ITALIA: Trágico saldo de manifestaciones contra el G-8

Un manifestante de 20 años murió hoy en esta ciudad del norte de Italia y 50 personas fueron hospitalizadas como consecuencia de los disturbios estallados en torno de la reunión del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo.

Una mujer y un policía se encuentran en grave estado, mientras que centenares de participantes en las protestas fueron detenidos.

Al caer la tarde, el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, y el primer ministro Silvio Berlusconi expresaron su dolor por el trágico saldo de los choques entre manifestantes y policías y pidieron que cese la violencia.

El principal partido de oposición, los Democráticos de Izquierda, exigió y obtuvo que el Ministro del Interior responda sobre lo ocurrido ante el parlamento.

«Esta muerte impone un luto y subraya la enorme distancia que existe entre nuestra discusión en el G-8 y lo que sucede afuera», comentó el presidente de la Unión Europea, Romano Prodi, ex primer ministro taliano.

La identidad y nacionalidad de la víctima, que cayó en la plaza Alimonda, aún no han sido establecidas, y tampoco se informó oficialmente la causa de su muerte. Según una versión, fue alcanzado en la cabeza por una bomba de gas lacrimógeno, aunque también se dijo que resultó baleado.

La violencia fue desencadenada por un centenar de manifestantes vestidos de negro, pasamontañas, pañuelo rojo, cascos y máscaras antigás, integrantes del grupo Black Block y procedentes del norte de Europa y de Suiza.

Los Black Blocks, identificados como «extremistas filoanárquicos» , rompieron a su paso vidrieras de negocios y bancos, volcaron automóviles, intentaron asaltar la cárcel de Marassi y lanzaron bombas incendiarias del tipo de los cócteles Molotov.

Por otra parte, el movimiento Tute bianche (monos blancos, por la ropa de trabajo que llevan) había anunciado el jueves su decisión de entrar pacíficamente en la llamada «zona roja», la zona de la ciudad que rodea al Palacio Ducal y que estaba acordonada por las fuerzas de seguridad.

Allí se reunieron este viernes los gobernantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón, a quienes más tarde se sumaría el presidente de Rusia, Vladmimir Putin. Junto a ellos se hallaban Prodi, el secretaro general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y los consejeros y asistentes de cada uno.

Las calles de acceso a la zona roja han sido cerradas por altas rejas de hierro custodiadas por la policía, que controla la identidad de los 30.000 residentes en la misma, los únicos autorizados a entrar y salir.

Los Black Blocks se habían repartido entre los cinco puntos de encuentro fijados por las organizaciones declaradamente no violentas para iniciar sus respectivas manifestaciones.

Poco después se separaron en pequeños grupos y comenzaron a arrojar piedras y bombas incendiarias contra la policía, que respondió con gases lacrimógenos y, según algunos testimonios, con disparos de armas de fuego.

La batalla se prolongó unas tres horas, mientras que las columnas pacíficas intentaban alejarse del lugar.

Los Tute Bianche, que agrupa a centros sociales del norte y sur de Italia, sin armas ni objetos agresivos, pero con escudos y protecciones de goma para defenderse, llevaron adelante su decisión de vulnerar la zona roja blindada.

Al caer la tarde, el centro de Génova estaba devastado, como resultado de los desórdenes más graves desde que el movimiento «globalifóbico» comenzara hacia fines de 1999 en Seattle, Estados Unidos, su estrategia de acoso de las reuniones de los representantes del actual orden económico internacional.

Los medios de comunicación italianos han afirmado que jamás presenciaron un despliegue de fuerzas como el que se organizó en Génova.

«Para el G-8 el balance es pésimo», declaró el director del noticiero del Canal 5 de televisión, propiedad de Berlusconi. «Para nada han servido medidas de seguridad tan pesadas y costosas», opinó.

Para el sacerdote Andrea Gallo, de Génova, «no es posible dialogar poniendo las rejas con las que decidieron protegerse los jefes de gobierno».

La actriz Franca Rame, esposa del premio Nobel de Literatura Darío Fo, calificó la red de protección de «muro de la vergüenza del G-8».

El parlamentario Ermete Realacci, presidente de Legambiente, la más importante organización ecologista italiana, consideró que «la opinión pública presta cada vez más atención a los temas de la mundialización».

Vittorio Agnoleto, portavoz del Foro Social de Génova, que nuclea a más de 800 organizaciones de todo el mundo, presentes en esta ciudad, pidió a los manifestantes que «interrumpan el asedio y aíslen a los grupos que nada tienen que ver con nuestro movimiento democrático».

Los gobernantes y sus respectivas delegaciones se alojan en suites preparadas en la «European Vision», la nave de pasajeros más grande y lujosa del mundo. Pero el presidente de Estados Unidos, George Bush, prefirió alojarse en la base militar que las fuerzas armadas de su país mantienen en Pisa. (FIN/IPS/db- rg/ff/ip/01

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