SALUD-AUSTRALIA: Se dispara mortalidad materna

La mortalidad materna crece en Australia a raíz de factores evitables, como la práctica excesiva de cesáreas, omisiones y diagnósticos equivocados, reveló un estudio de dos organismos estatales.

Si bien sólo se registraron 100 muertes maternas en el periodo 1994-1996, éstas marcan una inversión de la tendencia de los 15 años anteriores, y constituyen un aumento significativo con relación a las 27 muertes maternas registradas en el trienio anterior (1991-1993), señalaron los autores del estudio.

De esas 100 muertes, 64 fueron directamente relacionadas con el embarazo, y muchas se debieron a factores evitables, sostiene la investigación del Instituto Australiano de Salud y Bienestar y del Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica.

Las «muertes maternas directas» son aquellas que resultan de complicaciones obstétricas del embarazo, el parto y el puerperio, — el periodo inmediato posterior al nacimiento— a causa de operaciones, omisiones, tratamientos incorrectos y una cadena de hechos desencadenados por esos tres factores.

De acuerdo a los investigadores, las causas más comunes de muertes maternas directas en el periodo estudiado fueron coágulos sanguíneos en los pulmones e infiltración de líquido amniótico en los vasos sanguíneos, dos complicaciones asociadas al procedimiento quirúrgico de la cesárea.

Otras causas de muertes maternas fueron aumento de la presión arterial, embarazo ectópico (fuera del útero), infecciones o envenenamiento de la sangre, aborto y rotura del útero.

Sin considerar la condición de la población indígena, la mortalidad materna en Australia es comparable a la de países desarrollados como Canadá, Japón, Nueva Zelanda y Estados Unidos.

Pero a partir de la divulgación del estudio, los especialistas reclaman una urgente revisión de los programas y servicios de atención materno-infantil.

El estudio es el décimo primero de una serie trienal iniciada en 1964, y el primero que incluye datos verificables como información de certificados de defunción de la Oficina Australiana de Estadísticas y de varios hospitales nacionales.

Las investigaciones anteriores se basaban únicamente en estudios de casos presentados voluntariamente por médicos.

El informe, considerado «centinela» de la atención obstétrica y de maternidad, señala un aumento de factores de riesgo evitables en las muertes maternas.

En efecto, muchas de las muertes pudieron haberse evitado mediante un mejor tratamiento, estimó la Comisión Asesora de Mortalidad y Morbilidad Materna, tras revisar el estudio.

Se «prueba la importancia de la vigilancia en la atención clínica, la información regular de estadísticas confiables y la revisión cuidadosa de los casos de mujeres que mueren trágicamente» antes, durante o después del parto, explicó el profesor Lesley Barclay, de la Universidad Tecnológica de Sydney.

Algunos observadores afirman que las futuras madres quedan expuestas a riesgos innecesarios porque no dan a luz en partos naturales.

El aumento de las cesáreas es un problema cada vez mayor en el mundo, que obedece a varias razones, entre ellas la baja tolerancia de la madre al dolor y la preferencia del médico por un procedimiento rápido.

«El parto natural es más seguro para la madre y el bebé, mientras las cesáreas aumentan los riesgos y sólo deberían hacerse si la madre o el feto corren más peligro que con el nacimiento vaginal», señaló Barclay.

Al aumentar la cantidad de cesáreas, «habrá un pequeño número de personas que morirán a causa de las complicaciones quirúrgicas. Países como Gran Bretaña están tomando medidas para abatir la frecuencia de las cesáreas», explicó el especialista.

La Asociación Médica Australiana asegura que por el aumento de demandas multimillonarias contra los especialistas, cayó en 50 por ciento la cantidad de médicos que optan por la obstetricia y la ginecología.

Este fenómeno sólo puede conducir a mayores costos y más riesgos relacionados con el nacimiento, en un país donde las mujeres embarazadas y las madres reciben una atención médica cada vez más deficiente.

Resulta revelador que en el trienio 1994-96, 10 muertes maternas fueran causadas por infecciones.

Uno de esos casos fue el de una mujer de 32 años que tenía síntomas de gripe e ingresó al hospital con un trabajo de parto anticipado. Luego que su hijo naciera muerto, se le recetó un medicamento antifebril, paracetamol, y se le dio el alta. Un día después murió de septicemia, o infección generalizada.

Otras muertes maternas fueron consecuencia de diagnósticos incorrectos o exámenes inadecuados. Una mujer de 19 años tenía una pierna hinchada después del parto. Se la sometió a un examen de ultrasonido, que no reveló problemas.

Tres semanas después murió de un ataque cardíaco causado por una trombosis, a su vez generada por el embarazo.

Otra madre en periodo de amamantamiento ignoraba que estaba nuevamente embarazada. En el hospital le aseguraron que sus fuertes dolores abdominales se debían a un virus estomacal, y la enviaron de vuelta a su casa, donde murió esa noche por una hemorragia causada por un embarazo implantado fuera del útero. (FIN/IPS/tra-en/nb/ccb/lp-dc/he/02

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