SALUD-AUSTRALIA: Discriminación de aborígenes tiene alto costo

El presupuesto de salud para los nativos de Australia es ahora mucho más generoso que hace unos años, pero no alcanza para curar la miríada de enfermedades causadas por siglos de abusos y negligencia, según activistas y expertos.

El gobierno federal debe reconsiderar gran parte de sus políticas sobre salud y otros problemas referidas a los aborígenes e isleños del Estrecho de Torres si realmente quiere verlos tan saludables como el resto de la población, exhortaron.

Las organizaciones indígenas realizan esfuerzos para que los gobiernos estaduales cambien sus políticas y mejoren la situación sanitaria, y en algunos casos intentan coordinar servicios de salud en sus comunidades.

Uno de los grupos activos es la Asociación Jawoyn, en el Territorio Septentrional. Su coordinadora sanitaria, Irene Fisher, explicó que el Departamento de Salud del territorio se lleva 50 por ciento de los fondos destinados a la salud.

"Por eso pensamos que es mejor librarnos de los intermediarios, así tenemos más dinero para servicios. Lo mismo se aplica a la vivienda", agregó.

Para la salud de los aborígenes australianos, cada centavo cuenta. Fran Baum, presidenta nacional de la Alianza de Salud Pública, destacó que "los aborígenes australianos mueren 20 años antes que los no indígenas. Se trata de una población que está traumatizada por el despojo".

Baum y Fisher asisten esta semana a la Asamblea de la Salud de los Pueblo, que está deliberando en Bangladesh. La reunión, que está centrada en iniciativas sanitarias de grupos de base, atrajo a más de 1.000 activistas y operadores de organizaciones no gubernamentales (ONG) de 90 países.

Según Baum, Australia tiene mucho que aprender de otros países, especialmente cuando se trata de poblaciones indígenas. "Australia no ha hecho muchos progresos en el área de la salud como otros países, por ejemplo, Canadá y Estados Unidos", señaló.

"Los aborígenes son una espina en la conciencia del país", agregó.

Antes que los primeros europeos desembarcaran sobre el continente australiano a fines del siglo XVIII, lo habitaban unos 300.000 nativos. Actualmente, combinados con los isleños del Estrecho de Torres, suman 386.000 o dos por ciento de toda la población australiana, de 19 millones.

Según los historiadores, los aborígenes australianos fueron tratados como animales por los colonos blancos que se apoderaron de sus tierras y prácticamente los exterminaron en algunas áreas.

Hasta mediados del siglo pasado, los indígenas apenas tenían acceso a servicios básicos y recién en 1967 gozaron de plenos derechos como ciudadanos.

En los últimos años, el gobierno federal ha tratado de rectificar las injusticias perpetradas contra los aborígenes.

"Desde el período 1996-1997, los gastos del gobierno en la salud de los aborígenes aumentaron en términos reales en más de 50 por ciento", aseguró el senador John Herron, ministro de la Commonwealth para Asuntos Aborígenes y de la Isla del Estrecho de Torres.

Para el año fiscal 2000, la Oficina de Servicios de Salud de Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres dispondrá de 200 millones de dólares australianos (105 millones de dólares estadounidenses). Canberra prometió un aumento de 100 millones de dólares para gastos de salud en cuatro años.

No es cierto que se hayan invertido toneladas de dinero infructuosamente en la salud de los nativos, aseguró Gustav Nossal, titular del Consejo para la Reconciliación Aborigen.

El gobierno gasta el equivalente a 57 centavos de dólar en salud por aborigen en comparación con 53 centavos para el resto de los australianos, pero como las condiciones de salud de los indígenas son tres veces peores, esa diferencia de ocho por ciento es poca o nula si se trata de una comunidad remota, señaló Nossal.

Fisher observó que la remota ubicación de muchas comunidades aborígenes demostró ser un riesgo para la salud debido a que la atención médica se encuentra a horas de distancia. Agregó que en esas comunidades se registra una alta mortalidad.

Los expertos atribuyen la salud precaria de los aborígenes a su desventaja socioeconómica.

Según la Comisión para los Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres (ATSIC), la tasa de desempleo entre los nativos australianos asciende a 26 por ciento, comparado con ocho de la población corriente. Sus ingresos equivalen también a dos tercios del promedio australiano.

Cifras de ATSIC demuestran además que 6,2 por ciento de los hogares aborígenes incluyen a más de una familia, frente a 1,1 por ciento del resto de los australianos.

Como están las cosas, los aborígenes australianos tienen tres veces más probabilidades de morir durante en los primeros cinco años de vida que el resto de la población, según un estudio realizado hace pocos meses.

El estudio tambien indicó que la mitad de la población indígena morirá antes de cumplir 50 años de edad, y que las principales causas de muerte son las enfermedades respiratorias y circulatorias, diabetes, cáncer y heridas.

Olga Havnen, de la Fundación Hollows, una ONG humanitaria, advirtió que si no se atienden las necesidades de vivienda e infraestructura, agua potable y alimentos, las condiciones de salud no mejorarán en esas comunidades.

No obstante, otros piensan que fue una buena noticia el aumento de centros de salud controlados por las comunidades aborígenes. Según el último censo, ya hay 122 en toda Australia.

"Para que las condiciones de nuestra gente mejoren, la salud debe estar en manos de los indígenas", afirmó Pat Anderson, secretaria ejecutiva de los Servicios Médicos Aborígenes de la Alianza del Territorio Septentrional.

"Hasta que nuestro derecho a manejar servicios de salud propios sea reconocido como principio y apoyado en la práctica por el gobierno, nuestra salud no mejorará", previno. (FIN/IPS/tra- en/bb/ccb/ego/mlm/he-dv/00

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