REFUGIADOS-AFGANISTAN: Pakistán en un aprieto

Syed Iftejar Hussain Shah, gobernador de la provincia de la Frontera Noroccidental de Pakistán, se indignó al descubrir que un funcionario había otorgado permiso a un grupo de refugiados afganos para permanecer en un campamento local más allá del 30 de junio.

Esa fecha era el límite para que unos 120.000 afganos que viven en el campamento de refugiados de Nasir Bagh, una localidad fronteriza con Afganistán cercana a Peshawar, evacuaran el sitio.

Iftejar había dicho claramente que no habría prórroga, y Fazal Karim, el administrador de distrito para los refugiados que permitió a los afganos quedarse, fue suspendido al día siguiente.

Según el acuerdo de Karim con una docena de representantes de los refugiados afganos de Nasir Bagh, éstos abandonarían el antiguo campamento antes del 1 de octubre.

«El acuerdo estaba sujeto a la aprobación del gobernador, pero éste se negó a confirmarlo», declaró Naeem Jan, comisionado para los refugiados afganos.

El campamento de Nasir Bagh, situado 10 kilómetros al noroeste de la ciudad, sobre unas 810 hectáreas, fue establecido a comienzos de los años 80, cuando millones de afganos huyeron de su país tras la invasión de la entonces Unión Soviética.

Con el transcurso de los años, las viviendas de barro reemplazaron a las tiendas, y ahora el campamento parece una aldea. Se trata del asentamiento de refugiados más grande y más densamente poblado de la provincia de la Frontera Noroccidental.

Hace algunos meses, los refugiados recibieron el aviso de que deberían evacuar el sitio para que las autoridades pudieran nivelarlo y construir allí un proyecto habitacional multimillonario, el complejo Regi Lalma.

Aunque Iftejar, el arquitecto de la actual política sobre refugiados afganos, está determinado a hacer cumplir el plazo original, vencido el 30 de junio, los refugiados de Nasir Bagh, encabezados por Zahir Jan Jabarjel, aseguraron que no se moverán.

Un funcionario advirtió que «el gobernador no está dispuesto a otorgarles ni un día más», y trascendió que Iftejar ya dio luz verde a la policía para lanzar una operación de evacuación.

El problema de Nasir Bagh refleja la impaciencia de las autoridades paquistaníes ante la continua y creciente llegada de afganos que huyen de la guerra y la sequía, sin que Islamabad reciba ayuda significativa ni atención de otros países.

Aunque la política de control del influjo de refugiados es aprobada por los residentes locales, que desean una reducción de la presencia de afganos, esa política se enfrentó con varios problemas.

Un plan del gobierno provincial para estudiar los casos de los refugiados no registrados, empezando por los campamentos de Jallozai y Nasir Bagh, no comenzó el 21 de junio, como estaba programado.

Islamabad cree que más de la mitad de los afganos que viven en los campamentos en realidad no son refugiados, sino que inmigraron por razones económicas.

Treinta equipos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Comisionariado de Refugiados Afganos fueron entrenados para realizar el estudio.

«El proceso está trabado porque ACNUR y el gobierno de Pakistán no pudieron resolver sus diferencias sobre algunas cláusulas que definen la condición de refugiado», explicó un funcionario del Comisionariado.

Una vez comenzado el proceso, miles de afganos residentes en la Provincia de la Frontera Noroccidental sin documentos válidos podrían ser repatriados. Aquellos que lo hagan voluntariamente serían enviados a zonas relativamente seguras de Afganistán, explicaron las autoridades.

«Ese país devastado por la guerra no podrá reconstruirse sin su población. Aunque sea difícil vivir allí, para recuperar a su país devastado los afganos deben hacer un sacrificio», arguyó un funcionario de gobierno que solicitó reserva.

Sin embargo, las condiciones de vida son cada vez peores en Afganistán, donde la expectativa de vida es de apenas 46 años, sólo 32 por ciento de la población es alfabeta, y 257 de cada 1.000 niños mueren antes de cumplir los cinco años.

Además, el gobernante grupo fundamentalista islámico Talibán, que tomó Kabul en septiembre de 1996, erradicó a las mujeres de la esfera pública y ejecuta o somete a crueles castigos a todo aquel que se oponga a su original interpretación del Corán. (FIN/IPS/tra- en/ny/js/mlm/pr-hd/01

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