MEXICO: Autoridades invocan a dioses de la lluvia

El gobierno de México elabora un plan de consenso con autoridades y agricultores de la frontera con Estados Unidos para resolver el conflicto de aguas entre ambos países, cuya única salida parece ser la llegada de la temible temporada de ciclones.

El presidente Vicente Fox optó por diseñar un programa en conjunto con el parlamento, los gobernadores estaduales y los productores agrícolas de la cuenca del río Bravo, principales víctimas de la persistente sequía que azota la región desde 1993.

Uno sólo de los 16 ciclones tropicales pronosticados desde el océano Pacífico o de los 14 que pueden llegar desde el océano Atlántico entre este mes y noviembre sería suficiente para aliviar la tensión entre México y Estados Unidos, explicó a IPS el meteorólogo Jaime Albarrán.

La persistente sequía en la cuenca del río Bravo y el mal uso del agua de ese curso fluvial ha llevado a México a no poder cumplir con un tratado en la materia firmado en 1944 con Washington.

México debe casi 2.000 millones de metros cúbicos de agua al país vecino, según los términos del Tratado de Aguas y Límites, que estableció el régimen de utilización de los recursos del río Bravo, que marca 64,1 por ciento de los 3.200 kilómetros de frontera común.

Fox había fijado el 31 de mayo para difundir el proyecto con el que atendería las exigencias estadounidenses, pero finalmente decidió trabajar en conjunto con todos los involucrados en el problema.

Los productores agrícolas del norte mexicano se declararan en situación de emergencia debido a la falta de lluvias, que sólo permite a las 137 represas para riego más importantes del país funcionar con 16 por ciento de su capacidad.

Pero el gobierno enfrenta, además, el reclamo de Washington para que cumplir con el tratado bilateral.

El acuerdo, de régimen quinquenal, obliga a México a entregar 431 millones de metros cúbicos de agua al año a Estados Unidos, que a su vez debe suministrar 1.850 millones de metros cúbicos al país vecino. Se admite poder saldar las posibles deudas al periodo siguiente, que esta vez vence en septiembre.

Las autoridades mexicanas confían en que, pese a la severa sequía de la región fronteriza, las condiciones meteorológicas permitan cumplir los compromisos, aunque insisten que se dará prioridad a los intereses nacionales.

”Un solo ciclón que golpee al país o que circule cerca del territorio mexicano dotaría de lluvias y nubosidad suficientes para resolver el problema”, señaló Albarrán.

Ese fenómeno meteorológico extremo es imposible de predecir en cuanto a su trayectoria y, aunque suele causar graves daños a su paso, representa ahora la posibilidad de llenar los embalses de agua, explicó.

En el historial de ciclones en México se destacan el Gilbert, en 1988, y el Juliette, un año atrás, que en algunas zonas del país hicieron sobrepasar la capacidad de las represas, aparte de las inundaciones que provocaron.

Las modificaciones a los patrones de lluvias derivados del fenómeno climático de El Niño se erige como otro gran desafío, declaró a IPS Víctor Mendoza, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El Niño es una corriente de agua cálida que nace en el océano Pacífico frente a Australia, con intervalos de tres a siete años, y fluye hacia la costas sudamericanas, la que recorre de norte a sur. Sus efectos son graves trastornos del clima mundial, con catastróficas inundaciones y sequías.

Los estudios de ese centro en torno al calentamiento de las aguas ecuatoriales del Pacífico evidencian una tendencia a llover menos en el norte de México y a que aumenten las precipitaciones en el sur, indicó Mendoza.

La abundancia de lluvias donde suele haber más disponibilidad de agua y de carencia en la zona castigada por la sequía ”entraña el enorme reto de crear un sistema eficaz de redistribución” del líquido, señaló.

Aunque no existen indicios de que pueda darse ese fenómeno con la intensidad y duración que en 1998, para agosto se esperarían las consecuencias más severas de la sequía en el norte e inundaciones en el sur, advirtió el investigador.

En una virtual guerra por el agua, las autoridades estadounidenses aseguran que México tiene agua suficiente para pagar los millones de litros cúbicos que debe a los estados de Texas y California.

Pero la estatal Comisión Nacional del Agua, de México, alerta sobre la situación extrema del país a causa de una reducción superior a 70 por ciento en los volúmenes de las fuentes de los ríos Bravo y Colorado.

Ante la incertidumbre sobre la disponibilidad del líquido, el parlamento había aprobado un acuerdo en el que exigió a Fox definir el esquema de cumplimiento de los compromisos del tratado bilateral.

En un giro inesperado, el mandatario decidió buscar primero un acuerdo interno que le sirva de respaldo en sus negociaciones con Washington.

En una conversación telefónica realizada el 15 de mayo, Fox prometió a su par estadounidense, George W. Bush, diseñar un cronograma a fin de saldar los adeudos de agua y garantizar el abastecimiento local.

La Secretaría de Agricultura es presionada por los castigados agricultores a que reparta de inmediato el fondo de dinero dispuesto para los casos de desastre ante la situación de emergencia que padece el sector por la ausencia de lluvias.

México quedó en deuda de aguas con Estados Unidos en cinco ocasiones desde que el tratado fronterizo entró en vigor hace 58 años y en otros casos llegó incluso a entregar volúmenes por arriba de los acordados, según datos oficiales. (FIN/IPS/pf/dm/en/02

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