SALUD-EEUU: Inquietante efecto secundario de medicina antimalaria

Miles de personas de Estados Unidos que han consumido Lariam, un medicamento contra la malaria, sufrieron alucinaciones, depresión, ansiedad, conductas violentas, paranoia e incluso comportamientos suicidas y homicidas.

Desde mediados de los años 80, los médicos de Occidente han recetado con frecuencia tabletas de mefloquina, fabricadas por la compañía farmacéutica suiza Hoffman La-Roche, a integrantes de misiones de paz, soldados y turistas que viajan a áreas del extranjero donde la malaria es endémica.

El medicamento, comercializado bajo la denominación Lariam, es prescripto como preventivo y para curar la enfermedad. Hoffman La- Roche recomienda a quienes viajen a zonas maláricas ingerir como profilaxis cinco tabletas, una por semana, la primera siete días antes de la partida.

La malaria es endémica en más de 90 países tropicales y subtropicales y causa un millón de muertes anuales, la mayoría de menores de cinco años. Más de 300 millones de personas contraen el mal cada año, 90 por ciento en Africa subsahariana, y 40 por ciento de la población mundial vive en las zonas de riesgo.

El mosquito Anopheles transmite el vector de la malaria, un parásito unicelular de la familia Plasmodium que se instala a través de la sangre en el hígado, ocasionando escalofríos, fiebre, dolor en las articulaciones, jaqueca, vómitos, estado de coma y la muerte, si el paciente no es tratado a tiempo.

Los efectos secundarios del Lariam se conocen desde la década pasada, pero se les prestó escasa atención hasta este año, cuando cinco soldados acuartelados en Fort Bragg, base del ejército estadounidense en el septentrional estado de Carolina del Norte, asesinaron a sus esposas en incidentes separados.

Al menos dos de los acusados habían regresado poco antes de Afganistán, donde Estados Unidos libró entre octubre y diciembre pasados una guerra para desalojar del poder a las milicias islámicas radicales Talibán, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington.

Los investigadores confirmaron que esos dos soldados habían ingerido Lariam. Dos de los acusados se suicidaron luego de matar a sus esposas. Los otros tres están presos con juicio pendiente.

Una investigación encargada por el ejército estadounidense a un equipo de expertos, entre los que figuraban dos del gubernamental Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, atribuyó este mes los crímenes al estrés conyugal y a la dureza de la misión de los soldados en el extranjero.

El consumo de Lariam probablemente no incidió en los asesinatos, según los investigadores, quienes advirtieron que los servicios de salud mental del ejército eran ”defectuosos” y que la cultura militar inhibe a los soldados de buscar ayuda profesional para dirimir los conflictos familiares.

Pero la experta en salud pública Susan Rose, profesora de la Universidad George Washington y asesora de consumidores de Lariam que presentaron una demanda a Hoffman La-Roche, alertó que los efectos del medicamento no podían descartarse como causa de los asesinatos.

Según Rose, un tercio de las personas que consumieron el medicamento sufrieron efectos colaterales.

Los investigadores ”pueden afirmar que el Lariam no puede explicar la serie de muertes (en Fort Bragg) —lo cual es obvio, pues no todos los soldados consumieron Lariam—, pero no dicen que ese factor pueda descartarse en el caso de los que sí ingirieron” el medicamento, aseguró la experta.

Los expertos del ejército ”no entrevistaron a los soldados que tomaron” Lariam ”ni a sus familiares cercanos”, y ”elude el problema al afirmar que está más allá de su misión realizar comentarios sobre 'el uso seguro y apropiado de la mefloquina'”.

Sin embargo, la propia Hoffman La-Roche imprimió luego de los asesinatos una advertencia para la etiqueta de Lariam.

Además, en una carta enviada a 100.000 médicos y farmacéuticos estadounidenses, la compañía indicó que ”raramente se informó sobre ideaciones suicidas” sufridas por los consumidores del medicamento, si bien ”no se estableció ninguna relación” entre el producto y ese fenómeno.

El ejército absolvió al Lariam de los asesinatos de Fort Bragg, pero el problema está lejos de haberse resuelto. El mes pasado, un matrimonio del meridional estado de Texas demandó a Hoffman La- Roche por no incluir en el envase de Lariam una advertencia sobre los efectos secundarios del medicamento.

”Cada vez que cerraba los ojos por más de dos minutos veía esas películas. Eran cosas horribles, cosas malas”, dijo Jane Daehler entrevista por un canal de televisión. La mujer estaba de viaje en Africa cuando sufrió los síntomas.

”Estaba completamente confusa, maniaca, agitada. Estaba paranoica”, dijo su esposo, Bob Daehler.

Expertos en medicina coinciden en que el Lariam no tiene contraindicaciones para la mayoría de las personas que lo ingieren. Al menos 25 millones consumieron el medicamento desde 1985, y es aún el medicamento contra la malaria preferido por las fuerzas armadas de Estados Unidos y Canadá.

Los efectos colaterales son dramáticos y aterradores. Los pacientes describen sueños mórbidos a todo color, alucinaciones con monstruos y cadáveres, impulsos de violencia y tendencias suicidas.

Países europeos comenzaron a adoptar medicamentos alternativos como la Malarona, tan efectivo como el Lariam pero más caro, recomendado por la Organización Mundial de la Salud como método de prevención y tratamiento en Afganistán.

Rose se preguntó porqué, si hay otros medicamentos disponibles, los soldados de América del Norte insisten con el Lariam, a cuyos efectos secundarios también se atribuye la muerte a golpes de una niña de 14 años en Somalia a manos de soldados canadienses en 1993.

La adolescente somalí fue asesinada el mismo día en que los soldados ingirieron su píldora semanal de Lariam. Los soldados recuerdan aun hoy esa jornada como el ”martes psicópata” (”Psycho Tuesday”). (FIN/IPS/tra-eng/ks/ml/mj/he/02

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