AFGANISTÁN: Soldados canadienses cambian paz por combate

Los soldados canadienses que participan en operaciones contra el movimiento islámico Talibán en Afganistán, dirigidas por Estados Unidos, están dedicados al combate y no a su mandato de mantener la paz en el país asiático, advirtió una diplomática retirada.

Peggy Mason, ex embajadora para Desarme y Control de Armas de Canadá en la Organización de las Naciones Unidas, se manifestó alarmada por el radical cambio del mandato de la misión de su país en Afganistán, sin que se hubiera procesado un debate político al respecto.

Doscientos cincuenta soldados canadienses llegaron el mes pasado a Kandahar, donde los combates han sido particularmente duros, y se prevé que otros más se desplieguen allí hasta fin de año.

Pero Mason cree que Canadá, con su experiencia en misiones de mantenimiento de la paz, debería tomar "cierta distancia" de los combates en Kandahar, conducidos por Estados Unidos.

La estrategia de Washington en Afganistán, caracterizada por el despliegue de una "fuerza abrumadora", la insensibilidad ante las bajas civiles y los pactos con señores de la guerra, no ha redundado en una mejora de la seguridad, dijo la diplomática a IPS.

Mason dijo desconocer las razones por las cuales Canadá no esperó para elevar su presencia en Afganistán hasta fines del año próximo.

Las Fuerzas Internacionales para la Asistencia en Seguridad (ISAF), la misión militar de paz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se encargará de garantizar la seguridad en todo el territorio del país.

Entonces concluirá el mandato de la coalición internacional a cargo de la operación Libertad Duradera, la ocupación de Afganistán para desalojar a Talibán del poder que detentaba desde 1996 en respuesta a los atentados que el 11 de septiembre de 2003 dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington.

"Los combates deben terminar, punto. Y debemos asumir la otra modalidad (el mantenimiento de la paz). Canadá juega los dos papeles, lo que no resulta de ayuda", advirtió.

El nuevo mandato de los 1.250 soldados canadienses que estarán en Kandahar en los próximos meses se refleja en las duras declaraciones del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de este país, general Rick Hillier.

El militar defendió la muerte a manos de sus hombres de rebeldes afganos, a quienes calificó de "asesinos detestables" y "bolsas de basura".

Estos comentarios constituyen una peligrosa simplificación de la situación política afgana, según Seddiq Weera, experto canadiense nacido en el país asiático que se encuentra en Kabul para asesorar al Ministerio de Educación y a la Comisión Nacional Independiente para el Fortalecimiento de la Paz.

No sólo Talibán se opone a la presencia de tropas extranjeras, pues la población del sur y el este del país está molesta por la misma causa, observó Weera.

"Hay casos de bombardeos injustificados, maltrato en registro de viviendas, encarcelamientos erróneos, etcétera", explicó el educador en un informe publicado en mayo.

"Además, miembros de la antigua Alianza del Norte", organización que ayudó a la coalición internacional encabezada por Estados Unidos a desalojar al régimen de Talibán en 2001 y que perdieron poder, "expresaron insatisfacción o actúan de un modo que amenaza la seguridad", agregó.

Esas son algunas de las muchas razones por las que miembros de esos grupos se oponen abiertamente a la presencia de tropas estadounidenses y aun de una fuerza internacional, anotó. "Muchos afganos están confundidos sobre el rol y las intenciones de estas tropas", sostuvo Weera.

El general Hillier "se concentra en un enfoque de buenos contra malos que no refleja la realidad", dijo luego el experto a IPS por teléfono desde Kabul.

"Hay gran cantidad de descontentos, y muchos grupos tienen preocupaciones legítimas. Son muy pocos los agitadores que explotan a estos infelices. Esos agitadores deben ser aislados atendiendo el descontento a través del diálogo y la reconciliación", recomendó el experto.

Pero la diplomática Mason se preguntó si existen posibilidades reales de derrotar a las fuerzas de Talibán mediante misiones de búsqueda y destrucción.

Los esfuerzos policiales y el intercambio de información permitieron identificar a más terroristas que las operaciones de las fuerzas comandadas por Estados Unidos, las cuales han fracasado en su intento de acabar con los remanentes de Talibán y de su aliada, la red Al Qaeda, aseguró la diplomática.

"Si se consideran los arrestos realizados, los militares no han sido particularmente exitosos", afirmó.

En el marco de su implícito mandato de combate, las fuerzas canadienses han entregado a Washington a prisioneros de guerra que, según el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, no están amparados por las Convenciones de Ginebra.

La justificación de la tortura por parte de abogados del gobierno estadounidense y el maltrato a detenidos constatado en cárceles iraquíes debieron haber disuadido a Canadá de enviar más soldados a Afganistán, dijo el abogado y profesor de Ciencia Política de la Universidad de Columbia Británica, Michael Byers.

"Nos debe preocupar la complicidad en la tortura" por parte de los uniformados de Canadá, sostuvo.

Los soldados canadienses están regidos en todo el mundo por la Carta de Derechos y Libertades de este país y por la Convención Internacional contra la Tortura vigente desde 1984, explicó Byers.

Estas preocupaciones también deberían estar presentes si soldados canadienses entregan prisioneros a las fuerzas afganas, cuyos miembros han sido acusados por la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) de secuestro, abuso, soborno a empresarios y violación.

El mayor Darren Steele, del Departamento de Defensa Nacional de Canadá, se rehusó a comentar los informes en que se acusa a fuerzas de la coalición internacional de abuso de civiles y tortura.

"No puedo hablar de eso. ¿Cuántas de estas denuncias son simples impresiones y qué gente lo está denunciando?", preguntó.

Steele dijo que confía en que los militares de Canadá se dediquen de lleno a la reconstrucción y el mantenimiento de la paz en Kandahar cuando las ISAF se fusionen con la coalición estadounidense el año próximo.

El opositor Nuevo Partido Demócrata de Canadá procura iniciar en septiembre, cuando concluya el receso parlamentario, un debate nacional sobre la alteración del mandato de las fuerzas canadienses en Afganistán.. (

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