AFGANISTAN-EEUU: Afganos se preparan para sufrir represalias

Residentes de la capital de Afganistán, Kabul, comenzaron a huir de la ciudad o a atrincherarse en las afueras por temor a represalias de Estados Unidos por los atentados terroristas del martes en Nueva York y Washington.

Funcionarios de inteligencia estadounidenses informaron que ya tienen identificados a casi todos los secuestradores suicidas de los aviones que se estrellaron contra las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y el Pentágono y de una cuarta nave que cayó en Pittsburgh, Pennsylvania.

Las sospechas se concentran sobre el extremista saudita Osama Bin Laden, como cerebro de la operación. Bin Laden, que ya era el hombre más buscado por los servicios de seguridad de Estados Unidos, vive en Afganistán, protegido por el gobernante movimiento fundamentalista islámico Talibán.

En las listas de pasajeros de los aviones secuestrados se encontraron los nombres de presuntos terroristas vinculados con Bin Laden, y se interceptaron mensajes de cómplices del líder extremista diciendo que habían alcanzado dos blancos, según informes de inteligencia brindados a senadores estadounidenses.

Bin Laden, un multimillonario que se autoconsidera militante de una guerra santa, es acusado de los ataques con bombas en 1998 contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania, que mataron a 224 personas.

Algunas medidas diplomáticas de Estados Unidos parecen confirmar los preparativos para acciones militares contra objetivos en Afganistán.

Ahora, los afganos saben que ellos deberán pagar por la protección de su gobierno a Bin Laden y se preguntan en qué momento misiles Tomahawk u otras armas más devastadoras impactarán en su territorio.

Aunque no se sabe con certeza cuántos ciudadanos árabes viven en Afganistán, casi todos ellos abandonaron la capital Kabul, según residentes.

También trascendió que muchos afganos árabes (militantes musulmanes no nacidos en Afganistán) evacuaron sus bases en otras partes del país.

Afganistán es utilizado como base de entrenamiento por numerosos radicales islámicos de Medio Oriente, Filipinas, Asia central y China, y por eso Estados Unidos lo describe como una «escuela de terrorismo».

Inmediatamente después de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono, el embajador de Talibán en Pakistán, Mulla Abdul Salam Zaeef, condenó los actos y negó cualquier participación de Bin Laden en ellos.

Luego dijo que su gobierno podría considerar la entrega de Bin Laden si Estados Unidos ofrece pruebas concretas contra él, y agregó que el uso de la fuerza de Estados Unidos contra Afganistán sería injusto.

«No tenemos miedo a esos ataques», declaró Zaeef.

Por su parte, Bin Laden felicitó a los autores del ataque contra Estados Unidos, pero afirmó que no tuvo participación en la organización de los atentados.

Como en todo el mundo, el público afgano en general se conmovió al ver la magnitud de la devastación causada por los atentados suicidas.

El líder del Frente Nacional Islámico de Afganistán, Pir Sayed Ahmed Gilani, expresó profunda tristeza por la trágica pérdida de vidas y condenó el incidente. «Nosotros también lo consideramos un acto de guerra», declaró.

Sin embargo, algunos líderes islámicos se refirieron a las políticas «irracionales» de Estados Unidos hacia la comunidad musulmana en general y Medio Oriente en particular.

Un miembro del partido radical paquistaní Jamaat-e-Islami condenó los ataques pero criticó a Estados Unidos por sus políticas «antimusulmanas».

Bakht Razik, líder del grupo religioso Jamiat Ulema-e-Islam, consideró que el ataque fue «una advertencia a la nación estadounidense por crear problemas a otras».

Razik exhortó a los estadounidenses a presionar a su gobierno para que detenga las políticas hostiles contra los musulmanes en general y los palestinos en particular.

Maulana Samiul Haq, director del seminario religioso Akora Khattak y presidente del Consejo de Defensa de Afganistán, expresó temor a que Estados Unidos utilice los atentados como pretexto para atacar a su país.

Así mismo, pidió al gobierno de Pakistán que no permita a Estados Unidos utilizar su territorio para perpetrar ataques contra Afganistán.

Pakistán ofreció «plena cooperación» a Washington en la búsqueda de los culpables de los atentados, pese a ser uno de los únicos tres países que reconocen a los talibanes como el gobierno legítimo de Afganistán y el estado donde se formaron esos guerrilleros islámicos.

El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, condenó al terrorismo y prometió colaboración a la comunidad internacional para erradicarlo.

Sin embargo, no está claro hasta qué punto llegaría Islamabad para ayudar a cazar a los terroristas. La principal duda es si permitirá la utilización de su suelo y espacio aéreo para atacar los supuestos escondites de Bin Laden en Afganistán.

«El pueblo de Pakistán no tolerará el uso de su territorio contra Afganistán», aseguró Maulana, estrechamente vinculado con los talibanes.

Aun antes de que Estados Unidos pudiera establecer un vínculo entre los últimos atentados y Bin Laden, la mayoría de los afganos residentes en Pakistán creían que una lluvia de bombas y misiles caería tarde o temprano sobre Afganistán.

Los estadounidenses «atacarán Afganistán tarde o temprano y estoy seguro de que esta vez será devastador», presagió Musa Khan, un comerciante de alfombras afgano residente en Shoba Chowk, Peshawar.

Washington ya atacó a Afganistán con misiles crucero en 1998 en represalia por los ataques contra sus embajadas en Kenia y Tanzania, en agosto de ese año.

Como medida de precaución, Pakistán puso en alta alerta a todas sus tropas regulares y paramilitares estacionadas a lo largo de la frontera con Afganistán, ante posibles ataques de Estados Unidos.

Mientras, la Organización de las Naciones Unidas y unas 70 organizaciones humanitarias occidentales retiraron a su personal en Afganistán, que comenzó a cruzar hacia Pakistán el miércoles.

Los afganos viven en guerra civil desde hace veinte años y padecen hambruna debido a graves sequías. Ahora, sin la ayuda humanitaria, la población civil queda librada a su propia suerte.

«El pueblo afgano está sufriendo debido al choque de intereses de varios países», afirmó un periodista afgano residente en Peshawar.

«Los árabes, incluido Osama bin Laden, fueron arrastrados al conflicto por Estados Unidos y sus secuaces cuando ellos les servían a sus intereses nacionales», afirmó el periodista, en referencia al apoyo de Washington a los radicales islámicos de Afganistán para expulsar a los invasores soviéticos en los años 80.

«Una vez que el trabajo estuvo hecho, los árabes fueron abandonados, y ahora casi gobiernan Afganistán. Una vez más, ese país sufrirá profundas heridas por las acciones de otros», lamentó. (FIN/IPS/tra-en/ny/ral/mlm/ip/01

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