CUBA: Visita de Carter da oxígeno a oposición

La visita del ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter a Cuba permitió a la fragmentada oposición ampliar sus posibilidades de movimiento, aunque algunos de sus dirigentes manifiestan escepticismo respecto del real alcance de la incipiente apertura.

Carter se reunió este jueves, penúltimo día de su estancia en la isla de régimen socialista, con alrededor de 20 representantes de la disidencia que actúa sin estatus legal en el país.

Al parecer en busca de neutralidad, el encuentro se concretó en la residencia de Luis Gómez Echeverri, coordinador residente en La Habana de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y entre los asistentes se encontraban Vladimiro Roca y su esposa Magaly de Armas.

Roca fue puesto en libertad el día 5, dos meses antes de cumplir una condena de cinco años de cárcel acusado de sedición.

El dirigentes opositor encabezó el llamado Grupo de los Cuatro, los cuales fueron arrestados en 1997 luego de firmar en julio de ese año un documento llamado La Patria es de Todos, en el que pedían reformas políticas y llamaban a la abstención electoral, entre otros planeos.

A la cita con Carter, presidente de Estados Unidos entre 1977 y 1981, también acudieron los otros miembros del Grupo de los Cuatro, Félix Bonne, Martha Beatriz Roque y René Gómez, quienes habían sido excarcelados paulatinamente antes de cumplirse la totalidad de sus respectivas sentencias.

Además se encontraban presentes el presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez, y el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, Oswaldo Payá.

El visitante se había reunido con Sánchez y Payá el lunes por la mañana, en lo que fue el primer contacto con opositores tras su llegada a Cuba.

Según constataron periodistas acreditados que siguieron la entrevista a pocos metros de la residencia, Carter prefirió conversar con pequeños grupos de cuatro o cinco personas, que fueron abandonando el lugar a medida que concluían sus entrevistas.

El ex presidente estadounidense se comprometió ante sus interlocutores a guardar discreción sobre los asuntos tratados, en espera al parecer de la conferencia de prensa que concederá este viernes, pocas horas antes de abandonar la isla.

Sin embargo, Roque, una de las primeras en abandonar el lugar, dijo que habló a Carter sobre la privación de derechos civiles en el país, como el de viajar libremente al exterior.

Roque comentó el caso concreto de la doctora en medicina Hilda Molina, ex directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), quien espera desde hace siete años la autorización oficial para reunirse con su hijo en Argentina.

Carter, en lo que se considera el ”plato fuerte, de su visita, brindó el martes un fuerte respaldo al llamado Proyecto Varela, una iniciativa de organizaciones opositoras que buscan cambios políticos mediante el uso de recursos constitucionales.

El Proyecto Varela, promovido por 119 grupos de la oposición, propone la convocatoria de la ciudadanía a las urnas para pronunciarse sobre libertad de expresión y asociación, una nueva ley electoral, comicios generales y amnistía de presos políticos.

El artículo 88 de la Constitución permite la presentación directa de proyectos de ley si son acompañados por la firma de ”10.000 ciudadanos cubanos, por lo menos, que tengan la condición de electores”.

Payá, principal promotor del recurso, entregó dos días antes de la llegada de Carter la petición con la firma de más de 11.000 personas ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral).

”Cuando los cubanos ejerzan ese derecho, para pacíficamente cambiar sus leyes mediante un voto directo, el mundo verá cómo son los cubanos, y no los extranjeros quienes decidan el futuro de este país”, indicó Carter.

Las palabras del ex mandatario estadounidense en el aula magna de la Universidad Nacional fueron trasmitidas por radio y televisión a todo el país, lo cual llevó el asunto, hasta ahora casi desconocido, al seno de los hogares cubano.

El Proyecto Varela es considerado en medios diplomáticos como el más serio intento unitario de la disidencia interna cubana, dividida y fragmentada en pequeñas agrupaciones que el gobierno tilda invariablemente de ”grupúsculos pagados por Washington”.

La iniciativa ha sido elogiada de manera explícita por la jefa de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Vicki Huddleston.

”Estoy muy impresionada por los esfuerzos de la gente en provincias, donde se ve un redoblar del espíritu. La gente está entusiasmada con lo que está haciendo”, dijo en febrero la diplomática.

Sin embargo, el Proyecto Varela resulta para algunos opositores poco viable, pues no existen condiciones como para que, apelando a la Constitución, ”se pueda dar pasos hacia la transformación y la apertura democrática”.

”No creemos que el gobierno vaya a aceptar la legitimidad” de los proyectos procedentes de interlocutores (a los) que no reconoce, a no personas jurídicas en términos políticos”, dijo a IPS Manuel Cuesta Murúa, del partido Corriente Socialista Democrática Cubana.

Cuesta Murúa, participante también en el encuentro con Carter, opinó que formular un proyecto concreto de transformaciones requiere, antes que nada, el reconocimiento institucional de las organizaciones opositoras como ”interlocutores” dentro de Cuba”.

En tanto, Marta Beatriz Roque habría entregado a Carter el texto de una iniciativa alternativa al Proyecto Varela, al que si adhirió Roca, cabeza del ya disuelto Grupo de los Cuatro.

El gobierno de Fidel Castro no ha reaccionado públicamente al fuerte discurso del ex gobernante estadounidense, aunque portavoces en varias ocasiones han calificado al Proyecto Varela de un producto importado de ese país.

La prensa estatal cubana omitió referirse a las referencias del visitante a esa iniciativa, ampliamente divulgada hacia el exterior por la prensa extranjera acreditada en Cuba.

Encuentros similares a los protagonizados por Carter y la disidencia cubana tuvieron lugar en 1999, durante la IX Cumbre Iberoamericana realizada en La Habana.

En esa ocasión, representantes de la oposición conversaron con el jefe del gobierno español, José María Aznar, y con los entonces presidentes Julio María Sanguinetti, de Uruguay, y Jorge Sampaio, de Portugal, además de varios cancilleres de América Latina.

El gobierno cubano consideró a esos contactos parte de un supuesto intento de sabotear la cumbre por parte de Estados Unidos, de los que responsabilizó a la entonces secretaria de Estado (canciller), Madeleine Albright, y a diplomáticos de la Oficina de Intereses de ese país en La Habana.

Observadores han señalado que la voz de los disidentes que viven en Cuba nunca llegó tan lejos como en esa ocasión, ni siquiera en ocasión de la visita del papa Juan Pablo II, en enero de 1998, cuando concitó la atención del mundo sobre la isla caribeña.

En los días previos a la Cumbre Iberoamericana, fueron abundantes las entrevistas y hasta conferencias de prensa de algunos opositores, que también divulgaron decenas de declaraciones y comunicados de prensa a los periodistas extranjeros, recordaron medios diplomáticos. (FIN/IPS/pg da/dm/ip/02

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