El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, abandonó las políticas de mercado adoptadas en 1991 e impuso el control gubernamental de precios para combatir la inflación y favorecer el poder de compra de la empobrecida población.
«Hemos decidido reintroducir los controles de precios y aquellas empresas que quieran retener productos o cerrar que lo hagan. Nosotros tomaremos las riendas de toda empresa que cierre», advirtió Mugabe este lunes en el funeral de un héroe de la guerra de la independencia del país.
«Reorganizaremos (esas empresas) con los trabajadores y al menos podrá comenzar a funcionar el socialismo que deseábamos», agregó.
Los «bienes» de todo inversor que se vaya del país «pertenecen al pueblo» de Zimbabwe, y «aquellos cansados de hacer negocios» en el país «pueden hacer sus bolsos y marcharse», indicó Mugabe.
Representantes del sector privado amenazaron con paralizar el mercado si no se retiraba el control de precios, dispuesto la semana pasada. El gobierno promulgó el viernes la ley que regula los precios de los artículos básicos.
Mugabe, de ideología socialista, dijo que de ahora en más el gobierno intervendrá para determinar los precios de los productos básicos, que subieron hasta 300 por ciento en algunos casos desde principios de este año.
«El gobierno está sumamente preocupado sobre el caos de los precios en la industria y el comercio. No queremos tener que librar otra lucha formidable, esta vez en el frente industrial», dijo Mugabe, en referencia a la guerra que condujo a la independencia de Zimbabwe en 1980.
Mugabe, de 77 años, suspendió la aplicación de las reformas económicas aconsejadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que según su gobierno, provocaron el descontrol de la inflación y la caída de los ingresos, en su nivel más bajo desde 1980.
El gobierno de izquierda de Mugabe adoptó un plan de liberalización económica en 1990.
«Liberalizamos nuestro sistema (económico) con la esperanza de que el empresario…reconozca que él no es el único en el sistema. Por más desequilibrios que tenga nuestra economía, no deben ni pueden justificar una situación en que los precios cambien a toda hora», advirtió Mugabe.
El presidente culpó a fabricantes e industriales por el incremento de precios.
«Que no nos digan que debemos dejar el sistema económico al libre albedrío de fabricantes, cultivadores y otros sin intervención del gobierno», dijo Mugabe.
«Le hemos dado una oportunidad a este libre aledrío y ustedes han visto cómo han intervenido otros mediante fuerzas económicas internacionales en nuestro perjuicio», aseguró este lunes en Harare.
Mugabe acusa a Gran Bretaña de estar detrás de los problemas económicos de Zimbabwe.
«El gobierno británico interfiere con nuestro sistema de importación. Convencen a los proveedores que nos impongan sanciones, incluso interceptan nuestros barcos y pretenden desviarlos», sostuvo Mugabe.
Las relaciones entre Gran Bretaña y Zimbabwe se deterioraron desde que veteranos negros de la guerra de independencia, con el apoyo del partido gobernante ZANU-PF, comenzaron a ocupar granjas de propiedad de la minoría blanca el año pasado para redistribuir sus tierras entre miles de familias negras desposeídas.
«Queremos que las empresas reciban un tratamiento justo y hemos elaborado con ellas los márgenes de ganancias que consideramos justificados en nuestras circunstancias», indicó Mugabe.
Analistas advierten que los controles de precios impuestos por el gobierno seguramente perjudicarán a los mismos consumidores que la medida busca proteger.
«La preocupación del gobierno sobre los efectos del incremento de los precios es comprensible. La inflación anual ha subido del 55,2 por ciento a fines del año pasado a una máxima histórica de 76,1 por ciento (en agosto de este año) y se calcula que seguirá en aumento para fines de año», dijeron Rashid Mudala y Danny Masaiti, analistas financieros de Harare.
«No hay duda de que la creciente inflación empuja a cada vez más familias a la pobreza. No obstante, los controles de precios no son la respuesta al problema inflacionario de Zimbabwe», advirtieron.
«No hay pruebas de que los mercados de los productos básicos no sean competitivos, lo cual puede utilizarse como argumento para el control de precios», señalaron.
«Las acusaciones de ganancias excesivas de parte de los fabricantes no se han confirmado. Al parecer el mercado sigue competitivo y los precios se determinan por las fuerzas del mercado», aseguraron.
«Los controles de precios no se justifican, salvo por el hecho de que los productos básicos están fuera del alcance de la mayoría. Poco después de que se aplican los controles los productos básicos tienden a desaparecer rápidamente de las tiendas y se crea un mercado negro», agregaron.
Desde que se aplicaron los controles la semana pasada desapareció el pan en la mayoría de los supermercados ya que los panaderos no están dispuestos a vender su producto a precios inferiores al costo de producción.
«La mayoría de las compañías que produzcan productos a precios controlados enfrentarán graves problemas de viabilidad y podrían ser obligadas a cerrar. Los controles también afectarán la producción de trigo, maíz, girasol y leche, y, por ende, la reducción de su mano de obra».
Mudala y Masaita recomendaron al gobierno que se dedique mejor a resolver las causas subyacentes del incremento de los precios.
El principal partido opositor, el Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), sostuvo que la decisión del gobierno de reintroducir los controles de precios es «una prueba clara de que los problemas de bienestar de los zimbabwenses se manejan en forma improvisada y que la economía se dirige como un casino».
«El gobierno debe subsidiar el azúcar, la sal, el pan, el aceite de cocina, la carne y el jabón, entre otros productos básicos, para brindar alivio a corto plazo al pueblo», sostuvo el MDC.
«Es una solución a corto plazo justa y realista, que protegerá al consumidor y a la vez permitirá la existencia de los productos básicos en supermercados y tiendas», declaró el partido este lunes. (FIN/IPS/tra-en/lm/mn/aq/if/01
