COREA DEL SUR: Frustración por crisis de rehenes en Afganistán

Los surcoreanos están conmovidos, confusos y furiosos por el destino incierto de sus 21 compatriotas secuestrados por el movimiento islamista afgano Talibán en Afganistán, mientras el gobierno presiona a Estados Unidos y a Pakistán para que apoyen sus esfuerzos de rescate.

Este jueves, 20 días después de haber partido a Afganistán para enseñar a niños y niñas de ese país de Asia central, Shim Sung-Min, de 29 años, regresó a Seúl en un ataúd.

Su afligido padre, Shim Jin-Pied, de 63 años, vio su cuerpo baleado y lloró amargamente. "Sung-Min ha sido un hijo bueno y leal que siempre ayudó con alegría a otras personas necesitadas", dijo.

Sung-Min era uno de los 23 surcoreanos, entre ellos 18 mujeres jóvenes, raptados por el Talibán el 19 de julio en la provincia afgana de Ghazi, cuando se trasladaban por la carretera que une a Kabul con Kanawha. Se trata del mayor grupo de rehenes tomado en Afganistán desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2001.

Min Byung-Wook, de 29 años, un amigo de Sung-Min, escribió en su blog (bitácora en la web): "Solías sonreír incluso cuando tuvimos ese horrible entrenamiento militar juntos. Eres un corazón tan frágil que rara vez dejabas de ayudar a alguien que te necesitaba".
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Sung-Min fue el segundo rehén muerto luego del asesinato del líder del grupo, el pastor Bae Hyung-kyu, de 42 años, quien recibió ocho balazos.

El cadáver del líder religioso fue enviado a Seúl a pesar del pedido de la familia de que permanecería en una base militar estadounidense en Afganistán hasta que todos los miembros de su grupo fueran liberados y pudieran participar del funeral.

"Mi hija me preguntó por qué su papa no venía a casa. Le dije que se había ido en su cumpleaños", dijo la desconsolada esposa del religioso. Sus captores lo mataron en la misma fecha de su cumpleaños.

El pastor había escrito una nota unos meses atrás pidiendo que, en caso de morir, su cuerpo fuera donado a la medicina para ayudar a otros.

El gobierno surcoreano dio a entender este jueves que había posibilidades de entablar negociaciones directas con el Talibán. "Mantenemos abiertos todos los posibles contactos con los talibanes en busca de soluciones viables", afirmó el portavoz presidencial Cheon Ho-sun.

Los familiares esperan ansiosos noticias sobre el destino de los rehenes. Hubo gran alivio este jueves cuando se confirmó como falso el rumor de que Seúl consideraba el uso de la fuerza militar para un rescate.

Los combatientes islámicos del Talibán, que extendieron dos veces el ultimátum, amenazan con matar a los rehenes a menos que se acuerde un intercambio con talibanes prisioneros.

Mientras, crecen los temores por la salud de los secuestrados, en particular de las mujeres. Los talibanes divulgaron grabaciones de audio y vídeo de los rehenes. En una de estas cintas, una mujer no identificada dice: "Necesitamos salir de esto pronto. Muchos de nosotros estamos muy enfermos".

Kim Take-Young, de 63 años, confirmó que su hija, Han Jig-Young, de 34, estaba muy delicada de salud cuando partió a Afganistán. "Intentamos detenerla, pero insistió asegurando que estaba bien. Extrañaba a los niños afganos a los que les había enseñado el año pasado", contó el padre.

La crisis de rehenes sacude a Corea del Sur. La mayoría de ellos son enfermeros o maestros de inglés que se ofrecieron voluntariamente para pasar sus vacaciones de verano boreal en Afganistán atendiendo pacientes o dando clases a niños.

El malestar público fue dirigido contra la cristiana Iglesia Saemmul, que envió a los voluntarios a ese país azotado por la guerra. Una ola de mensajes de protesta bloqueó el sitio web oficial de la congregación. Un tercio de los 48 millones de surcoreanos son cristianos.

El pastor principal de la iglesia, Park Eon-Jo, ofreció una disculpa: "El dolor está por encima de cualquier palabra. Pido sentidas disculpas a todos, y en particular a las familias. Estas 23 personas fueron a Afganistán porque amaban al pueblo afgano. ¡Ahorraron dinero y renunciaron a sus vacaciones de verano por el pueblo afgano!"

La población tiene opiniones encontradas sobre si era correcto o no que los surcoreanos se presentaran como voluntarios para viajar a Afganistán.

Cha In-Pie, un actor popular, escribió en su blog: "Eres un cobarde si te avergüenzas del dolor. Sí, pudo haber sido una decisión incorrecta poner en riesgo sus vidas. Sin embargo, cómo podemos criticar la opción de hacer bien en un país en el que nadie se molesta en ir".

La furia pública se transformó en frustración, ya que el gobierno surcoreano se ha enfrentado a una muralla en sus esfuerzos diplomáticos para liberar a los rehenes.

El Talibán sólo aceptaría una liberación a cambio de la entrega de sus miembros detenidos por el gobierno afgano, respaldado por Washington. Es por eso que Seúl siente que depende de Estados Unidos para solucionar esta crisis, y también de Pakistán.

El enviado especial del gobierno surcoreano para la crisis, Baek Jong-chun, ahora en Kabul, hará una escala breve en Islamabad este viernes, tras haberse reunido con el presidente afgano Hamid Karzai sin haber logrado avances.

"Pakistán puede tener una llave. Es quizás el único país al que los talibanes escuchan", explicó el analista Kim Jin-Tae, del Instituto de Corea del Sur para la Investigación del Terrorismo.

Maulana Fazlur Rehman, líder de la oposición en la Asamblea Nacional de Pakistán, llamó al Talibán a liberar los rehenes por motivos humanitarios. Además ofreció su colaboración durante una reunión con el embajador surcoreano en Islamabad, Kim Jooseok.

Sin embargo, la mayoría de los surcoreanos creen que sólo Estados Unidos puede salvar a los rehenes de la muerte.

"Estados Unidos es el único partido que tiene una llave para liberar a los secuestrados", sostuvo el líder opositor Jeong Dong-Young.

Por su parte, Kwon Young-Gil, también un dirigente opositor, afirmó: "Nada debe ser más importante que la vida de los surcoreanos. Es más importante que el principio de Estados Unidos de no hablar con grupos terroristas":

Ocho miembros de la Asamblea Nacional de Corea del Sur partieron este jueves a Washington para instar a las autoridades estadounidenses que den pasos concretos para resolver la crisis.

"No podemos hacerlo sin la ayuda de la comunidad internacional", señaló en un comunicado el grupo no gubernamental Solidaridad para una Democracia Participativa.

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