"Japón necesita aceptar más trabajadores extranjeros hasta cierto punto", señaló Taichi Sakaiya, director general de la Agencia de Planeamiento Económico (APE), que realiza una campaña para flexibilizar las normas sobre mano de obra extranjera como parte de las recomendaciones para el nuevo plan económico de 10 años.

La reducción de la natalidad, situada actualmente en 1,3 hijos por mujer, reducirá los fondos nacionales de pensión y obligará a las empresas japonesas a reducir la producción debido a la falta de trabajadores, advirtió la APE.

Tras alcanzar un pico de 128 millones de habitantes en el 2007, la población japonesa comenzará a reducirse por primera vez en la historia, según estudios demográficos.

Para el 2010, Japón precisará una natalidad de 2,08 por ciento para mantener estable su población.

Si la actual tendencia se mantiene, los japoneses mayores de 65 años constituirán 22 por ciento de los habitantes para el 2010 y la población nacional caerá 20 por ciento para el 2050, advirtió el Ministerio de Salud y Bienestar Social.

Sakaiya, quien encabeza un panel que asesora al primer ministro Keizo Obuchi sobre el tema, predijo que en 10 años, el trabajador promedio tendrá entre 50 y 70 años, una situación que restringirá severamente el desarrollo económico nacional.

El programa que impulsa Sakaiya permite actualmente la concesión de visas a largo plazo para trabajadores especializados que deseen trabajar en Japón.

Los extranjeros contratados por empresas japonesas como investigadores, ingenieros, técnicos en computación y otras profesiones, recomendados por funcionarios de alto nivel, pueden obtener visas de hasta tres años, en lugar de la habitual de seis meses.

Pero el programa no cubre a los obreros no calificados, aunque se estima que hay unos 270.000 de ellos trabajando ilegalmente en Japón. El tema es causa de debate entre organismos gubernamentales.

"Las fábricas y las granjas son las más perjudicadas por la falta de trabajadores, pero el gobierno sigue negándose a reconocer a este sector y a mejorar sus condiciones, lo cual demuestra que la desconfianza hacia los extranjeros aún existe", declaró Katsuo Yoshinori, de la Sociedad para la Amistad del Pueblo Asiático.

La Sociedad está constituida por trabajadores de toda Asia, abogados y activistas de los derechos humanos japoneses.

Los habitantes extranjeros de Japón suman 1,5 millones, de los cuales 280.000, el doble que hace una década, trabajan como profesionales, según datos del Ministerio de Justicia.

La repentina decisión de flexibilizar la arraigada política de protección contra el influjo de trabajadores extranjeros se debe a la imperiosa necesidad de Japón de mantener su influencia económica.

Un estudio de la APE sobre 3.000 empresas descubrió una creciente necesidad de expertos en computación extranjeros, dado que no hay suficientes japoneses para ocupar esos cargos.

El gobierno estimó que las oportunidades de comercio electrónico de este país crecerán a 66.000 millones de dólares en el siglo XXI, lo que provocará la necesidad de más de 300.000 ingenieros en computación, una situación a la que Japón no podrá hacer frente.

Go No, un ciudadano chino que lidera una empresa que recluta expertos en computación chinos, afirmó estar bombardeado por los pedidos de compañías japonesas.

"No puedo hacer frente a los pedidos", manifestó en una entrevista con medios japoneses, y agregó que "las empresas de Japón buscan especialmente técnicos jóvenes en programas de computación".

La firma de Go creció en tres años de tres a 184 empleados, y sus ingresos llegaron a 500 millones de yenes el año pasado.

Pese al cambio de actitud del gobierno, Japón precisa legislar mejores programas de asentamiento para extranjeros si realmente desea hacerles creer que son bienvenidos en este país, señalan observadores.

Una necesidad imperiosa es la de permitir que los trabajadores especializados obtengan la residencia permanente en Japón, como ocurre en Estados Unidos y Canadá.

"Muchos chinos prefieren irse a Occidente, que les ofrece más seguridad para construir un futuro mediante la residencia permanente", comentó Go.

El Ministerio de Justicia ofrece la residencia permanente o la ciudadanía legal a los descendientes de japoneses que abandonaron este país en busca de mejor fortuna otras partes de Asia, América Latina o Estados Unidos.

Durante la burbuja económica de los años 80, las empresas japonesas aprovecharon la nueva ley para repatriar a miles de japoneses de segunda o tercera generación en el exterior para trabajar en fábricas.

Yoshinori señaló que Japón debe resolver el problema de los obreros ilegales no especializados para demostrar al mundo que los extranjeros pueden trabajar en este país.

"Los extranjeros encuentran trabajo en Japón porque los japoneses no están dispuesto a tomar esos empleos. Tienen tanto derecho como los trabajadores calificados, porque también sustentan las industrias y la economía japonesa", explicó. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/mlm/lb/99

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