SIDA-SENEGAL: Mezquitas e iglesias se suman a la lucha

Son las 13.30 en la capital de Senegal, un viernes. Los automóviles y los transeúntes se detienen frente a la puerta de la Mezquita Antigua, apenas comienza a escucharse el ulular de las sirenas. Es la hora de rezar.

Cuando el muezzin (cantor de la mezquita) hace el llamado por los parlantes, todos se arrodillan y elevan una plegaria, en un momento de intensa religiosidad colectiva, común en los pueblos del Islam.

Pero esta vez el sermón no trata sobre el Corán, sino sobre un problema acaso más terrenal como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). El imán exhorta a los fieles a prevenirse del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) y a no discriminar a los portadores.

Pero esto no sólo ocurre en las mezquitas. El domingo, los católicos también escucharán un mensaje similar en la misa.

Una alianza entre la religión y la salud pública es la base de la nueva estrategia de Senegal en la lucha contra el sida, cuyos exitosos resultados fueron presentados por los delegados de este país en la XV Conferencia Internacional sobre el Sida, que terminó el viernes 16 en Bangkok.

La prevalencia del VIH en Senegal sigue siendo baja, pues afecta a 1,4 por ciento de los 10 millones de habitantes. Se considera a una epidemia de alta prevalencia cuando afecta a más de cinco por ciento de la población..

Senegal tiene los mismos problemas económicos y sociales que el resto de sus vecinos de Africa, pero de todas formas logró poner en práctica programas eficaces de prevención y respuesta rápida al sida.

El gobierno de Senegal actuó apenas se detectaron los seis primeros casos de la enfermedad en 1986, mientras la mayoría de los líderes del continente subestimaban a la naciente pandemia o respondían con indiferencia.

Un equipo de científicos y médicos convencieron al entonces presidente Abdou Diouf de la necesidad de que el gobierno interviniera cuanto antes para prevenir la propagación del VIH.

A fines de 1986, un equipo especial de lucha contra el sida ya estaba trabajando para garantizar transfusiones de sangre seguras, ampliar los tratamientos contra todas las enfermedades de transmisión sexual y atender en especial a las prostitutas.

Las trabajadoras sexuales comenzaron a ser registradas y sometidas a exámenes periódicos. Además, reciben toda la información sobre el sida y obtienen preservativos gratis.

Pero las autoridades pronto se dieron cuenta de que no podrían ganar esta batalla sin ayuda de toda la sociedad. Entonces decidieron buscar la colaboración de las organizaciones no gubernamentales y de los líderes religiosos.

Con su red de miles de mezquitas, que se llenan todos los viernes para las oraciones, el poder de los religiosos musulmanes en la lucha contra el sida es grande.

Una gran variedad de organizaciones religiosas, culturales y hasta deportivas trabajan ahora en forma conjunta para advertir a la población sobre el peligro de la enfermedad.

”La respuesta al sida tiene su base en una compleja arquitectura humana local”, afirmó Gary Engelberg, director de la organización Consultores Africanos Internacional, con sede en Dakar, dedicada a asuntos relacionados con la salud y la cultura.

La actitud de los líderes religiosos senegaleses es por completo diferente a la de los países vecinos.

La tendencia general de los imanes africanos es a asociar el VIH con la degradación moral, condenar a los infectados y oponerse a iniciativas de prevención como la distribución de condones en colegios, por temor a que esto fomente la promiscuidad entre los jóvenes.

En Senegal, el gobierno y los líderes religiosos alcanzaron un acuerdo. Los clérigos se dedican a predicar la fidelidad en la pareja sin oponerse a las campañas por el uso del preservativo, mientras las autoridades distribuyen condones pero subrayan la importancia de una sexualidad responsable.

”Cada actor tiene un área de responsabilidad, y nos complementamos unos a otros”, dijo el activista Bamar Gueye, coordinador nacional de la organización islámica Jamra.

Senegal es un país profundamente religioso. Más de 90 por ciento de sus habitantes son musulmanes, y cuatro por ciento católicos.

”Necesitamos trabajar con los líderes religiosos para triunfar”, dijo la secretaria ejecutiva del Consejo Nacional para la Lucha contra el Sida, Ibra Ndoye, y una de las principales impulsoras de los nuevos programas contra la enfermedad.

Autoridades de la salud mantuvieron una serie de reuniones con líderes islámicos para darles información sobre el sida, y advertirles que predicar que el sida es un castigo divino podría aumentar la discriminación hacia los portadores.

”Luego de estas reuniones, nos dimos cuenta de que no teníamos que estigmatizar a las personas con sida ni a las trabajadoras sexuales”, señaló Gueye.

En 1988, Jamra firmó un acuerdo con el gobierno con relación a la respuesta de los musulmanes contra el sida, mientras autoridades y representantes de organizaciones civiles comenzaban a visitar a los imanes, califas y otros líderes religiosos islámicos para hablar de la enfermedad.

En 1992, se puso en marcha el primer plan de prevención del sida en todo el país con la colaboración de los líderes religiosos.

La Iglesia Católica comenzó a participar más activamente en las campañas a partir de mayo, cuando murió el cardenal Hyacinthe Thiandoum, gran opositor al uso del condón.

Hoy, cada una de las siete diócesis tiene un centro de atención y asesoramiento para portadores, en los que se ofrecen también exámenes de sangre y asesoría legal. (

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