Un ataque brutal y antiislámico son algunos de los calificativos que utilizaron líderes musulmanes de Indonesia para describir el atentado en el hotel Marriott, en la capital, que dejó al menos 15 muertos y 150 heridos.
Cualquiera sea el grupo que esté detrás de ese ataque perpetrado el martes, no debe considerarse relacionado con el Islam, advirtieron líderes del Consejo Indonesio de Ulamas, una organización nacional de clérigos islámicos.
Los culpables no merecen ser llamados religiosos, declaró Din Syamsuddin, presidente del consejo.
En una conferencia de prensa ofrecida este miércoles, las principales organizaciones islámicas de Indonesia condenaron el ataque terrorista.
Hasyim Muzadi, jefe de Nahdatul Ulama, dijo que los autores del atentado no son sólo enemigos de las agencias de seguridad, sino de todo el país.
Esto es totalmente contrario a los valores islámicos y a la humanidad. Los culpables deberían ser condenados a muerte, dijo Amien Rais, presidente de la Asamblea Consultiva del Pueblo.
La policía indonesia ya apuntó contra Jemaiah Islamiyah, una organización extremista que procura crear un estado panislámico en el sudeste de Asia y que, según el diario Straits Times, de Singapur, ya reivindicó el atentado.
A Jemaiah Islamiya también se la acusa de los ataques del 12 de octubre de 2002 en la isla indonesia de Bali, en que murieron 202 personas. Existen algunas pistas y todas conducen a esa organización, afirmó Prasetyo, jefe de la oficina de información de la policía de Yakarta.
Los investigadores señalaron a la prensa similitudes en la combinación de explosivos de alto y bajo grado y otros métodos utilizados en los atentados en Bali y contra el hotel Marriott.
Aun lejos del escenario de la explosión, que llegó a romper vidrios del piso 21 del hotel, es claro que el miedo al terrorismo está calando en la población.
La policía confiscó el mes pasado más de 1.000 detonadores de bombas, 30 sacos de cloruro de potasio de 30 kilogramos cada uno, y cuatro cajas de TNT (trinitrotolueno) en el centro de la isla de Java y en la capital, Yakarta.
En esa oportunidad, fueron detenidos nueve sospechosos.
Estamos luchando contra la violencia rampante. No sabemos cuándo los criminales dejarán de destruir este país. Una vez más, todos los que procuramos impedir la deshumanización debemos comprometernos a continuar combatiendo estos criminales, dijo este miércoles el periódico indonesio Media Indonesia.
No quiero especular y no compraré ninguna especulación. Lo que quiero es que la policía encuentre a los verdaderos perpetradores, los lleve ante la justicia y los castigue, dijo un estudiante de la Universidad Agrícola de Bogor que se identificó como Rifky.
El primer veredicto judicial en torno de los atentados en Bali se prevé para este jueves.
Los indonesios ya han hecho a la idea de que campee el extremismo violento en el país musulmán más populoso del mundo, caracterizado por su moderación en materia religiosa. Algunos atribuyeron los atentados en Bali y contra el hotel Marriott a la intención de desacreditar el Islam y a los musulmanes indonesios.
Una consecuencia de los atentados en Bali fue el aumento del aislamiento de los grupos islámicos de línea dura que defienden la violencia, escribió el profesor de Estudios Asiáticos Ed Aspinall, de la Universidad de Sydney, en la última edición de la revista Inside Indonesia.
La investigación policial de los ataques en Bali reforzó, al principio, la idea de una victimización de los grupos musulmanes, pero la evidencia cambió el rumbo y convenció a buena parte del púbico de que una red islámica era, de hecho, responsable, agregó Aspinall.
Dirigentes islámicos otrora considerados combativos se vieron obligados a distanciarse de los grupos más radicales, sostuvo el experto.
El gobierno adoptó nuevas normas de seguridad luego de los atentados en Bali, que, según funcionarios, se endurecerán a raíz de los del lunes. El ministro coordinador de Seguridad, Susilo Bambang Yudhoyono, anunciará las nuevas reglas en los próximos días. (
