ENERGÍA-NIGERIA: Muertes en la oscuridad

Cuatro días después de que se mudaran a una casa en Sango Otta, un suburbio de la capital de Nigeria, Soji Alawiye, su esposa embarazada y sus dos pequeños hijos murieron mientras dormían.

La causa: los gases de un generador portátil de energía que quedó encendido toda la noche tras un corte de luz.

Esta tragedia ocurrió en diciembre, cuando también otras dos familias, en las sudoccidentales localidades de Ibadan y Warri, fueron víctimas del excesivo monóxido de carbono emitido por estos generadores portátiles que funcionan con combustible.

Las muertes se produjeron en el marco de una serie de cortes de luz debidos a la incapacidad crónica de la estatal Autoridad Nacional de Energía Eléctrica (NEPA, por sus siglas en inglés) para satisfacer la demanda energética de este país de 120 millones de habitantes.

Nigeria necesita por lo menos 5.000 megavatios por año, pero NEPA sólo puede generar 2.000. Esto ha hecho que muchos nigerianos jueguen con las siglas de la compañía estatal, llamándola ”Never Expect Power Always” (”nunca esperes energía continua”).

Debido a esta carencia, Nigeria se ha convertido en uno de los principales compradores de generadores portátiles.

”No tenemos otra opción que depender de los generadores, porque a veces no hay energía por meses o semanas”, dijo a IPS Yekini Adigun, quien vive a pocas cuadras de donde residía la familia Alawiye.

Muchos dejan encendidos los generadores durante la noche para poder mantener prendidos los ventiladores y así sobrellevar el agobiante calor y la humedad. Pero las máquinas emiten gases altamente contaminantes.

La falta de energía también está afectando al comercio.

”Mi familia vende alimentos congelados, como pavo, pescado y pollo. Cuando no hay energía sufrimos muchas pérdidas, ya que no contamos con generadores con la capacidad suficiente para mantener encendidos todo el tiempo los congeladores”, dijo Adigun.

La Asociación Nacional de Cámaras de Comercio, Industria, Minas y Agricultura, y la Asociación de Fabricantes de Nigeria (MAN) estimaron las pérdidas anuales de sus miembros en 1.000 millones de dólares debido a los cortes de luz.

Es inevitable que estos costos, sumados a los de la compra de generadores para enfrentar los apagones, se trasladen luego a los precios al consumo.

Como muchos males de Nigeria, el mal funcionamiento se debe, entre otras cosas, a años de gobiernos militares corruptos, que dejaron en la ruina a las empresas estatales y a sus instalaciones.

Este país del occidente africano está obligado a importar combustible, a pesar de ser el sexto exportador del crudo en el mundo, debido a que sus cuatro refinerías no funcionan en forma adecuada.

Cuando el presidente Olusegun Obasanjo asumió en mayo de 1999, poniendo fin a casi 16 años de régimen militar, prometió renovar NEPA.

Hasta ahora el gobierno ha invertido más de 1.000 millones de dólares para modernizar la compañía, pero muchos nigerianos sostienen que esos fondos se han malgastado.

”Nada bueno se ha hecho con la gran cantidad de dinero invertido en la generación de energía en los últimos años. El dinero se fue al sistema corrupto”, sostuvo el presidente del independiente Centro de Energía Renovable, Tive Denedo.

NEPA asegura que el dinero fue volcado en la construcción de nuevas centrales eléctricas, en la rehabilitación de instalaciones deterioradas y en la creación de nuevas redes de transmisión.

”En su determinado esfuerzo para aumentar la capacidad de generación eléctrica, el gobierno comenzó la construcción de tres nuevas centrales que, cuando estén terminadas, contribuirán con 1.300 megavatios” anuales, anunció el director ejecutivo de NEPA, Joseph Makoju.

La compañía arguye que la actual carencia de energía se debe al robo de equipos y al vandalismo, causa de por lo menos una tercera parte de los apagones en Nigeria.

La semana pasada, Obasanjo promulgó la Ley de Reforma del Sector Eléctrico, que permite la llegada de capitales extranjeros en lo que hasta ahora era monopolio estatal.

Algunos temen que esto signifique un aumento en los precios del servicio, pero otros consideran que la situación no podría ser peor y que las tarifas nunca serán más altas que el actual gasto en generadores portátiles.

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