COLOMBIA: Los dólares del exilio

Los tradicionales cambistas callejeros de la céntrica avenida Jiménez de la capital colombiana están desconcertados: hace más de una década que el precio del dólar no bajaba tanto en diciembre, mes en el que habitualmente sube.

Pero este año, ”parece que hubiera llovido verdes (dólares en el lenguaje coloquial)” comentó Digno Aramburo, uno de los que cada mañana están apostados en las esquinas laterales del Banco de la República (Central) para vender y comprar la divisa estadounidense.

”Esta semana va a cerrar a 2.600 pesos, aunque la tasa representativa del mercado se sitúe en 2.815”, comentó Aramburo a IPS, mientras a su alrededor se agrupaban varios oferentes con cara de resignación ante ”lo poquito que están pagando”.

Lo que no es ”tan poquito”, según analistas económicos, es el monto de dólares que llegan en remesas de más de cuatro millones de colombianos residentes fuera del país, responsables en gran medida del aumento de la oferta de esa moneda y la consiguiente baja de su precio.

De acuerdo con cálculos de expertos, ese monto superará en 2003 los 3.000 millones de dólares, lo cual convertirá a las remesas en la segunda fuente de ingreso de divisas, después del petróleo.

En 2002 fueron 2.374 millones de dólares, equivalentes al 2,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).

En cuanto a la cotización, y pese a las quejas callejeras, ”los dólares cada vez rinden más” y la gente gana poder adquisitivo con el dinero que le mandan sus parientes del extranjero, dijo a IPS Javier Fernández Riva, consultor económico y ex presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif).

Los giros de la diáspora colombiana ”representan 90 por ciento de la inversión extranjera directa, y equivalen al 39 por ciento del servicio de la deuda externa”, dijo a IPS Marta González, Coordinadora del Grupo de Trabajo de Vinculación de Colombianos en el Exterior, de la cancillería.

Fernández Riva opinó que ”se ha creado una dependencia importante de los ingresos provenientes del exterior” y aunque ”el origen es infortunado, porque remite a la situación de miseria y (falta de) orden público, para la economía es un hecho más sólido que cualquier otro”.

El analista cree que a corto plazo y ”mientras no se logre la paz, la diáspora colombiana no revertirá”. Además, señaló circunstancias económicas que considera poco favorables al regreso de los emigrados, entre ellas que ”no se han encontrado nuevos yacimientos” de petróleo, y que el país va hacia ”un tratado bilateral con Estados Unidos que bajará los aranceles”.

En tanto, las remesas de los colombianos que trabajan en otros países, ”le dan fortaleza a la economía del país, porque no es un ingreso que dependa de precios volátiles”, alegó.

El ex presidente de Anif no descartó que las remesas camuflen ”algún lavado de dinero”, pero afirmó que ese componente es marginal y se mantiene en sus rangos históricos.

Para él, ”el grueso” de las remesas procede del 10 por ciento de colombianos que optaron por el exilio, económico o político, generado por una situación interna que califica de ”espantosa”.

Colombia se acerca a El Salvador, cuya principal exportación es la mano de obra, y a Ecuador, cuyo PIB es la cuarta parte del colombiano y las remesas son del orden de los 1.600 millones de dólares, afirmó Fernández Riva.

Unos 25 millones de mexicanos por nacimiento o ascendencia que viven en Estados Unidos remitirán este año alrededor de 14.500 millones de dólares a su país, más de la cantidad que ingresan por turismo, según cálculos de especialistas.

En la ultima década ”el éxodo colombiano ha sido enorme”, indicó González, quien reveló datos recabados por la cancillería y el Banco Mundial, entre otras instituciones.

Aunque el registro consular reporta sólo 768.772 colombianos radicados en el exterior, el dato más aproximado a la realidad es 4.243.280, de acuerdo con cálculos del Banco Mundial y según se deriva del monto de las remesas, dijo la funcionaria.

Un cruce de informaciones del censo consular con encuestas realizadas en algunos países que son frecuente destino de emigrantes colombianos y proyecciones de entidades financieras, indica que Estados Unidos es el principal receptor de esos emigrantes.

En territorio estadounidense residen más de dos millones de colombianos, y las colonias más numerosas son las de Nueva York, Miami y la sudoccidental ciudad de San Francisco.

Venezuela ocupa el segundo lugar con más de 1,3 millones, por ser país fronterizo y porque en el pasado la bonanza petrolera y el alto poder adquisitivo del bolívar atrajeron a muchos desempleados colombianos,

En España residen unos 450.000 colombianos, para quienes el principal atractivo es el idioma y la posibilidad de ”hacer Europa”.

La Coordinadora del Grupo de Trabajo de Vinculación de Colombianos en el Exterior afirma que hasta 2001 la no exigencia de visado de ingreso a España, y la idea de que Europa requería mano de obra, ”tan difundida entre los latinoamericanos”, indujo a miles a empacar maletas rumbo a Madrid.

Pero la situación en España ”ha cambiado sustancialmente por la oferta laboral proveniente de los países de Europa del este”, precisó.

Otros países de la Unión Europea apetecidos por los colombianos son Gran Bretaña, Italia y Holanda, en los que las colonias van de 30.000 a 90.000 personas.

También en Asia y en África hay colombianos, aunque en menor proporción.

De los más de cuatro millones que viven en el exterior, 12.000 están presos bajo cargos de narcotráfico.

En su mayoría son víctimas de redes de comercio ilegal que los emplean como ”mulas” para el transporte de cocaína, heroína u opio, con el acicate de ”salir de pobres” a cambio de la temeridad de burlar las estrictas aduanas internacionales.

En el origen de la creciente diáspora colombiana, para actividades legales o ilegales, casi siempre está la dificultad de labrarse un futuro promisorio en el país.

Rudolf Hommes, asesor del presidente Alvaro Uribe y ex ministro de Hacienda, afirmó que los emigrantes son ”los nuevos héroes de la economía colombiana”, y pidió para ellos un reconocimiento más acorde con sus sacrificios.

No todos los colombianos que viven en Estados Unidos son exitosos como los cantantes Shakira y Juanes, o como Juan Pablo Montoya, corredor de Fórmula 1, destacó para pedir mayor sensibilidad hacia la situación de los exiliados y el desarrollo de mecanismos de contacto con ellos.

A ese propósito apuntan algunos recientes y viejos programas institucionales.

”Colombia nos Une”, de la cancillería, trabaja sobre temas de economía, protección social, portafolio de proyectos, redes formales e informales, cultura, y educación y ”busca romper la desconfianza generalizada de los latinoamericanos frente a sus autoridades consulares”, explicó González.

La ”Red Caldas”, en el que confluyen el estatal instituto Colombiano de Ciencias y universidades públicas y privadas, enlaza a profesionales de diversas disciplinas y propicia el intercambio de conocimientos.

”Conexión Colombia”, de reciente creación, es un proyecto de diversos medios de comunicación que ofrece 'paquetes informativos' y canales de contacto entre los colombianos del exterior y el acontecer nacional.

”Para mí, las vías más directas de comunicarme con 'mijo' son el teléfono y el giro que me manda regularmente todos los meses”, comentó Graciela, una de las mujeres que acuden a vender dólares en la avenida Jiménez.

”Yo sé del esfuerzo que él hace trabajando en un parqueadero (estacionamiento) en Nueva Jersey, siendo, como es, un profesional de la ingeniería”, dijo la mujer, entre orgullosa y nostálgica.

”Figúrese, tanto sufrir por allá para que aquí compren tan barato esta plata”, aprovechó a decir otro de los familiares de colombianos en el exilio, que por estos días de fin de año acuden masivamente a las ”casas de cambio” callejeras. (

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