AGUA-CHILE: En Arica, ni incolora ni insípida

Mientras habitantes de la norteña ciudad chilena de Arica exigen establecer normas sobre la cantidad de boro presente en el agua potable, las autoridades aguardan los resultados de un estudio para determinar si produce efectos negativos en la salud humana.

"En Arica no se puede tomar agua potable", sintetizó Verónica Grunewald, una maestra retirada de 44 años, en entrevista telefónica con IPS.

En esta ciudad ubicada 2.000 kilómetros al norte de Santiago "el agua tiene un sabor fuerte, pesado y su color no es transparente, es turbio", indicó.

Por eso "la gente prefiere comprar en los supermercados agua embotellada para beber y cocinar", aseguró.

"Las teteras, lavadoras y hervidores eléctricos se echan a perder rápidamente por acumulación de sarro", indicó Grunewald, quien debió jubilarse tempranamente por sufrir de mal de Parkinson.

En 1990 se fue a vivir a Concepción, capital de la sureña región del Bío-Bío, pero no dejó de visitar Arica, su ciudad natal.

"En 2000 me di cuenta de que el agua que tomaba en los dos lugares era muy distinta", explicó Grunewald, una de las impulsoras de la Campaña Pro Calidad del Agua de Arica, impulsada por el diario El Morrocotudo, que se publica en Internet y en el que los ciudadanos actúan muchas veces como reporteros.

Al investigar el tema, Grunewald descubrió que el nivel de boro superaba los 0,5 miligramos por litro recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus normas de calidad del agua potable.

El boro es un elemento químico presente en algunos alimentos como ciruelas secas, nueces, frutas, vegetales y legumbres. También se encuentra en la tierra y en el agua. Se usa en la fabricación de esmaltes y vidrios, como catalizador industrial, en la industria nuclear y en medicina.

La estatal Empresa de Servicios Sanitarios de Tarapacá (Essat) comenzó en 1997 a extraer agua del acuífero del valle de Lluta, que posee entre 10 y 30 miligramos de boro por litro. Se la trata en una planta desalinizadora, que reduce en cerca de 60 por ciento esa concentración y luego se la mezcla con la proveniente del acuífero del valle de Azapa.

En septiembre de 2004, Essat fue licitada y pasó a manos de la empresa Aguas del Altiplano, de capitales chilenos, que obtuvo una concesión por 30 años. La compañía abastece a 125.000 hogares de las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá.

Preocupada, Grunewald comenzó a escribir en enero diversos artículos sobre este tema, que fueron publicados por El Morrocotudo. Vlado Mirosevic, director de la publicación virtual, explicó a IPS que los ariqueños se sintieron inmediatamente interpretados por los artículos, que documentaban una situación que ya había sido denunciada en 2004 por la entonces diputada Rosa González.

A la campaña pronto se sumaron la Asociación de Consumidores de Arica, juntas de vecinos, estudiantes secundarios y universitarios y la Central Unitaria de Trabajadores, los cuales, entre otras acciones, reunieron 2.000 firmas en un petitorio entregado a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

La principal demanda es que el Ministerio de Salud incluya el boro en la nómina de sustancias para las que se establece un nivel máximo de concentración, como sucede con el agua para regadío, en la que no puede superar 0,7 miligramos por litro.

"¿Por qué en Chile las plantas son protegidas y los seres humanos no?", se preguntó Grunewald.

Los ciudadanos también cuentan con el apoyo de diputados oficialistas y de la oposición, como Ximena Valcarce, del partido Renovación Nacional. En las próximas semanas presentará un proyecto de ley para modificar la Norma Chilena de Agua Potable.

La iniciativa es un último recurso para presionar a las autoridades sanitarias, que pueden hacer la reforma por decreto en cualquier momento.

Tanto los ministros de Salud del gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) como de Bachelet se han negado a incluir el boro, argumentando que no está demostrado que sea dañino para la salud. Para aclarar el panorama, se encargó un estudio de dos años de duración que comenzó a fines de 2006.

La investigación, titulada "Evaluación y estudio de los efectos en la salud de la exposición a boro por consumo de agua potable en la comuna de Arica", está a cargo de la Universidad Católica de Chile, con sede en Santiago, con la colaboración de la Universidad de Chile y la Universidad de Tarapacá, de Arica.

El estudio cuenta con un presupuesto de unos 100.000 dólares. Contempla la medición de los niveles de boro en el agua potable de diversas localidades de Arica e incluirá análisis de la orina y el semen de los jóvenes ariqueños.

Estudios realizados en animales indican que esta sustancia podría afectar la fertilidad. También se harán pruebas en alimentos y se examinará a cerca de 3.000 embarazadas.

Según Grunewald, diversas investigaciones consultadas por ella indican que la ciudad de Arica está consumiendo agua potable con contenidos de boro que varían entre 4,5 y 25 miligramos por litro.

Sin embargo, la jefa del estudio encargado por el gobierno, Catherine Ferreccio, señaló a IPS que en las muestras tomadas por su equipo en los domicilios ariqueños los rangos de boro encontrados oscilan entre 0,5 y cuatro miligramos por litro, aunque en la cuenca del Lluta se encuentran niveles de hasta 20 miligramos, cuatro veces el máximo recomendado por la OMS.

Ferreccio aseguró que "ningún estudio hecho hasta ahora con boro en humanos ha demostrado efectos negativos para la salud".

La OMS, agregó, basa su recomendación, utilizando un criterio precautorio, en resultados obtenidos en investigaciones con animales, a los que se les aplican "dosis gigantescas" de boro. En ellos se han comprobado impactos negativos en el sistema reproductivo de los machos.

En contrapartida, "algunos estudios recientes muestran que el boro tiene efectos positivos en la salud humana y por eso el Ministerio de Salud de Chile todavía no ha querido normarlo", aseguró Ferreccio, quien pidió tranquilidad a la población.

"Las personas que consumen altos niveles de boro tienen menos riesgo de padecer cáncer de cuello uterino y de próstata y las mujeres post menopáusicas tienen menos riesgo de padecer osteoporosis, ya que ayuda a fijar el calcio en los huesos", aseguró.

Por eso, la investigadora consideró que el estudio que ella dirige será clave para que la OMS reconsidere los valores de boro recomendados. "La primera guía proponía 0,3 miligramos por litro y en la segunda se subió a 0,5. Creo que en los próximos años los niveles aceptados van a seguir en aumento", indicó.

Pero Mirosevic y Grunewald también relacionan la calidad del agua de Arica con la creciente aparición de cálculos renales en la población. "En estos casos, la recomendación de los doctores es que dejemos de tomar agua de la canilla", aseguró el director de El Morrocotudo.

En diálogo telefónico con IPS, la presidenta del colegio médico de Arica, Viviana Durán, reconoció que la calidad del agua en la región es un "problema importante" y confirmó que la incidencia de cálculos renales ha aumentado notoriamente.

Sin embargo, Ferreccio fue enfática en señalar que el boro, al que define como un "micronutriente", no tiene ninguna relación con ellos. "Nosotros revisamos las estadísticas de hospitalizaciones y no encontramos diferencia con otras regiones", indicó.

"Que la población encuentre que el agua tiene mal sabor no significa necesariamente que ésta sea de mala calidad", agregó. "Al contrario, hay estudios que indican que el 'agua dura', salobre, disminuye el riesgo de infartos al miocardio", dijo.

Los líderes de la campaña ciudadana son escépticos y señalan que no están dispuestos a esperar hasta fines de 2008 para conocer los resultados de la investigación. Tampoco creen que la planta desalinizadora de agua de mar, prometida por la presidenta Bachelet para abastecer de agua potable a la zona, solucione el problema y afirman que están experimentando con sus vidas.

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