CUBA-VENEZUELA: Petróleo amistoso también genera deudas

Cuba negocia el pago de una deuda a Venezuela para recuperar embarques de petróleo que fueron suspendidos en abril, en ocasión del fallido golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez.

Normas internas de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) impiden reanudar los embarques hasta que se llegue a un acuerdo financiero en torno de ”una mora” de La Habana, dijo a IPS la encargada de negocios de la embajada venezolana en Cuba, Olga Fonseca.

Según Fonseca, ”no hay suspensión ni revisión” del Acuerdo Petrolero de Caracas, firmado a fines de 2000, que asegura a Cuba el abastecimiento en condiciones preferenciales de 53.000 barriles diarios de crudo venezolano, un tercio de las importaciones nacionales.

La mora de Cuba asciende a 100 millones de dólares, dijo a IPS en Caracas un responsable de Pdvsa que solicitó reserva de su identidad. Si La Habana amortiza su deuda, la dirección de la empresa ”podría reanudar prontamente” el suministro a Cupet, la empresa petrolera cubana, agregó el informante.

El acuerdo bilateral establece que 80 por ciento del crudo venezolano es pagado por Cuba a precios de mercado y a los 90 días posteriores a la entrega. La mora corresponde a esa parte de la factura.

El plazo de pago para el 20 por ciento restante es de 15 años, con dos de gracia, a un dos por ciento de interés anual, términos considerados muy blandos.

Una de las primeras medidas anunciadas por la dirección que mantuvo las riendas de Pdvsa mientras Chávez fue alejado del poder, del 12 al 14 de abril, fue la suspensión de los embarques petroleros hacia Cuba.

”Y ahora, una buena noticia: no vamos a enviar un solo barril de petróleo más a Cuba”, dijo en esa ocasión el entonces director de Refinación, Suministro y Comercialización de Pdvsa, Edgar Paredes, durante una asamblea de empleados de la compañía enfrentados con Chávez.

Luego de la restitución de Chávez, el ministro de Energía y Minas venezolano Alvaro Silva Calderón ratificó que el país continuaría cumpliendo todos sus compromisos internacionales en materia petrolera, incluido el acuerdo con Cuba.

Pero a Cuba ”no ha llegado petróleo” venezolano desde el golpe de Estado y ”hemos tenido que importar desde otros países”, dijo, sin añadir mayores detalles, el ministro de Industria Básica cubano Marcos Portal, uno de los funcionarios a cargo del sector energético.

Una huelga de empleados y gerentes de Pdvsa, que acusaban a Chávez de manejar la empresa como ”un ministerio más”, había encendido la mecha de las protestas masivas que rodearon el golpe de Estado el 12 de abril.

Pero el mandatario recuperó el poder el 14 de abril gracias a la presión de sus simpatizantes, que se lanzaron a las calles, y luego de que unidades militares clave se rehusaron obedecer al presidente de facto Pedro Carmona y a la cúpula castrense golpista.

Una de las primeras medidas de Chávez tras la restauración institucional fue la renovación de la directiva de Pdvsa, como señal a los gerentes y técnicos de que prevalecerían en la empresa los criterios profesionales y comerciales en lugar de los políticos, en procura de los mayores rendimientos posibles.

El gobierno y la nueva directiva de Pdvsa, encabezada por el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Alí Rodríguez, aseguraron el mantenimiento del acuerdo de abastecimiento a Cuba.

Ese convenio incluye como forma de pago la prestación de servicios en Venezuela de médicos, entrenadores deportivos y técnicos azucareros cubanos.

Opositores de Venezuela consideran que el acuerdo refleja los intentos de Chávez de ”cubanizar” el país, y trazan paralelismos entre la Revolución Cubana triunfante en 1959, de carácter socialista, y la Revolución Bolivariana iniciada con la investidura del actual presidente venezolano en 1999.

Castro y Chávez se profesan gran amistad personal, desde que se conocieron personalmente en La Habana en 1994, poco después de que el entonces teniente coronel venezolano purgó dos años de cárcel por conducir en 1992 un intento de golpe de Estado. Ambos se han manifestado en público su recíproca admiración.

La suspensión del suministro petrolero venezolano a Cuba no refleja un alejamiento político, sino que traduce los nuevos lineamientos de Pdvsa para mantenerse como una corporación conducida bajo criterios comerciales, según fuentes de la empresa.

El alto funcionario de Pdvsa dijo a IPS que, con ese criterio, se suspendió el despacho de crudo a Cuba, pero no el de productos derivados vendidos a la isla a través de intermediarios, el mecanismo utilizado para la venta de crudo antes del Acuerdo Petrolero de Caracas.

Alí Rodríguez defendió el acuerdo como una relación comercial mutuamente beneficiosa, pues Cuba compraba antes ese volumen de crudo a través de intermediarios, lo cual encarecía el producto.

”Ahora, La Habana tiene un beneficio porque quedaron fuera esos intermediarios”, mientras Venezuela ganó ”un mercado importante”, dijo el nuevo conductor de Pdvsa en declaraciones destacadas por la prensa oficialista cubana.

La interrupción de los embarques habría obligado a las autoridades cubanas a comprar crudo nuevamente a través de intermediarios, a precios 15 por ciento mayores que los que paga a Venezuela.

Cuba espera producir este año unos 3,3 millones toneladas de petróleo y 600.000 de gas natural asociado. Las necesidades de consumo han sido calculadas en nueve millones de toneladas.

Pero las autoridades esperan que la situación afecte lo menos posible a los 11,2 millones de habitantes, que con la llegada del verano (julio-agosto) aumentan el consumo de energía eléctrica.

La próxima renovación tecnológica de la central termoléctrica de Matanzas, a 101 kilómetros de la Habana, permitirá a partir de mediados de este año que 90 por ciento de la generación cubana de electricidad se cubra con crudo nacional, que es más liviano que el venezolano.

Eso ”nos da mucha seguridad”, sostuvo el ministro Portal. ”Sin esa posibilidad, la situacion financiera en el segundo semestre del año sería un poquito más difícil”, sostuvo.

La factura petrolera es fuente de los mayores dolores de cabeza financieros de Cuba, que en 2001 gastó 1.000 millones de dólares sólo por el combustible consumido por las centrales termoeléctricas.

En las últimas semanas, se intensificó una campaña oficial en procura de incentivar en las familias el ahorro de energía, al tiempo que nuevas restricciones en las empresas estatales intentan reducir el consumo en 10 por ciento.

”La luz que ahorramos en una casa, es la luz que damos a otra… Ahorrar es también hacer Revolución”, indica un texto leído en los últimos días en pequeños actos barriales en La Habana.

El documento lleva el sello de los Comités de Defensa de la Revolución, organización progubernamental que agrupa a vecinos de los distintos barrios y localidades, y recuerda que el país gasta un millón de dólares diarios en la generación de energía eléctrica. (FIN/IPS/pg-jz/mj/en if/02

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