AMBIENTE-MEXICO: Liderazgo en defensa de biodiversidad

El presidente de México, Vicente Fox, buscará la semana próxima en Sudáfrica consolidar su liderazgo en un nuevo grupo de 12 países aliados para preservar su diversidad biológica, pero opositores y ambientalista critican al gobierno de no hacer internamente lo que pregona en el exterior.

Organizaciones no gubernamentales pidieron al gobierno que diseñe una estrategia encaminada al desarrollo sustentable de los recursos naturales del país y con ello ejercer mayor influencia en la toma de decisiones de foros internacionales.

La delegación oficial mexicana asistirá a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible ”sin asumir compromisos claros ni haber fijado mecanismos que apunten a hacer viables los acuerdos multilaterales”, señaló a IPS la portavoz en México de la organización ambientalista Greenpeace, Cecilia Navarro.

Por su parte, el secretario técnico de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, José Carlos Jiménez, dijo desconocer cuál es la posición que México defenderá en la reunión también conocida como ”Río + 10”, a celebrarse del 26 de este mes al 4 de septiembre en la nororiental ciudad sudafricana de Johannesburgo.

”Eso refleja, tal vez, hasta qué grado los asuntos ambientales no son una prioridad en el país”, comentó Jiménez a IPS.

Fox reclamará en la cumbre que los beneficios de la explotación de los recursos biológicos se dirijan principalmente a las comunidades de las que se extraen.

También exhortará a impulsar ”un régimen internacional que promueva y salvaguarde la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de la diversidad biológica y de sus componentes”.

El mandatario añadió que planteará en Johannesburgo la adopción de un nuevo ”modelo de desarrollo, con rostro humano,” y de crecimiento con calidad.

México tratará en la cumbre de asumir el liderazgo del Grupo de Países Megadiversos Afines (GPMA), creado en febrero en el balneario caribeño de Cancún como un mecanismo de consulta y cooperación entre 12 países que poseen casi 70 por ciento de la biodiversidad del mundo.

El GPMA fue conformado por Brasil, Chile, Costa Rica, Colombia, Ecuador, India, Indonesia, Kenia, México, Perú, Sudáfrica y Venezuela, para negociar con mayor fuerza el acceso y comercio de recursos que hasta ahora sólo dejaron ganancias multimillonarias a firmas trasnacionales y a entidades académicas del Norte.

Más de 100 grupos no gubernamentales elaboraron la ”Declaración de organizaciones mexicanas de la sociedad civil para la posición mundial ante la Cumbre Mundial”, en la que critican la resistencia de Estados Unidos a asumir compromisos globales para la defensa del ambiente.

Los activistas dijeron temer que México se sume a la política aislacionista de Washington, fuera de sintonía con las preocupaciones globales y que pretender entorpecer la marcha de la Cumbre Río + 10, destacó la portavoz de Greenpeace.

Sin embargo, el secretario de Medio Ambiente, Víctor Lichtinger, aseguró que México no se subordinará al discurso y planteos de Estados Unidos en la cumbre de Sudáfrica.

También la subsecretaria de Relaciones Exteriores para Temas Globales, Patricia Olamendi, apuntó que la delegación mexicana presionará, junto con la Unión Europea, a Estados Unidos para que ratifique el Protocolo de Kyoto, que establece metas para la reducción de las emisiones de los llamados gases de invernadero.

El Protocolo de Kyoto fue aprobado en 1997, pero entrará en vigor sólo cuando se logre la ratificación de una cantidad de países que sume 55 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero.

Pero esa meta parece difícil de alcanzar por el rechazo de Estados Unidos, responsable de un cuarto de esas emisiones.

Olamendi indicó que el gobierno tiene entre otros retos promover el uso de energías renovables, extender el servicio de agua potable hacia zonas que aún carecen de él y mejorar los niveles de vida de las comunidades indígenas.

Las autoridades tienen como meta aplicar una política fiscal ”verde”, que incorpore al precio de las mercancías los costos de la degradación ambiental, agregó.

En tanto, Navarro sostuvo que México debe cumplir sus responsabilidades como representante de países megadiversos para contribuir a que la Cumbre Río + 10 no se convierta en un fiasco diplomático y, en cambio, garantice el futuro del planeta.

Greenpeace lamenta el ”doble estándar del gobierno mexicano, que quiere liderar el GPMA, pero sin haber adoptado medidas para evitar el saqueo de recursos ni promovido la discusión” sobre los riesgos de que firmas comerciales inviertan en investigaciones de materiales biológicos con fines de explotación, puntualizó.

”Para hacer honor al Protocolo de Kyoto, México debe descartar la construcción de plantas termoeléctricas en la frontera Norte para suministrar electricidad a Estados Unidos”, advirtió la portavoz de Greenpeace.

”No queremos centrales eléctricas en esa zona que conviertan al país en lavadero de carbono de Estados Unidos, entre otras razones porque eso contradice” el tratado que busca controlar el llamado efecto invernadero y al que el gobierno estadounidense de George W. Bush ha dado la espalda, señaló Navarro.

Aunque se declara dispuesto a promover el uso de energías renovables más amigables con el ambiente, Fox mantiene la central nuclear de Laguna Verde, instalada en el oriental estado de Veracruz y ”una de las más peligrosas e inseguras del mundo”, abundó.

Las organizaciones no gubernamentales locales abogan en favor de que México se una al grupo de naciones que han fijado la meta de que 10 por ciento de la energía provenga de fuentes renovables antes del 2010.

Navarro aseguró también a IPS que ”la delegación mexicana está decidida a no tocar en Johannesburgo el tema de los transgénicos”.

No obstante, las organizaciones ambientalistas ”exigimos que el asunto sea discutido en virtud de los riesgos que representa la liberación al ambiente de organismos genéticamente modificados, en un país que es centro y origen de un producto como el maíz”, añadió.

El texto elaborado por los grupos sociales y ambientalistas propone instrumentar legal, institucional y financieramente un programa de apoyo a la conservación y desarrollo de las semillas criollas, la agricultura tradicional campesina, y a garantizar la soberanía alimentaria.

En el documento se pide retomar el sendero trazado por la Cumbre de la Tierra, realizada en 1992 en Río de Janeiro, para los cual los líderes deben cumplir con la Agenda 21 y respetar la Carta de la Tierra, y establecer indicadores cualitativos y cuantitativos para medir el tránsito hacia un desarrollo sostenible.

México, con un territorio de casi dos millones de kilómetros cuadrados, que equivalente a 1,5 por ciento de la superficie terrestre, es asiento de entre 10 y 12 por ciento de todas las especies conocidas de plantas y animales.

La relevancia estratégica de este país megadiverso está en que posee 4.000 especies con propiedades medicinales registradas, así como de cuentos de especies exóticas y de decenas de miles con potencial biotecnológico, según datos oficiales. (FIN/IPS/pf/dm/en/02

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