COLOMBIA: Floro Tunubalá, un indígena al poder

La asunción el 1 de enero de Floro Alberto Tunubalá, de la comunidad guambiana, como nuevo gobernador del departamento de Cauca, en el sur de Colombia, permitirá a los indígenas comenzar a cobrar una histórica deuda en este país.

Tunubalá, también conocido como Taita (papá) Floro, de 45 años, educador, asesor de la asamblea que elaboró la nueva Constitución en 1991 y ex senador por el Movimiento de Autoridades Indígenas (MAI), tiene previsto cumplir con dos actos de posesión.

Uno de ellos se desarrollará en la vieja casa de estilo colonial de Popayán, capital de Cauca, donde sesiona la asamblea legislativa departamental, como obliga el antiguo y riguroso protocolo de una ciudad en la que abundan las recoletas y los conventos.

Luego de esta ceremonia se realizará un acto popular y abierto en la plaza Caldas, donde se espera que Taita Floro hable en español y en guambiano, comunidad de unas 18.000 personas que el 29 de octubre recibió su triunfo con el clásico «¡namuy, misak kusuguaran!» (el pueblo guambiano está contento).

Tunubalá concurrirá a esa cita vestido con el «anaco», traje típico de su etnia compuesto de una tira ancha tejida, atada a la cintura a manera de falda, poncho corto y sombrero negro.

La victoria de este dirigente indígena fue el hecho más significativo de los comicios realizados en octubre para elegir legisladores, alcaldes de 1.069 municipios, gobernadores y otras autoridades de 32 departamentos.

Tunubalá es el gobernador «insobornable que esa región necesita para romper la tenaza clientelista, abrirle campo a la paz, prevenir un estallido social de grandes proporciones y navegar las aguas turbulentas que traerá el Plan Colombia», de lucha antidrogas, comentó el analista Hernando Gómez Buendía.

En vísperas de las elecciones, varios de sus competidores políticos comentaron, en tono despectivo, que el «el indio Floro no pasaría de los 40.000 votos».

Sin embargo, Taita Floro, como respetuosamente le llaman en su comunidad, obtuvo 148.183 adhesiones, 16.159 más que su opositor inmediato, César Córdoba, candidato único de los tradicionales partidos Liberal y Conservador.

A esos grupos políticos se les atribuye la responsabilidad de la grave crisis económica que afronta el departamento, con un déficit fiscal estimado por el antropólogo y politólogo Darío Jaramillo en unos 90 millones de dólares.

Aunque Tunubalá es miembro de una comunidad indígena de fuerte raíces rurales, fue elegido por un electorado que reside en su mayoría en las ciudades.

Tunubalá ganó en Popayán, Santander de Quilichao y en Puerto Tejada, tres de los cuatro principales centros urbanos del Cauca.

Jaramillo precisó a IPS que Cauca «es un departamento muy tradicional y aristocrático en el que los indígenas siempre fueron relegados, pese a ser la zona de mayor concentración de población aborigen de Colombia».

El experto entiende que buena parte del éxito se debe «también al proceso de organización de los indígenas y campesinos, que hoy ya tienen un reconocimiento nacional».

Comentó, además, que el gobierno de Cauca que asume este lunes tendrá por delante «un periodo de grandes expectativas por una nueva forma de hacer política».

En 1971 se creó el Concejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), luego surgió el MAI y a fines de la década del 80 se conformó el Comité de Integración del Macizo Colombiano, en una importante área hidrográfica del país, que en 1999 lideró un paro de 26 días que bloqueó la carretera Panamericana y aisló la región.

Fue esa protesta popular la que puso en conocimiento de todo el país la ebullición social existente en Cauca, donde a la ancestral exclusión étnica se sumó la presencia de la guerrilla izquierdista, de paramilitares de derecha y de narcotraficantes.

Los enfrentamientos entre grupos irregulares y el ejército y masacres atribuidas a los paramilitares dejaron un promedio de 7 muertos diarios en el norte del departamento en la semana previa a la asunción de Tunubalá como gobernador, según portavoces de la Iglesia Católica y la prensa local.

El recrudecimiento de la violencia motivó el abandono de sus hogares de unos 4.000 indígenas y afrocolombianos, que se desplazaron a Santander de Quilichao y a Popayán.

Como un anticipo de lo que será su administración, Tunubalá convocó a un amplio frente de sindicatos y organizaciones de la sociedad civil para suscribir un pronunciamiento conjunto contra la violencia.

También hay expectativas por lo que el nuevo gobernador logre en cuanto a la valoración económica y ambiental de los recursos de su departamento.

Uno de los proyectos en estudio propone una negociación multilateral para que la comunidad internacional le reconozca a Cauca el aporte que hace a la humanidad en agua y oxígeno.

Aunque la crisis fiscal le dejará poco margen de maniobra, es probable que en este frente obtenga buenos resultados, dadas las relaciones de vieja data del dirigente indígena con organizaciones no gubernamentales europeas.

Tunubalá realizó una gira por Europa, donde se reunió con una delegación de la Asamblea Nacional de Francia, entre otras cosas.

También se estudia una intervención suya en el Congreso de Estados Unidos, que contaría con el aval del presidente Andrés Pastrana, para explicar la experiencia de la comunidad guambiana en la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos.

Jaramillo señaló que «ese es uno de los proyectos centrales» que impulsará Tunubalá, cuyo resultado es «incierto, pese a que cuenta con el respaldo de las comunidades y la actitud positiva del gobierno nacional».

Las expectativas se suman a tres días de asumir por lo que pueda lograr Taita Floro, el segundo hijo de una familia de nueve hermanos (cuatro hombres y cinco mujeres), que muchos consideran el heredero de una tradición de lucha que inició hace casi un siglo el indígena paes Manuel Quintín Lame, también de Cauca.

Lame luchó contra el llamado «terraje», práctica generalizada en Cauca que consistía en que un hacendado le arrendaba una parcela de tierra a indígenas para sus cultivos de subsistencia y éste, a cambio, debía trabajar hasta cuatro días a la semana para el dueño de la hacienda.

Aunque ahora las cosas han cambiado en la zona, todavía quedan muchos rezagos de esas especie de relaciones feudales, particularmente en Cauca.

La Controlaría General de la República estima que la propiedad indígena en Colombia pasó de 9,2 millones de hectáreas en 1985 a 31,7 millones en 1996, a través de la titulación de resguardos. (FIN/IPS/mig/dm/ip/00

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