DERECHOS HUMANOS: Sociedad civil acusa al gobierno de Túnez

Organizaciones no gubernamentales (ONG) continuaron este jueves su campaña de denuncia de las violaciones a los derechos humanos en Túnez con una visita solidaria a un grupo de tunecinos que realizaban huelga de hambre.

Los siete huelguistas, que exigían la liberación de prisioneros de conciencia, fueron visitados por integrantes del comité organizador de la sociedad civil en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad Información (CMSI) y también por representantes de la Unión Europea, miembros del Parlamento Europeo y la abogada iraní Shirin Ebadi, galardonada con el premio Nobel de la Paz.

Unas 200 personas participaron de la visita, que fue observada de cerca por fuerzas de seguridad tunecinas que rodeaban el edificio, aunque los agentes no impidieron la entrada a nadie.

En una conferencia de prensa posterior, líderes de la campaña CRIS (siglas en inglés de "Derechos de Comunicación en la Sociedad de la Información") manifestaron preocupación por el destino de activistas tunecinos que aprovecharon la exposición que les ofrecía la CMSI para resaltar la situación de los derechos humanos en su país.

Miembros de CRIS dijeron estar preocupados por lo que sucederá a esos activistas una vez que la Cumbre termine y los delegados se hayan ido.

Sean O'Siochru, de CRIS, admitió que la situación de los derechos humanos en Túnez "no es la peor" del mundo, pero señaló que, dado que la CMSI se realiza en este país, el gobierno debe hacer un esfuerzo adicional por garantizar la libertad de expresión.

El gobierno de Túnez no reconoce legitimidad a los grupos opositores de derechos humanos, por lo tanto éstos no cuentan con el estatuto de ONG que concede la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y no pueden participar en conferencias internacionales.

Esto no les ha impedido introducirse en ONG extranjeras. Y esta semana, uno de esos grupos, la Liga Tunecina de Derechos Humanos, se convirtió en anfitriona de una reducida Cumbre Ciudadana de la Sociedad de la Información (CCSI).

El miércoles, se lanzó una mini-CCSI en las oficinas de la Liga. Numerosos representantes de ONG y unos 150 partidarios extranjeros se amontonaron en un pequeño espacio, en un desafiante intento por hacer oír su voz.

El lanzamiento fue tardío (estaba previsto para el martes) porque los organizadores se encontraron con que sus reservas de espacios más grandes en hoteles de la capital habían sido canceladas. Los organizadores atribuyeron estas cancelaciones a la presión del gobierno.

"Declaramos abierta la Cumbre Ciudadana sobre la Sociedad de la Información, para dar la oportunidad de hablar a aquellos que no la tienen en este país", dijo Sidiki Kaba, de la Federación Internacional de Derechos Humanos.

Pese al temor a la persecución, el lanzamiento de lo que pretendía ser una cumbre alternativa fue casi ignorado por los miles de delegados, periodistas y empresarios que atestaban el Centro de Exposiciones Kram, donde se realiza la CMSI, y especialmente por las fuerzas de seguridad tunecinas.

La presencia policial es muy fuerte. Agentes vestidos de civil vigilan todo, desde el centro de prensa de la conferencia hasta los ascensores y escaleras de hoteles. Estos agentes fueron culpados por la agresión física a activistas tunecinos de los derechos humanos, lo que llevó a los organizadores de la CCSI a realizar una protesta el martes en lugar de buscar una sede.

El lanzamiento de la Cumbre Ciudadana no ha sido fácil. Además de la cancelación de reservas y la persecución policial, padecieron la cancelación por autoridades tunecinas de actividades organizadas por ONG europeas y la propia Unión Europea, informaron organizadores.

No obstante, varias actividades de ONG, conferencias y seminarios se realizaron más o menos como estaban planeadas. Hivos, una ONG holandesa que trabaja en proyectos de desarrollo, realizó el jueves la primera fase de un seminario sobre "Expresión bajo represión".

"Después de cerca de una hora, unos hombres vestidos de azul aparecieron en el seminario a realizar preguntas de modo intimidatorio", dijo Margrite van Doodewaard, de Hivos, a IPS/TerraViva.

Después apareció un alto funcionario de seguridad y dijo que, como el seminario se realizaba en territorio de Túnez, las autoridades tenían derecho a suspender la reunión en cualquier momento. "Sólo la llegada del embajador de Holanda y de varios funcionarios holandeses y británicos salvó el seminario", contó Van Doodewaard.

El "minilanzamiento" de la CCSI el miércoles contó con la participación de activistas de los derechos humanos nacionales y extranjeros, parlamentarios europeos, funcionarios de la ONU y Ebadi, la Nobel de la Paz iraní.

"La CCSI está presente ahora en periódicos y canales de televisión de todo el mundo, que informan sobre vuestra lucha", dijo Steve Buckley a la multitud congregada en la Liga Tunecina de Derechos Humanos.

Buckley pertenece a Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX, por sus siglas en inglés), una coalición de 14 organizaciones que realizó tres misiones de vigilancia de los derechos humanos antes de la Cumbre.

El gobierno de Zine ben Abidine Ben Ali no reconoce la existencia de prisioneros de conciencia.

La situación de los derechos humanos en Túnez ha estado bajo el foco desde la primera fase de la CMSI, realizada en Ginebra en 2003, cuando varias ONG objetaron la decisión de la ONU de realizar la segunda fase en este país.

Aunque las autoridades tunecinas garantizaron en varias ocasiones que respetarían los valores del foro mundial en materia de libertad de expresión y participación, la Cumbre se desarrolla en un ambiente tenso.

Ben Ali, quien tomó el poder en un incruento golpe de Estado en 1987, se presenta como el paladín del cambio democrático y el desarrollo económico. Gobierna sobre la base de un férreo control político mezclado con programas sociales.

Según Amnistía Internacional, el gobierno controla estrictamente los medios de comunicación, incluida Internet. Líderes de la sociedad civil presentes en la CMSI condenaron el bloqueo del sitio web de la conferencia para todos los tunecinos que no participan en ella.

Los medios periodísticos estatales informan de manera abundante sobre la Cumbre, pero parece que el contenido de la información es objeto de un intenso escrutinio.

Por ejemplo, cuando el presidente suizo Samuel Schmid condenó en la conferencia a los gobiernos que "persiguen o encarcelan a sus ciudadanos cuando los critican", las cámaras de televisión cambiaron su enfoque de inmediato.

La mayoría de las oficinas públicas, escuelas y universidades cerraron para la CMSI, a fin de permitir que funcionarios y estudiantes pudieran seguir los acontecimientos por televisión.

"Esta cumbre es una oportunidad perdida para Túnez, que podía presentar una mejor imagen de sociedad abierta que respeta la libertad de información", declaró Riccardo Noury, de Amnistía Internacional, a la agencia radial alternativa Amisnet.

"Amnistía es pesimista acerca de la voluntad real de gobiernos extranjeros de presionar a las autoridades tunecinas. Tememos las peores consecuencias, cuando termine la CMSI, para aquellos que intentaron aprovechar esta ocasión para denunciar la represión", declaró Noury.

El Grupo IFEX de Vigilancia de Túnez prometió mantener contacto con activistas tunecinos una vez que las delegaciones gubernamentales extranjeras hayan partido.

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