ECONOMIA-AFGANISTAN: Caos monetario

La ausencia de poder estatal unificado en Afganistán, tras el derrocamiento del movimiento Talibán en 2001, se expresa en la coexistencia de billetes del gobierno interino y de los que emiten los señores de la guerra.

En el mercado central de Kefayat, de la septentrional ciudad de Mazar-i-Sharif, los cambistas manejan varias versiones de la moneda nacional, el afgani.

Las que más circulan son los llamados daulati, emitidos por el ex presidente Burhanuddin Rabbani (1992-1996) y adoptados por el actual gobierno interino de Hamid Karzai, y los llamados jumbishi, respaldados por el comandante Rashid Dostum, del grupo étnico uzbeko.

Dostum tiene el cargo formal de viceministro de Defensa del gobierno de Karzai, pero es de hecho un señor de la guerra que controla gran parte de la región septentrional.

También sigue en circulación la versión del afgani emitida por el ex rey Zahir Shah (1931-1943) antes de ser depuesto, con la imagen de ese ex monarca que regresó al país el mes pasado, tras un prolongado exilio en Italia.

La situación se complica más porque Rabbani aún emite daulati por su cuenta, para financiar a sus propias milicias. El ex presidente admitió en diciembre que había puesto en circulación billetes por valor de unos ocho millones de dólares.

Además, Dostum y el señor de la guerra Gulbuddin Hekmatyar, apoyado por Irán, son acusados de poner en circulación daulati falsificados, y medios de comunicación pakistaníes afirmaron que un cargamento de billetes destinados al gobierno central fue expropiado por un aliado del ministro de Defensa, Mohammed Fahim.

En el país, los cambistas suplen la casi inexistencia de bancos y casas de cambio, a menudo con ayuda de amigos o parientes que cuentan el dinero y verifican su autenticidad sin contar con artefactos para ello.

El gobierno de Rabbani, derrocado por el Talibán, disponía de maquinaria propia para imprimir billetes que fue destruida durante la guerra civil, y en sus últimos tiempos puso en circulación papel moneda producido en Moscú.

Dastum controla parte de la región septentrional del país, y es un integrante muy autónomo de la Alianza del Norte, una coalición que luchó durante años contra el Talibán y aprovechó la campaña militar de Estados Unidos contra ese movimiento para asumir el gobierno, con apoyo de la comunidad internacional.

Los jumbishi también se imprimen en Moscú, y son muy similares a los daulati, salvo en la coloración y los números de serie.

La relación de precios entre las monedas circulantes varía en función de las coyunturas políticas, a veces de un día a otro, pero por lo general un daulati se cambia por dos jumbishi.

En lo que va de este año hubo dos grandes crisis monetarias. La primera ocurrió a fines de enero, cuando el director en funciones del Banco Central de Kabul, Abdul Qadeer Fitrat, afirmó que el daulati no era ”una moneda viable”.

Esa opinión fue respaldada por el director asistente para asuntos monetarios y de cambio del Fondo Monetario Internacional (FMI), Warren Coats, que visitaba Kabul en ese momento.

La segunda crisis se produjo a fines de abril, con el retorno al país de Zahir Shah. En dos días, el precio del dólar aumentó de 31.000 a 39.000 daulati.

El Banco Central debió vender más de un millón de dólares para restaurar la cotización anterior de la moneda estadounidense, y esa suma es muy alta en relación con los recursos del gobierno.

Poco antes de la conquista de Kabul por parte de la Alianza del Norte, alguien se apropió de seis millones de dólares que quedaban en las bóvedas del Banco Central bajo control del Talibán, y del equivalente de otro millón de dólares en rupias pakistaníes, según funcionarios del FMI.

”La emisión de nuevos billetes sin respaldo del Banco Central conducirá a gran inflación que desestabilizará la economía, si no se pone fin a esa actividad”, advirtió el director del departamento para Medio Oriente del Fondo, Paul Chabrier.

Esa emisión ilegal ”ya ha causado un progresivo debilitamiento de la moneda en el mercado de cambios internacional”, señaló en un boletín del FMI.

Pero Karzai no está en condiciones de declarar ilegales los billetes que no emite, porque eso causaría graves perjuicios a las personas que los poseen, y porque el gobernante interino no cuenta con recursos militares y políticos suficientes para imponerse a los señores de la guerra.

Algunos piensan que la única opción de Karzai es adoptar el dólar como moneda, pero Chabrier se ha negado a respaldar esa idea.

”Las autoridades han expresado con mucha claridad que en algún momento habrá que lanzar una nueva moneda única que reemplace a los afganis. Pero no está claro qué conviene hacer hasta que eso ocurra”, indicó.

”Establecer una nueva moneda no es fácil y llevará tiempo. Una cuestión clave es decidir qué imagen se imprimirá en los billetes, ya que representar un rostro humano es inaceptable para los fundamentalistas islámicos, y estaba prohibido por el Talibán”, comentó.

”Otra posibilidad sería usar la imagen de algún monumento, pero hay que elegir uno que deje satisfechos a todos los grupos étnicos rivales”, añadió.

Cambistas de Kefayat dijeron a IPS que su negocio es muy rentable desde que el derrocamiento del Talibán aumentó mucho la circulación de dinero, y causó una depreciación de casi 66 por ciento del afgani.

Jamshed, uno de esos cambistas, afirmó que el número de sus colegas se ha multiplicado.

”No sé con exactitud cuántos cambistas hay en el mercado, pero creo que son unos 600. Comercian con dólares, rupias pakistaníes, tumen de Irán, y en algunos caso rublos rusos o libras británicas”, explicó.

Jamshed dijo que el valor diario de los cambios que realiza es de 2.000 a 8.000 dólares, y que otros llegan a manejar en un día transacciones de hasta 200.000 dólares, una gran fortuna en el país.

Kabul no cuenta aún con estadísticas confiables, pero los expertos consideran probable que el ingreso mensual promedio de los asalariados no sea en la actualidad más de 20 dólares. (FIN/IPS/tra-eng/pc/js/mp/if ip/02

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