BRASIL-EEUU: Lyndon B. Johnson apoyó el golpe de 1964

El fallecido presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson (1963-1969) respaldó el golpe de Estado que abrió en 1964 dos decenios de dictadura militar en Brasil, según una grabación de audio y documentos que salieron a la luz este miércoles.

En las vísperas del 40 aniversario de la ruptura de la institucionalidad democrática en Brasil, la nueva información disponible deja en evidencia que Johnson dio instrucciones precisas para que las fuerzas estadounidenses brindaran asistencia directa a los golpistas, de ser necesario.

Una cinta grabada de seis minutos de duración muestra la voz del entonces presidente, desde su rancho en el meridional estado de Texas, asignando por teléfono al subsecretario de Estado (vicecanciller) George Ball la tarea de apoyar el operativo militar.

”Creo que deberíamos dar todos los pasos que podamos, estar preparados para hacer lo que necesitemos hacer”, dijo Johnson el 31 de marzo de 1964, un día antes de que el entonces presidente de Brasil Joao Goulart quedara formalmente fuera del gobierno.

”No lo podemos soportar más”, dijo Johnson a Ball, aparentemente en referencia a Goulart, cuya retórica populista y supuestos vínculos con el Partido Comunista despertaron en Estados Unidos temores de que el gigante de América Latina se convirtiera en otra Cuba.

”Me mantendré al tanto y tomaré algún riesgo”, agregó el gobernante estadounidense, quien el año anterior había asumido la presidencia al morir asesinado John F. Kennedy.

Johnson enviaría el año siguiente miles de infantes de Marina (marines) a reprimir disturbios civiles en República Dominicana.

En su diálogo telefónico, Johnson encargó a Ball asegurarse de que el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), John McCone, y el secretario (ministro) de Defensa, Robert McNamara, se aseguraran de que el golpe en Brasil tuviera éxito.

Goulart, del centroizquierdista Partido Laborista de Brasil, asumió la jefatura del gobierno en su carácter de vicepresidente cuando renunció su antecesor, Janio Quadros, en 1961.

El mandatario brasileño tenía antecedentes democráticos fuera de toda duda, y se había esforzado por garantizar a Washington que no intentaría dar pasos radicales hacia la izquierda ni alinearse con Cuba o la Unión Soviética.

Pero el gobierno de Johnson, aún conmocionado por la crisis de los misiles con La Habana y Moscú en octubre de 1962, asumió una posición cada vez más hostil hacia Goulart.

El agregado militar de la Embajada de Estados Unidos en Brasil, general Vernon Walters, tenía relaciones de estrecha amistad con el general brasileño Humberto Castelo Branco, quien asumió la presidencia tras la caída de Goulart.

Walters fue luego subdirector de la CIA y embajador de Estados Unidos en la ONU en los años 80.

La CIA tenía a comienzos de la década del 60 una fuerte presencia en Brasil y desarrollaba varias operaciones encubiertas para impulsar la oposición a Goulart.

En 1976, documentos secretos descubiertos por un estudiante de la Universidad de Texas y luego publicados en Brasil ofrecían detalles sobre operaciones de la CIA.

Esos documentos también confirmaban el despliegue en mares brasileños de una brigada aerotransportada que incluía barcos destructores y petroleros, al parecer para intervenir encubierta o abiertamente a favor del golpe, si el embajador Lincoln Gordon, hoy de 92 años, lo consideraba necesario.

Gordon, quien no pudo ser ubicado este miércoles para realizar comentarios, admitió entonces tal despliegue militar, al que consideró ”una contingencia nunca puesta en funcionamiento”. ”Temíamos la posibilidad de una guerra civil, y un bando podía necesitar alguna ayuda exterior”, dijo.

Los nuevos documentos y la grabación de audio, sobre los que se retiró el mes pasado el rótulo de secreto, fueron difundidos por el independiente Archivo de Seguridad Nacional (NSA).

”Estos documentos reflejan hasta qué punto el gobierno de Johnson, desde el mismo presidente, estaba dispuesto a intervenir para asegurar el éxito del golpe. Dan detalles sobre el envío de armas y municiones por medios submarinos, y sobre la apropiación de un petrolero de Esso para apoyar a los rebeldes”, dijo el investigador Peter Kornbluh, del NSA.

Los documentos ”aclaran, aun más que antes, que Estados Unidos estaba preparado para hacer un gran pacto, abiertamente si el golpe no tenía éxito rápidamente”, agregó Kornbluh.

En un telegrama, Gordon afirma que Goulart tiene intención de convertirse en dictador con la ayuda del Partido Comunista y recomienda ”un envío clandestino de armas” a Castelo Branco.

Además, exhorta al gobierno de Johnson a ”prepararse sin retraso contra la contingencia de una intervención abierta en una segunda etapa”.

Un telegrama posterior enviado por Gordon reitera el pedido de un envío secreto de equipo ”antes de cualquier estallido de violencia”, y con la intención de que fuera ”utilizado por unidades paramilitares que trabajan con grupos militares democráticos”.

Un tercer documento de la CIA, fechado el 30 de marzo, es un informe de fuentes de inteligencia en la ciudad de Belo Horizonte, según el cual ”una revolución de fuerzas anti-Goulart comenzará definitivamente esta semana, probablemente en los próximos días”, en forma de una marcha militar rumbo a Rio de Janeiro, donde se encontraba el presidente.

Según la fuente de ese documento, ”la revolución no se resolverá rápido y será sangrienta”. El agente preveía combates entre unidades del ejército en la meridional ciudad de Sao Paulo, capital industrial del país, y en la región septentrional.

En otro telegrama secreto, emitido el 31 de marzo, el entonces secretario de Estado (canciller) Dean Rusk informa al embajador Gordon de todas las decisiones tomadas por la Casa Blanca para ”estar en condiciones de brindar asistencia en el momento adecuado a las fuerzas anti-Goulart, de ser necesario”.

Entre esas medidas figuraba el envío de buques de la armada estadounidense del Caribe al meridional puerto brasileño de Santos, la entrega de 110 toneladas de munición y otros equipamientos a las fuerzas golpistas y el despacho de una fuerza naval frente a las costas del océano Atlántico.

En el documento final, con fecha 2 de abril de 1964, la CIA confirma la partida de Goulart al exilio en Uruguay ese mismo día, así como el éxito del golpe de Estado.

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