DERECHOS HUMANOS-PUERTO RICO: Los desobedientes de Vieques

”Bob: esperamos tu salida. 7 de octubre de 2002. ¡Fuera la Marina!”, reza el cartel emplazado frente a Camp García, la principal base militar de Estados Unidos en la pequeña isla puertorriqueña de Vieques.

Bob es Robert Rabin, un ciudadano estadounidense de 45 años que cumple una sentencia de seis meses de presidio en Guaynabo, la cárcel federal estadounidense en Puerto Rico, donde se envía a los ”desobedientes” reincidentes de Vieques.

La desobediencia civil es la forma de lucha pacífica adoptada por el Comité Pro Rescate y Desarrollo de Vieques, para oponerse a la presencia de la marina de guerra de Estados Unidos y a sus constantes ejercicios de artillería y bombardeo.

Vieques, situada al oriente de la isla mayor de Puerto Rico, tiene una superficie de 65 kilómetros cuadrados y unos 9.400 habitantes, concentrados en 25 por ciento de esa área.

El resto del territorio ha sido expropiado progresivamente por la marina de Estados Unidos desde 1942, para destinarlo a bases y a campos de ejercicios bélicos, que cubren como promedio 200 días del año.

El presidente estadounidense, George W. Bush, anunció en julio del año pasado que la armada se retirará definitivamente de Vieques el 1 de mayo de 2003, luego de que 68 por ciento de los habitantes de la isla exigiera en un referéndum su desmilitarización inmediata.

Rabin es uno de los principales activistas del Campamento Justicia y Paz, montado por el Comité Pro Rescate y Desarrollo frente a Camp García.

”Nos conocimos aquí en Vieques, por allá por el (año) 80. Yo, maestra de Ciencias, vine a trabajar aquí en las escuelas públicas, y él, estudiante, que vino desde Estados Unidos a hacer una investigación sobre la presencia militar en la isla”, contó a IPS Nilda Medina, compañera de Rabin.

El activista estadounidense es director del Archivo Histórico de Vieques y del Museo Fuerte Conde de Mirasol del Instituto de Cultura Puertorriqueña, además de miembro de la junta directiva del Comité.

Medina precisó que ”Bob fue arrestado en abril. Con un grupo de personas entró a la zona de tiro en que la Marina hacía ejercicios de bombardeo. Una bomba le cayó al frente, otra atrás. Y entonces ahí, pues, detuvieron el bombardeo”.

En esa ocasión fueron detenidos otros manifestantes, que ya están en libertad. En Rabin recayó la pena más alta, de seis meses, por ser reincidente.

El 20 de mayo de 2000 el estadounidense hizo otro ”traspaso”, como denominan los viequenses a la invasión pacífica de las bases y los campos de ejercicios militares. La acción fue duramente reprimida y Rabin debió ser internado en un hospital como consecuencia de los golpes que recibió.

”Sin tirar un tiro, sin la más mínima agresión contra quienes nos agreden, logramos paralizar más de 30.000 soldados y 30 buques de guerra, incluyendo portaviones y submarinos”, señaló el activista en esa oportunidad.

Más tarde, la Corte federal lo sentenció a un año de ”probatoria”, un régimen ”de libertad condicional, en que cualquier cosa que hubiese hecho en el ámbito (de la protesta) civil, o de entrar otra vez (a un campo de prácticas bélicas), le significaba seis meses de cárcel”, explicó Medina.

El año de probatoria se completó en febrero de este año, ”y entonces Bob entró a su segundo proceso de desobediencia civil, para hacer el nuevo traspaso en abril y ser, ahora sí, sentenciado a seis meses de cárcel, que se cumplen el 7 de octubre”, agregó Medina.

”A la zona de ejercicios se entra caminando o por mar. Caminando te echa (tardas) de seis a 10 horas. Es un terreno muy inhóspito, muy caluroso, con muchas espinas. Por mar, en ocasiones puede estar bueno o puede estar malo. Siempre se entra en el momento más estratégico”, dijo la maestra a IPS.

”No podría decirte como entró Bob, pero entró…”, añadió, sonriente.

Desde su arresto, Rabin ha sido internado dos veces en el ”hoyo”, una celda de aislamiento a la cual se ingresa esposado.

”Una vez adentro, sacas las manos por un huequito para que te quiten las esposas. Estas preso ahí casi 24 horas. Sólo te sacan un momentito, casi media hora, para ejercitarte, y el resto del día vuelves al calabozo”, señaló Medina.

Cada permanencia en el ”hoyo” dura cuatro a cinco días. Rabin fue enviado allí la primera vez un día antes del juicio, sin ninguna explicación. La segunda vez fue porque encabezó protestas por las restricciones de visitas y declaraciones que hizo a la prensa denunciando violaciones de los derechos de los reclusos en la cárcel de Guaynabo.

”Nuestra isla está a punto de ser bombardeada de nuevo, violada por las fuerzas militares estadounidenses que por más de medio siglo nos roban la paz. Y esto, en contra de la voluntad expresada democráticamente por nuestro pueblo”, señaló Rabin el día 11 en un mensaje enviado desde la prisión.

El rostro de Rabin, dibujado en el cartel que recuerda la fecha en que saldrá de la cárcel, es uno de los símbolos de la lucha de los viequenses.

Otro ícono es la cara infantil de Milivy, una niña de cuatro años que contrajo cáncer como consecuencia de la contaminación ambiental provocada por los ejercicios militares y que libra una porfiada batalla contra la muerte en un hospital de Filadelfia, dijo a IPS la senadora puertorriqueña Velda González.

Las pancartas en repudio a la presencia bélica estadounidense frente a Camp García se alternan con una profusión de cruces blancas de madera, que lucen nombres en negro o celeste, ”a la memoria de los viequenses que han sido víctimas de los accidentes militares y la contaminación ambiental”. (FIN/IPS/ggr/dm/hd/02

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