ENERGÍA-IRAQ: Cómo reabrir el grifo de la gasolina

Iraq, una potencia petrolera, se está quedando sin gasolina y las razones son la pésima administración y la posible corrupción de las autoridades de ese país, ocupado y controlado por Estados Unidos. Los proveedores extranjeros cierran el suministro por falta de pago.

Crédito: Departamento de Defensa de EEUU
Crédito: Departamento de Defensa de EEUU
Ante una montaña de facturas impagas, los gobiernos de Turquía y Arabia Saudita interrumpieron las exportaciones de gasolina a Iraq. Asediado por la demanda de combustible, Bagdad comenzó a negociar con su antiguo enemigo Irán, con el que estuvo en guerra entre 1980 y 1988.

Funcionarios de Iraq y de Estados Unidos alegan que la causa de la escasez es la actividad "insurgente" o "terrorista", pero muchos dicen que a menudo el problema es la corrupción y la delincuencia común.

La gasolina de Iraq procede de dos fuentes: las refinerías nacionales procesan una cantidad limitada del crudo propio, pero son las importaciones de los países vecinos las que hacen funcionar la mayor parte de los vehículos y generadores de la nación. Arabia Saudita y Turquía cubren más de la mitad de la demanda interna.

En agosto de 2005, cuando la deuda de Iraq llegó a ser millonaria, Arabia Saudita suspendió el suministro. El 21 de enero, luego que las facturas impagas de Bagdad superaron los 1.000 millones de dólares, Turquía hizo lo propio.
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El suministro que llega desde Kuwait también se está secando. La firma estadounidense Lloyd Owen International (LOI), con sede en el estado de Florida, había acordado transportar en camión 1.300 millones de litros de gasolina de la estatal Kuwait Petroleum Corporation a estaciones gasolineras de todo Iraq durante los últimos 19 meses.

El 2 de este mes, el presidente de LOI, Alan Waller, interrumpió temporalmente los suministros a Bagdad por retrasos en los pagos. Para el segundo fin de semana de febrero, las importaciones de Iraq habían caído en picada de 12 millones a tres millones de litros diarios.

En una carta en duros términos dirigida a Thomas Delare, consejero económico de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, Waller expresó: "El gobierno de Iraq no está dispuesto a pagar lo que nos debe, o incluso a reunirse para discutir, y nosotros no podemos obtener ninguna asistencia del gobierno de Estados Unidos. Por lo tanto, sólo puedo retroceder y retirar a todo mi personal internacional de Iraq por su propia seguridad, y dejar a la población iraquí que trate la situación a su manera".

Waller alegó que el gobierno de Iraq canceló ilegalmente su contrato y ahora está negociando con otra compañía estadounidense, Global Transportation Network para que distribuya el combustible.

A fines de 2003, los proveedores nacionales cobraban 96 centavos de dólar por galón por comprar y distribuir gasolina, mientras que la estadounidense Halliburton cobraba en promedio 2,65 dólares el galón por el mismo servicio a través de su subcontratista, Altanmia Commercial Marketing Company.

Halliburton, conducida por el actual vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney entre 1995 y 2000, se ha llevado la parte del león en las contrataciones para la reconstrucción de Iraq y está acusada de haber obtenido beneficios mediante prácticas venales.

En la primavera boreal de 2004, poco antes de que el gobierno fue traspasado a los iraquíes, el ejército de Estados Unidos dijo que el contrato era demasiado caro y lo canceló.

Las nuevas autoridades iraquíes concedieron entonces un contrato idéntico de suministro a LOI y su socio Geotech Environmental Services, de Kuwait. LOI cobraba un séptimo del precio de Altanmia, apenas 18 centavos por galón.

Waller afirma que su compañía despachó 37.000 camiones cisterna por todo Iraq en los últimos 19 meses "sin perder ni uno solo a manos de la actividad insurgente o terrorista", a diferencia de los convoyes de Halliburton, frecuentemente atacados. Estaba previsto que el contrato LOI/Geotech siguiera vigente hasta junio.

Para empeorar las cosas, el sabotaje y el frío reducen la extracción y refinación petrolera nacional, que están en crisis. Pese a estar sentado sobre las terceras reservas de crudo más grandes del mundo, Iraq redujo sus exportaciones de 2,1 millones de barriles por día a apenas 1,1 millones de barriles en diciembre, su registro más bajo desde el inicio de la guerra, en marzo de 2003.

Esta caída, junto con los problemas de distribución determinan la escasez de gasolina en Bagdad, donde los conductores esperan en filas de cuadras y cuadras para cargar el tanque. El suministro errático de electricidad exacerbó el problema, forzando a los habitantes a utilizar generadores a gas para encender luces y el aire acondicionado en sus hogares y comercios.

No importa cuanto estuviera mal bajo el régimen de Saddam Hussein (1979-2003), la gasolina y el queroseno para cocinar siempre abundaban y eran baratos. El gobierno de Estados Unidos mantuvo esa política de proveer gasolina a sólo 0,20 dólares el galón, muy por debajo de su costo real.

Pero el gobierno iraquí, carente de dinero, triplicó los precios del combustible a fin de año, bajo presión del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esta suba fue una importante fuente de indignación popular, pero le permitió a Bagdad obtener un préstamo del FMI por 685 millones de dólares, el 24 de diciembre de 2005.

El debate sobre el precio del combustible puso en apuros al Ministerio de Petróleo, que se supone debe vigilar la producción y distribución. El titular de esa cartera, Ibrahim Bahr al-Ulum, fue destituido a fines de diciembre de 2005, cuando protestó por el aumento.

Aunque Al-Ulum regresó a su puesto a comienzos de enero, a inicios de diciembre el gobierno volvió a pedirle la renuncia.

La culpa de la crisis se expande fácilmente. Funcionarios en Bagdad y Washington denunciaron que empleados corruptos de rango medio y bajo están colaborando con "insurgentes" que crearon el caos atacando convoyes de combustible y oleoductos, así como desviando los suministros para venderlos y quedarse con las ganancias.

Pero Waller alega que, si bien grupos "terroristas" son responsables de muchos ataques violentos, otro problema importante son las bandas delictivas y las personas pobres intentando sobrevivir.

"Este país es como Rusia tras la caída de la Unión Soviética", dijo. "Los miembros del ejército de Estados Unidos dijeron en (la cadena de noticias) CNN que las largas filas para obtener combustible en Bagdad se deben a la actividad insurgente. No es cierto. Es muy simple. La falta de pagos está empujando a Iraq al caos y la corrupción", afirmó.

A fines del año pasado, Al-Ulum dijo al periódico en árabe Al Hayat de Londres, que "las redes de contrabando de petróleo y combustible han crecido (hasta convertirse en) una mafia peligrosa que amenaza las vidas de quienes están a cargo del combate a la corrupción", según una traducción de la radio y televisora británica BBC.

Mientras los suministros de gasolina se reducen y la indignación crece, Washington y Bagdad compiten por devolver a Iraq lo que se entiende por normalidad.

Funcionarios del Ministerio de Petróleo de Iraq dijeron que los pagos se reanudarían pronto, agregando que esa cartera "está trabajando para acelerar el proceso de pagos. No hay ningún problema. Es sólo un asunto de tiempo, y el dinero se pagará", dijo a los periodistas Asim Jihad, portavoz ministerial.

Los funcionarios de la embajada de Estados Unidos son más pesimistas. "Tengo previstas algunas reuniones de alto nivel para los próximos días con funcionarios del Ministerio de Petróleo", contestó Delare a Waller el 6 de febrero.

"Ojalá tuviera noticias alentadoras para usted pero, pese a nuestros esfuerzos por resolver los problemas de retrasos en los pagos, hasta ahora no hemos tenido éxito", agregó el consejero económico de la embajada en Bagdad.

Pero funcionarios de Bagdad tienen un plan alternativo: su otrora archienemigo, Irán, cercano al actual gobierno iraquí. El asunto de recurrir a suministros iraquíes fue discutido en julio, cuando el primer ministro iraquí Ibrahim al-Jaafari visitó Teherán.

El asunto es complejo, dadas las tensiones entre Teherán y Washington por el programa nuclear iraní.

"Debido a los problemas pagos y falta de combustible, el gobierno de Iraq respaldado por Estados Unidos ahora está buscando importar petróleo de Irán, y (la central ciudad ) Najaf es la nueva capital iraní de Iraq", escribió Waller en su carta del 4 de febrero a la embajada estadounidense en Bagdad.

Najaf es un bastión chiita en Iraq y una de las ciudades sagradas para esa rama del Islam, mayoritaria en la república islámica de Irán.

(*) Pratap Chatterjee es director general de la organización no gubernamental CorpWatch.

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