ALIMENTACION-AMERICA DEL SUR: Reverdece la quinua inca

La quinua, el grano sagrado domesticado hace 8.000 años por los incas del altiplano de América del Sur, es ahora revalorizado por centros de investigación en países andinos y cultivadores comerciales en Brasil.

Considerada un ”alimento perfecto” por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la quinua, ni cereal ni leguminosa, es muy nutritiva, de gran adaptación a suelos pobres y tolerante incluso a heladas y sequías.

Apetecida por los consumidores de productos orgánicos de los países industrializados, la quinua posee 16 aminoácidos y se le atribuyen propiedades cicatrizantes, desinflamatorias, analgésicas y desinfectantes.

Aunque por mucho tiempo fue menospreciada como ”comida de pobres”, la planta está despertando un renovado interés en la subregión andina, sobre todo en Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia (donde apenas quedan unas 40 variedades).

El Instituto Nacional de Investigación Agrícola de Perú lleva a cabo 24 trabajos en cinco estaciones experimentales, situadas en los meridionales departamentos de Puno, Huancayo, Cuzco, Ayacucho y en la septentrional Cajamarca, dijo a Tierramérica* Mario Tapia, jefe del programa de investigación de cereales andinos de la institución.

Tapia explicó que se ha recolectado germoplasma (semillas, cortes y plantas enteras) de distintas variedades, clasificadas por grados de rendimiento, tolerancia a ciertas plagas, aspecto del grano y velocidad de cocción.

Con esta información, el instituto trabaja en la adaptación de la quinua a climas y alturas menores de 3.200 metros sobre el nivel del mar.

También buscan el mejoramiento genético de la quinua las peruanas Universidad Nacional Agraria (UNA) y Universidad del Altiplano, en Puno, que lidera los trabajos con apoyo de programas de cooperación internacional.

La UNA ha reunido y evaluado 1.276 colecciones de quinua para identificar rendimiento, resistencia, precocidad, tamaño del grano y otras características.

El centro académico desarrolló una variedad propia, ”La Molina 98”, resistente y de buen aspecto, y avanza en una selección de líneas promisorias de buen potencial agronómico.

En Colombia, la Universidad Nacional lidera un programa de producción de quinua para abastecer, a mediados de 2003, las fábricas de suplementos alimenticios de los hogares infantiles del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Al contrario que los cereales, la quinua no contiene gluten. Su proteína de alto valor biológico y la ausencia de colesterol la convierten en un excelente sustituto de la carne, a tal punto que la NASA, agencia espacial de Estados Unidos, la incluye en la dieta básica de los astronautas.

Junto con la papa y el maíz, la quinua era cultivada en grandes extensiones por los indígenas andinos. Pero tras la llegada de los españoles y durante la colonización, fue sustituida por el trigo, la cebada y el arroz.

Está documentado su uso como paliativo contra la viruela, que trajeron los europeos, así como su relación con el paisaje, la vida cotidiana y los rituales ceremoniales.

”La semilla de la quinua es de tan diferentes colores como el maíz, porque hay quinua blanca, amarilla, morada, colorada y cenicienta, y una silvestre y otra doméstica cultivada”, relataba el sacerdote y cronista de Indias Bernabé Cobo, en la ”Historia del nuevo mundo”.

En Colombia, ”donde hasta 1820 se sembró como un cultivo importante, su memoria se perdió en el transcurso de una generación. En 1900 ya se había olvidado”, dijo a Tierramérica Felipe Cárdenas, homeópata y antropólogo, que desarrolló un programa de reimplantación de la quinua en el central departamento de Boyacá.

”Nuestras aristocracias y oligarquías rurales menospreciaban la quinua como un alimento de indios y pobres”, indicó.

Pero los vientos han cambiado. Incluso en Brasil, donde la quinua es totalmente desconocida por los consumidores, se obtuvo este año la primera cosecha comercial del alimento, en el establecimiento agrícola Riedi, cerca de Brasilia, con un rendimiento de 1,6 toneladas por hectárea.

Se trató de una recolección precoz, que en mejores condiciones podría arrojar hasta 2,5 toneladas por hectárea, explicó a Tierramérica el gerente de Riedi, Francisco Luçardo.

La introducción de la quinua al Brasil se debe al entusiasmo de Carlos Spehar, agrónomo de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, que reúne a 40 centros de investigación definidos por tipos de producción y ecosistemas.

Spehar obtuvo las primeras semillas de un colega peruano, cuando cursaba un doctorado sobre soja en Gran Bretaña. Hoy, tras la primera cosecha comercial, la planta andina se perfila como un interesante renglón para alimentación humana y forraje animal.

* Con aportes de Abraham Lama/Perú, y Mario Osava/Brasil. Publicado originalmente el 7 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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