COLOMBIA: Garzón inaugura alcaldía con prioridad social

El izquierdista Luis Eduardo Garzón asumirá este jueves la alcaldía de la capital colombiana con el programa ”Bogotá sin hambre”, de comedores populares todos los días del año, para suplir la desnutrición que afecta a millones de niñas y niños.

La infancia, las mujeres gestantes y las madres lactantes, junto con los desplazados de la guerra en el campo, los ancianos y los habitantes de la calle, serán los sectores a los que la nueva administración dará prioridad con medidas que reconoce como ”asistencialistas pero necesarias”.

El programa ”Bogotá sin hambre” será anunciado en un ”bando”, mediante un cartel colocado en la Plaza de Bolívar, en el centro de la ciudad, frente a la sede de la Alcaldía Mayor.

Luego, en un comedor comunal de la Localidad de Ciudad Bolívar, en el sur de la ciudad, ”Lucho” Garzón alternará con representantes de esa zona marginada en la que, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Hogares, del estatal Departamento Nacional de Estadísticas, habitan 638.672 personas, de las cuales 12,8 por ciento son pobres y 2,3 por ciento miserables.

La declaratoria de emergencia social en seis de las 20 localidades en que está dividida administrativamente la ciudad marca el tono de la administración capitalina que pondrá a prueba el avance logrado en los comicios del 25 de octubre por el Polo Democrático Independiente (PDI), de Garzón.

El alcalde electo, ex presidente de la Central Unitaria de Trabajadores y ex miembro del comité central del Partido Comunista, obtuvo el segundo cargo en importancia, después de la primera magistratura, con 794.020 votos, frente a 680.891 de Juan Lozano, de Colombia Siempre y afín al gobierno derechista del presidente Alvaro Uribe.

Para conciliar los intereses de los habitantes de esta ciudad de 7,6 millones de habitantes, en la que los más ricos ganan 56 veces el ingreso de los más pobres, propone una administración de ”concertación sin consensos paralizantes”.

”La concertación tendrá en mí un referente pleno, pero no puedo durar cuatro años conversando. Vamos a escuchar a todos los actores de la sociedad y buscaremos pactos”, dijo Garzón a IPS.

”Ya hice un acuerdo con los empresarios con eje en lo productivo”, destacó, al referirse al desempleo que bordea el 14, 1 por ciento y al subempleo de 33,2 por ciento.

”También vamos a trabajar sobre el capital rentístico para que ayude a construir pequeña y mediana empresa, y otro tanto haremos en el arte y la cultura”, precisó Garzón.

Durante la última década, Bogotá ha logrado mantenerse relativamente como ”una isla” en medio de un país signado por el conflicto armado, pues ha reducido los índices de homicidios y hubo avances en la cobertura de servicios de salud y educación, pero las cifras de pobreza y miseria son alarmantes.

El documento ”Por un pacto social contra la pobreza”, que establece los ejes de acción del programa de Garzón hasta 2007, indica que en la ciudad hay 3,5 millones de pobres, y un millón de personas en condiciones de miseria.

La situación de Bogotá refleja la crisis general del país, cuyo deterioro social, según datos del estatal Departamento Nacional de Planeación, estuvo determinada, en parte, por el descenso del producto interno bruto por habitante, que pasó de 2.351 dólares en 1997 a 1.799 dólares en 2000.

A eso se suma que Colombia es el segundo país más desigual de América Latina, después de Brasil, ya que el ingreso del 10 por ciento más rico de la población es 77,6 veces el del 10 por ciento más pobre.

Al expresar la necesidad de poner en marcha una gran movilización de organizaciones de base, que dé sustento a su programa de emergencia social, Garzón dijo que está ”por la participación ciudadana”, pero aconsejó ”tener en cuenta que Colombia es un espejo roto y fragmentado”.

Así se refirió a la existencia de 235.000 organizaciones no gubernamentales, sindicatos y fundaciones ”que son inmanejables”, y entre las cuales buscará interlocutores para implantar un Sistema Integral de Protección y Seguridad Social.

Ese sistema pretende garantizar el derecho a la alimentación, la educación, la salud y la vivienda básicas y los servicios públicos domiciliarios (agua, alcantarillado y aseo) en condiciones de equidad, independientemente de la clase social a la que se pertenezca y bajo criterios de solidaridad y justicia distributiva.

En el caso de ”Bogotá sin hambre”, la estrategia contempla suplementos nutricionales para todos los menores de 12 años; y ampliación de la cobertura en los comedores escolares, aun en periodos de vacaciones, inicialmente con una ración diaria y, según se prevé, con tres al final del mandato que comienza el 1 de enero.

Además, para abaratar el costo de los alimentos, se promoverán cadenas de abastecimiento que vinculen a los productores rurales del Distrito Capital con las plazas de mercado y tiendas comunitarias.

Ese distrito tiene 176.000 hectáreas, pero gran parte de ellas son zonas de reserva, como los cerros que bordean el oriente de la ciudad, el valle del río Tunjuelo y la Localidad de Sumapaz, con vastas montañas y ríos.

El casco urbano de Bogotá tiene 35.000 hectáreas.

Complementariamente, se establecerá una red de solidaridad alimentaria, que ampliará el actual banco de alimentos manejado por la Fundación de la Arquidiócesis católica, que recibe donaciones de las grandes cadenas de supermercados.

”Estamos llegando a 440 instituciones y más de 48.000 personas, y manejamos un promedio de 500 toneladas mensuales de alimentos”, en su mayoría perecederos, dijo a IPS Juanita Martín, de esa fundación.

En una ciudad a la que ”cada vez llegan más y más desplazados por la violencia, no alcanzamos a dar abasto con tantas necesidades”, dijo Martín, quien con otros 40 empleados y 25 voluntarios atiende el Banco de Alimentos, del que se benefician instituciones de municipios periféricos.

Se calcula que cada año llegan a la capital, desplazados por la violencia política y social, unas 700.000 personas.

La red de 500 parroquias católicas de Bogotá será uno de los puntos de apoyo del programa contra el hambre que impulsa el nuevo alcalde, junto con otras estructuras sociales de organizaciones religiosas.

Otro importante puntal de la organización de base capitalina lo constituyen las Juntas de Acción Comunal, de las que hay 1.634, agrupadas en 20 asociaciones.

El esquema que Garzón aplicará en la ciudad tiene un claro referente en el programa ”Hambre cero”, del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y retoma aspectos de experiencias como Misión Scott, de Canadá, patrocinada por empresas, así como lineamientos del documento de campaña de Garzón, ”La ciudad deseada: Bogotá ambientalmente sostenible y socialmente equitativa”.

Ante advertencias y críticas al carácter populista que podría tomar el programa ”Bogotá sin hambre”, el senador Antonio Navarro, presidente del PDI, dijo que ”hay que vencer la tentación de repartir cosas indiscriminadamente” y ”evitar que en los comedores populares se subsidie permanentemente a personas que puedan producir”.

Tanto en lo social como en lo cultural, la administración de Garzón buscará romper la indiferencia para ”tumbar los muros imaginarios de la ciudad”, aseguró la escritora Laura Restrepo, directora del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, a cuyo cargo está el primer acto masivo presidido por el nuevo alcalde.

”Ven al sur” es el nombre del concierto que congregará este jueves, en el parque El Tunal, a un heterogéneo grupo de artistas e intérpretes.

El repertorio anunciado incluye desde la música popular campesina de Jorge Velosa y Los Carrangueros hasta el canto lírico de la mezzosoprano Marta Senn, pasando por mariachis, hip hop y salsa, ritmo del que Garzón es cultor reconocido. (

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