DERECHOS HUMANOS-SERBIA: Los perseguidos de Tito

Miles de perseguidos políticos e ideológicos en la antigua Yugoslavia, gobernada por comunistas tras la Segunda Guerra Mundial, esperan el resarcimiento moral y económico ya dispuesto por el parlamento de Serbia.

Muchas víctimas fueron condenadas porque se las consideraba colaboradores de la ocupación alemana. Luego, muchas otras fueron tildadas de demasiado ricas o liberales para lo tolerable por el régimen comunista.

"Esta ley tiene importancia histórica", sentenció el ministro de Relaciones Económicas Internacionales, Milan Parivodic, en una conferencia de prensa posterior a la promulgación, a mediados de este mes.

"Esto allana el camino para revertir numerosas injusticias cometidas contra personas que simplemente se expresaron según los valores y principios de una civilización moderna y democrática, como el derecho a la libre elección y a la libre determinación", declaró Parivodic.

La ley tiene el objetivo de reparar la reputación, el honor y los derechos civiles y de propiedad de quienes por "razones políticas o ideológicas, con o sin resolución judicial mediante, fueron privadas del derecho a la vida, la libertad, la propiedad y otros derechos básicos a partir del 6 de abril de 1941". También dispone reparaciones a sus familias.

Esa fecha marca el inicio de la Segunda Guerra Mundial para Serbia. Comenzó entonces la ocupación alemana. Yugolsavia fue liberada en 1945 por la guerrilla comunista que luego gobernaría el país, al mando de Josip Broz, popularmente conocido como Tito.

El líder murió en 1980. Yugoslavia, integrada por seis repúblicas federadas —una de las cuales era Serbia—, se desintegró al cabo de 11 años.

El gobierno de Tito barrió varios secretos sucios debajo de la alfombra, aunque garantizó libertades como en ningún otro país del mismo signo y mantuvo cierto equilibrio entre los campos comunista y occidental en los años de la guerra fría.

Los primeros condenados al cabo de la Segunda Guerra Mundial fueron los "enemigos del Estado", es decir los colaboradores —supuestos y reales— de la ocupación nazi y los considerados demasiado pudientes para el gusto comunista, a quienes se tildaba de "sucios capitalistas".

Después de 1948, muchos de quienes se opusieron de una u otra forma al régimen de Tito terminaron en una prisión construida en Goli Otok (Isla Desnuda), remoto paraje en medio del mar Adriático, hoy territorio de la república ex yugoslava de Croacia.

El Estado castigó luego, en los años 60 y 70, a los liberales, quienes por lo general eran intelectuales que aspiraban a mayores espacios de democracia. No fueron enviados a Goli Otok, pero sufrieron la proscripción, se les impidió trabajar o se los encarceló.

"Ni en Serbia ni en la antigua Yugoslavia se determinó nunca la cantidad exacta de víctimas políticas o ideológicas", dijo a IPS la escritora Svetlana Velmar. "Solo hay estimaciones que mencionan 'docenas de miles'."

Svetlana y su hermana Gordana vivieron décadas bajo el sello de "hijas de un enemigo del Estado". Su madre, que hablaba dos lenguas extranjeras, nunca pudo encontrar empleo.

Jankovic luchó durante décadas para limpiar el nombre de su padre, Vladimir, alcalde de Belgrado antes de finalizar la guerra, quien huyó de Serbia en las vísperas de la liberación de la ciudad en 1944 a manos de la resistencia. Vladimir Jankovic murió en 1976, exiliado en España.

"Pero papá tuvo suerte. Logró sobrevivir", manifestó Svetlana Jankovic.

Mientras, destacados intelectuales, médicos, actores y abogados fueron ejecutados sin siquiera proceso judicial, inmediatamente después de la liberación de la ciudad.

En un sólo día, 105 hombres murieron fusilados en las afueras de la capital. Sus nombres aparecieron días después en la prensa, que los describió como enemigos del Estado y notificó la confiscación de sus bienes.

La nueva ley ordena al tribunal del distrito de Belgrado restituir el derecho de propiedad y la "dignidad civil" de las víctimas, sobre la base de los pedidos presentados por ellas mismas o sus descendientes. También se borrarán los antecedentes legales de las personas resarcidas.

"Hace 50 años que esperamos esto", declaró en conferencia de prensa la dirigente de la asociación de sobrevivientes de Goli Otok, Mojsije Milacic. "Difícilmente se pueda hacer justicia después de tanto tiempo. La vida de los prisioneros y sus familiares ya está arruinada."

La asociación calculó que unas 65.000 personas pasaron entre cinco y ocho años en Goli Otok. La mayoría no fueron condenadas por ningún tribunal.

Muchas de ellas no hicieron más que opinar en favor de la hoy disuelta Unión Soviética cuando Tito rompió con Joseph Stalin, líder de aquella potencia desde mediados de los años 20 hasta su muerte en 1953.

La única actividad posible para los prisioneros en Goli Otok era picar bloques de roca en la árida y pequeña isla, que ni siquiera aparecía en los mapas de la antigua Yugoslavia. Entre los presos en la isla había unas 12.000 mujeres.

Esta prisión, desmantelada a fines de los años 60, fue uno de los secretos mejor guardados por el régimen de Tito. Antes de ser liberados, los presos debían firmar un documento que los comprometía a guardar el secreto sobre su existencia.

La isla se convirtió en destino turístico luego de que Croacia pasó a ser un Estado independiente. Pero no es un lugar apreciado por quienes fueron sus huéspedes.

"A nadie le gustaría visitarla, menos a mí", comentó a IPS Zlata Popovic, un ex preso político hoy de 85 años. (

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