AMBIENTE: Plan petrolero en reserva de Alaska divide a nativos

Aborígenes del extremo septentrional de América del Norte discrepan acerca de un plan para extraer petróleo y gas de la Reserva Natural Artica Nacional de Estados Unidos, situada en el estado noroccidental estadounidense de Alaska.

Se oponen al proyecto indígenas de la etnnia gwich'in, de unos 7.000 integrantes, quienes viven a ambos lados de la frontera ártica entre Canadá y Estados Unidos. En cambio, están a favor de la iniciativa indígenas de la etnia inopiaq, de Alaska.

Los ambientalistas prevén que el presidente electo de Estados Unidos, George W. Bush, aprobará el proyecto, que busca reducir la dependencia estadounidense de la importación de fuentes de energía, pero afectará a la Reserva, de 7,6 millones de hectáreas y ubicada al noreste de Alaska.

Ese territorio es muy rico en osos polares y pardos, alces almizcleros, caribúes y cientos de especies de aves.

Cálculos de la industria petrolera indicaron que es posible extraer del territorio de la reserva más de 16.000 millones de barriles de 159 litros, o sea un volumen equivalente a 30 años de importaciones estadounidenses de petróleo proveniente de Arabia Saudita.

Los esfuerzos de ambientalistas y gwich'in para que el Congreso desista del proyecto en Alaska enfrentan grandes presiones políticas y económicas de la industria petrolera, dijo a IPS Wilfred Firth, vicepresidente del consejo tribal gwich'in en el territorio canadiense de Yukón.

Los intereses de esa industria han ganado terreno en Washington tras la victoria de Bush, un ex petrolero.

Si se inician operaciones para extraer petróleo y gas del área de la Reserva, los opositores a la iniciativa realizarán acciones de desobediencia civil para bloquearlas, advirtió Firth.

«Escuché que (la organización ambientalista internacional) Greenpeace está haciendo planes», añadió.

Los gwich'in han vivido en la región casi 30.000 años, y dependen para su alimentación de la caza de caribúes de la variedad llamada puercoespín, que habitan en invierno (boreal) en Canadá, y migran para reproducirse en llanuras sobre el Mar de Beaufort, donde está la Reserva.

Se teme que el ruido de las perforaciones asuste a las hembras caribú y las haga abandonar a sus crías en forma prematura, o que los caribúes se desplacen a zonas montañosas en las cuales serían fácil presa de lobos y otros predadores.

«Queremos defender una forma de vida», dijo Norma Kassi, de la etnia gwich'in y ex legisladora de Yukón.

George Ahmaogak, de la etnia inupiaq y alcalde de una localidad en Alaska, sostuvo sin embargo que los críticos como Kassi y sus aliados ambientalistas tratan de perpetuar un estereotipo cinematográfico de «salvaje noble».

Ahamaogak piensa que el proyecto petrolero en la Reserva será beneficioso para los habitantes de la región, al generar actividad económica y empleos, y citó el antecedente de explotaciones «responsables» de gas y petrólero en la región de la bahía de Prudhoe, también en Alaska.

Las nuevas tecnologías extractivas hacen posible un acercamiento más respetuoso a la fauna local, incluyendo a las manadas de caribúes puercoespín, aseguró.

Poder Artico, un grupo de presión en favor de la iniciativa, con sede en Anchorage, al sur de Alaska, calculó que el proyecto en la Reserva crearía cientos de miles de empleos.

Bobbie Jean Greenland, una activista gwich'in canadiense, explicó que las diferencias entre aborígenes se deben a que su etnia es cazadora y los inupiaq son pescadores mar afuera.

La creación de empleo en el nuevo proyecto podrían ser sólo temporaria, y la explotación de recursos naturales en la región siempre ha causado impactos negativos, arguyó.

Elizabeth May, directora ejecutiva de la filial canadiense de la organización no gubernamental Sierra Club, dijo que «no se ha discutido en forma adecuada qué efecto tendría un nuevo gran proyecto petrolero en el ambiente del planeta».

El ministro canadiense de Ambiente, David Anderson, reiteró la fuerte oposición de su país a las perforaciones en la Reserva.

Los partidarios de la iniciativa en el Congreso estadounidense alegan que la oposición de Canadá busca defender la venta de gas y petróleo por parte de ese país a Estados Unidos, apuntó May.

Canadá podría tener éxito si demanda a Estados Unidos por «violar la buena vecindad, al aprobar un plan que puede causar derrames petroleros en un ecosistema fronterizo sensible», añadió.

En 1998, Estados Unidos acusó a Canadá de provocar contaminación en la Faja de Columbia Británica, cercana a la frontera entre los dos países, y ganó el juicio. (FIN/IPS/tra- eng/pw/da/ego/ag-mp/en if/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe