/AMPLIACION/ BRASIL: Derrame de petróleo fue superior al estimado

El presidente de la empresa brasileña Petrobrás, Henri Phillipe Reichstul, admitió hoy que el volumen de petróleo industrial derramado en la bahía de Guanabara, frente a Río de Janeiro, fue de 1.292.000 litros.

Ese fue el resultado de una investigación de la misma empresa estatal responsable del accidente, que había estimado en 500.000 litros la cantidad de petróleo que escapó de un oleoducto dañado.

Las autoridades ambientales locales sostenían que el volumen sería de 800.000 a un millón de litros. Se trata del mayor derrame de petróleo desde 1975 en la bahía de Guanabara, que afecta el turismo y la pesca y a animales y a ecosistemas vitales.

El desastre ambiental fue provocado por la rotura, el martes, de un oleoducto que transporta petróleo industrial desde la refinería Duque de Caxías a un depósito de derivados en la Isla d'Agua, en la bahía.

Los efectos ambientales se agravaron porque el viento extendió la mancha de contaminación a unos 50 kilómetros cuadrados, alcanzando los manglares de Guapimirim, un Area de Protección ambiental en el fondo de la bahía considerada el principal vivero de la fauna acuática local.

Hasta 10 años serán necesarios para recuperar los ecosistemas afectados, lamentan los biólogos. En muchos casos "los daños son irreparables", según el secretario Estadual de Medio Ambiente, André Correa.

Los manglares aportan dos tercios de la alimentación de los peces y son una cuna donde se reproducen los crustáceos y muchos animales esenciales a la cadena de vida marina, explicó el biólgo Mario Moscatelli, responsable de esos ecosistemas.

La bahía de Guanabara tiene 412 kilómetros cuadrados y en sus alrededores viven los nueve millones de habitantes de la Región Metropolitana de Río de Janeiro. La refinería está cerca de la orilla.

El desastre dejó sin fuentes de ingresos a los 600 pescadores del area contaminada. Su abogado, George Telles, dijo que cobrará de Petrobrás una indemnización de 7,3 millones de dólares por las pérdidas de embarcaciones y equipos, además de una remuneración mensual por el tiempo de inactividad forzada.

El turismo es otro sector afectado. La isla de Paquetá, un paraíso sin automóviles en el centro de la bahía, quedó sin los 30.000 visitantes que esperaba este fin de semana prolongado, por el feriado local del jueves. Sus playas quedaron cubiertas de petróleo.

Más de 700 personas, entre técnicos de Petrobrás y funcionarios de los gobiernos estadual y municipales, además de voluntarios, tratan de limpiar las playas, evitar la dispersión y recolectar el petróleo derramado.

Las autoridades ambientales convocaron a estudiantes de biología a sumarse al trabajo de salvar animales, especialmente aves, que están muriendo contaminados y por la pérdida de sus fuentes de alimentación.

El ministro de Medio Ambiente, José Sarney Filho, observó este viernes desde un helicóptero la extensión de la mancha petrolera y confirmó que se aplicará a Petrobrás una "sanción ejemplar". La multa puede ser la máxima prevista en la Ley de Delitos Ambientales: 28 millones de dólares.

Este accidente es similar a otro ocurrido en marzo de 1997 en el mismo oleoducto, cuando se derramaron 600.000 litros de combustible destinado al uso industrial, recordó el presidente del Sindicato de Petroleros de Duque de Caxías, Nilton Cesario.

Las instalaciones de la refinería Duque de Caxías son antiguas – tienen 40 años- y deben ser sometidas a reparaciones y reformas que aseguren su seguridad, especialmente porque en sus cercanías se implantará un polo industrial que aumentará los riesgos, advirtió el sindicalista.

El presidente de Petrobrás, Reichstul, aseguró que el ducto averiado tiene sólo 10 años y una vida útil de 30. Pero asumió la "total responsabilidad" de la empresa en el accidente y prometió indemnizar a todos los afectados.

La bahía de Guanabara, una de las maravillas naturales que hacen de Río de Janeiro el principal centro turístico del país, es víctima de constante agresión ambiental. El actual derrame petrolero sólo es inferior al provocado por el navío griego Tarik en 1975, de 5,8 millones de litros.

Cantidades menores son frecuentemente derramadas en el puerto internacional o por los oleoductos de Petrobrás.

Además, la bahía recibe el agua servida de millones de habitantes cercanos. Un proyecto de descontaminación está en marcha desde la década pasada y ya consumió centenares de millones de dólares, en gran parte con financiación del Banco Interamericano de Desarrollo.

"Todo ese esfuerzo se perdió con este accidente", lamentó el gobernador del estado de Río de Janeiro, Anthony Garotinho, para exigir de Petrobrás un fuerte aporte de recursos para recuperar el ambiente dañado. (FIN/IPS/mo/ag/en/00

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