ITALIA: Cumbre del G-8 sigue adelante pese a clima de tensión

Los violentos disturbios continuaron hoy en Génova, en el norte de Italia, mientras se desarrollaba la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, sin que aún fuera sepultado un joven manifestante muerto el viernes por la policía.

Los enfrentamientos entre manifestantes antiglobalización y las fuerzas de seguridad se sucedieron este sábado, aunque con menor violencia que el primer día de reunión de los siete países más industrializados, a la que luego se sumó el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

El ambiente de la reunión del G-8, que finalizará este domingo, se cargó de tensión, miedo y preocupación, a la par de que la policía italiana siguió actuando con dureza extrema, incluso contra jóvenes que se expresan de manera pacífica.

En el marco de los nuevos incidentes resultaron heridos varios participantes de las protestas y miembros de seguridad y fueron incendiados dos bancos y numerosos automóviles.

Los gobernantes de Alemania, Estados Unidos, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón lamentaron la muerte de Carlo Giuliani, de 23 años, tras lo cual se encerraron en el hermoso y aislado palacio Ducal, encerrado por altas barreras y protegido por más de 20.000 efectivos.

Génova amaneció este sábado con las huellas que dejaron los incidentes, como pozas de sangre, vitrinas de negocios destruidas, autos incendiados y cartuchos de proyectiles de gases lacrimógenos y de balas disparadas por la policía.

Un informe oficial señala que suman unas 200 las personas heridas, aunque dirigentes de los manifestantes aseguraron que son muchos más, pues muchas de ellas se negaron a ser llevadas a hospitales por temor a ser arrestadas.

Tras una noche tranquila, en las primeras horas de la mañana de este sábado comenzaron los incidentes por parte de miembros del grupo Black Block, identificado como «extremista filoanárquico», los mismos que protagonizaron los enfrentamientos del viernes con las fuerzas de seguridad.

Los Black Block visten de negro y llevan el rostro cubierto para asegurarse el anonimato, y se presentan agrupados en pocas decenas de personas para insertarse en las protestas masivas.

El grupo se inspira en los movimientos de reclamo de autonomía en Alemania, en los años 80, y hoy están presentes en ese país, en España, Grecia y en Gran Bretaña.

Vittorio Agnoletto, portavoz del Foro Social de Génova, que reúne a más de 300 organizaciones de todo el mundo, acusó a la policía de haber permitido el ingreso a Italia de unos 400 integrantes de Black Block y de haber impedido, en cambio, la presencia en este país de movimientos pacifistas.

El Foro Social de Génova había convocado a una nueva marcha callejera para este sábado, de masas y pacífica, según dijo Agnoletto.

Unos 200.000 manifestantes contra la globalización participaron de esa marcha en Génova, la cual al comienzo fue reprimida por la policía con bombas de gases lacrimógenos, pese a que había sido autorizada.

Las expresiones de repudio se desarrollaron por toda Italia ante la muerte de Giuliani, a quien le disparó un policía que será sometido a proceso por homicidio voluntario.

Momentos de tensión entre las fuerzas de seguridad y manifestantes se registraron en varias ciudades de Italia, con fue el caso del popular y antiguo barrio del Trastevere, en Roma, a raíz de lo cual se debió desviar una parte del transporte público.

Como si fuera una guerra, Italia cuenta sus víctimas. Se informó de 180 heridos, la mayoría manifestantes y unos 40 policías, 22 de las cuales aún se encuentran internados,

El primer acuerdo concretado en la reunión de los países más poderosos del mundo fue la creación de un fondo internacional contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirido), por un monto de 1.200 millones de dólares.

El jefe del Gobierno de Italia, Silvio Berlusconi, comentó que este acuerdo significa «la primera respuesta concreta a este problema».

Sin embargo, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, señaló que el acuerdo era sólo «un buen inicio», y advirtió que «se debe hacer mucho más, pues se requieren 7.000 a 10.000 millones de dólares anuales» para atender la pandemia.

Por su parte, el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, destacó como un hecho histórico la reunión del viernes entre los líderes del G-7, al que luego se sumó Putin, con los gobernantes de Argelia, Bangladesh, El Salvador, Malí, Nigeria, Senegal y Sudáfrica.

El G-7, sin Rusia, destacó los progresos efectuados en la reducción de la deuda externa de los países más pobres, pero no decidió la anulación de la misma, como pretendían los países endeudados.

«Nosotros saludamos los progresos importantes realizados en favor de los países pobres muy endeudados», afirmó el grupo de países ricos en un comunicado oficial.

Sin embargo, el G-7 no cedió a los llamamientos de las organizaciones no gubernamentales y de los militantes contra la globalización de decidir una anulación pura y simple de la deuda o, al menos, una mayor reducción.

«Nos comprometemos a trabajar juntos para que los beneficios de la reducción de la deuda lleguen a los más pobres y vulnerables», indicó el comunicado.

La próxima cumbre del G-8, a realizarse en Canadá, discutirá un pacto entre los países más industrializados y Africa, anunció el primer ministro de Bélgica, Guy Verhofstadt, presidente en ejercicio de la Unión Europea.

«Es necesario que el G-8 adopte más iniciativas para ayudar a Africa», manifestó. (FIN/IPS/jp/dm/ip/01

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