CAMBIO CLIMATICO: Negociaciones a paso de tortuga

Los delegados de 170 países reunidos en La Haya para llevar a la práctica la reducción de emisiones de gases invernadero están lejos de llegar a un acuerdo después de la primera de dos semanas de negociaciones.

«Al gobierno holandés le queda cada vez más claro que subestimó la labor necesaria para llegar a un acuerdo» en la sexta conferencia de las partes (COP-6) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, dijo Roger Higman, de la organización ecologista Amigos de la Tierra.

La COP-6 es presidida por el ministro de Ambiente holandés, Jan Pronck, y concluirá el día 24 en la capital de Holanda. La primera conferencia de las partes (COP-1) fue celebrada en Berlín en abril de 1995. Le siguieron reuniones en Ginebra, Kyoto, Buenos Aires y Bonn.

Pronck redactó un documento acerca de las decisiones políticas que se deben adoptar en La Haya. El mismo ya tuvo dos modificaciones y será sometido a una tercera este fin de semana.

El documento proporcionará la base para las negociaciones de los ministros, que comienzan el domingo. El objetivo es llegar a un acuerdo que aclare la mayor cantidad de cuestiones técnicas posibles.

Representantes de la Unión Europea expresaron su inquietud por la lentitud con que se resuelven las cuestiones técnicas, lo cual impediría que los ministros tuvieran una agenda política lista para este domingo.

Algunos de los puntos sin resolver derivados del Protocolo de Kyoto (1997), por el cual los países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases invernadero, son las reglas para el Mecanismo de Desarrollo Limpio y sus sistemas de implementación conjunta y venta de emisiones.

Los gases invernadero son generados principalmente por la quema de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo y causan el recalentamiento de la atmósfera terrestre, que provoca trastornos climáticos y desastres naturales.

Igual de importantes son las reglas para que los distintos países obtengan créditos por la creación de «sumideros (plantaciones de árboles y tierras agrícolas que absorben el dióxido de carbono, el principal gas invernadero), un régimen que controle el acatamiento del acuerdo y métodos para medir las emisiones y su reducción.

Algunos puntos fundamentales relacionados con la Convención Marco son la transferencia de tecnología, la ayuda financiera y la situación de los países en desarrollo especialmente vulnerables al cambio climático o a las consecuencias económicas de reducción de las emisiones por parte de los países industrializados.

La Convención y el Protocolo de Kyoto acordaron una estrategia mundial para el cambio climático, dijo el secretario ejecutivo de la Convención, Michael Zammit Cutajar.

Este régimen jurídico internacional promueve la cooperación financiera y técnica para que los países adopten políticas y tecnologías que no dañen el ambiente. También fija fechas para que los países industrializados reduzcan las emisiones.

Pero el Protocolo de Kyoto, que autoriza los mecanismos para reducir las emisiones, es breve y ambiguo y delega en las negociaciones de las conferencias de partes, como la actual en La Haya, la decisión de cómo se deben aplicar.

Sin embargo, la mayoría de los gobiernos aún no ratificaron el Protocolo, lo cual significa que aún no se cumplió el objetivo de reducir en cinco por ciento para el período 2008-2012 las emisiones de los países industrializados en comparación con 1990.

El Protocolo sólo entrará en vigor cuando lo ratifiquen al menos 55 de los países que firmaron la Convención Marco, incluso los países industrializados que representan al menos 55 por ciento del dióxido de carbono emitido en 1990.

Sólo 30 países, todos ellos en vías de desarrollo, ratificaron el Protocolo de Kyoto hasta el momento.

Muchos gobiernos esperan hasta que se decida cómo funcionará el Protocolo en la práctica antes de ratificarlo.

«La reunión de La Haya debe decidir estos detalles y asegurar que conduzca a medidas que sean económicamente eficientes y ambientalmente creíbles. También debe fortalecer la efectividad de las muchas actividades que tienen lugar bajo la Convención», dijo Zammit Cutajar.

«Salvo que los gobiernos de los países industrializados tomen las decisiones que conduzcan a recortes reales y significativos en las emisiones y a un mayor apoyo de los países en desarrollo, la acción mundial sobre el cambio climático perderá el ímpetu», advirtió Zammit Cutajar.

Agregó que el éxito de la COP-6 quedará de manifiesto con la puesta en vigor del Protocolo de Kyoto, con suerte para el 2002, 10 años después de la adopción de la Convención en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro,

«Los científicos están cada vez más convencidos de que estamos experimentando los efectos del recalentamiento planetario, por lo que debemos asegurarnos de que la próxima década produzca avances reales a la hora de reducir las emisiones y llevar el crecimiento económico a vías que no dañen el ambiente», declaró.

Pero los países industrializados temen que la rápida transición a una economía de emisiones reducidas tenga consecuencias adversas para la economía, incluso para los países en desarrollo.(FIN/IPS/tra-en/jrc/sm/aq/en/00

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