AMBIENTE: El misterio del colapso de las abejas

El año pasado, las abejas mieleras murieron en América del Norte en cantidades sin precedentes. Hasta este mes, nadie parecía capaz de demostrar cuál podía ser la causa.

Crédito: Migco
Crédito: Migco

Lo que se llama «desorden del colapso de colonias» puede devastar una colonia de abejas en cuestión de semanas. Estos insectos vuelan para recolectar polen, pero nunca regresan, o simplemente se debilitan y mueren en las colmenas.

Más allá de los efectos mayores en la cadena alimenticia, las implicancias económicas de estas muertes son inmediatas, porque las abejas son esenciales para la polinización de cultivos por valor de decenas de millones de dólares en América del Norte.

Científicos de la Universidad del Estado de Pennsylvania dijeron haber encontrado una conexión entre el Virus Israelí de la Parálisis Aguda y el desorden del colapso de colonias.

En un llamado a una conferencia la semana pasada, los investigadores señalaron que el virus, junto con otros factores estresantes, es la probable causa del desorden, que ya ha generado la pérdida de entre 50 y 90 por ciento de las colonias de abejas de América del Norte. Fue descubierto en Israel en 2004, el mismo año en que Estados Unidos importó abejas australianas.
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El desorden del colapso de colonias también se observó en Polonia, Grecia, Italia, Portugal y España, e informes no verificados aparecieron en Suiza y Alemania. También se reportaron casos en India y Brasil.

David Hackenburg, un apicultor que vive cerca de la bahía de Tampa, en el sudoriental estado estadounidense de Florida, perdió casi 2.000 de sus 3.000 colmenas en apenas semanas el invierno boreal pasado. Desde entonces plantea el tema a investigadores universitarios, burócratas de agencias estatales y políticos electos.

Hackenburg dijo a varios medios de comunicación que nuevos pesticidas sintéticos elaborados en base a nicotina y conocidos como neonicotinoides, o neonics, son el principal factor que contribuye con esta situación.

Algunos investigadores señalaron a IPS que nuevos estudios incluirán a estos pesticidas como posibles causas.

Organizaciones ambientalistas como el Sierra Club también creen que los alimentos genéticamente modificados podrían estar influyendo.

Un estudio británico más exhaustivo concluyó que cultivos genéticamente modificados combinados con poderosos productos químicos eran perjudiciales para las abejas, las mariposas y los pájaros.

Investigadores del Departamento de Agricultura del nororiental estado de Pennsylvania y otros estados estadounidenses vienen realizando pruebas en base a datos geográficos para comprender la magnitud del problema y para constatar si existen vínculos con el desorden del colapso de colonias.

Pero otros científicos alegan que hay escasa evidencia de que la toxina Bacillus thuringiensis, producida por cultivos genéticamente modificados, sea una de las causas de las muertes masivas de abejas.

Según el Science Daily, un equipo de científicos del Centro Químico Biológico Edgewood y la Universidad de California en San Francisco identificaron un virus y un parásito que son probables culpables de las recientes muertes.

No fue sino hasta esta semana que el Grupo de Trabajo sobre el Colapso de Colonias en la Universidad del Estado de Penn arrojó conclusiones claras sobre cuáles pueden ser las causas.

En julio de 2007, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos difundió un plan de acción sobre el desorden del colapso de colonias que declara: «La estrategia actual para abordar (este mal) involucra cuatro componentes principales: 1) encuestas y recolección de datos; 2) análisis de muestras; 3) investigaciones guiadas por hipótesis y 4) acciones preventivas y de mitigación».

Mariano Higes, científico radicado en la central ciudad española de Guadalajara, concluyó que las abejas europeas que sufren desorden del colapso de colonias son víctimas del hongo Nosema ceranae.

El equipo de investigadores liderado por Higes estudia este tema desde 2000 y así pudo descartar cualquier otra causa. Científicos de Estados Unidos declararon que aunque ése puede ser un factor, no es el único que genera el desorden.

Eric Mussen, experto en apicultura de la Universidad de California Davis, cree que pequeñas variaciones en el estado del tiempo causadas por el cambio climático podrían afectar el agua, el néctar y el polen de los que dependen las abejas. Mussen también alega que las abejas tienen muchos virus, pero son sus sistemas inmunológicos debilitados los que las vuelven susceptibles a la muerte.

Los primeros casos se hicieron públicos a fines de 2006. Desde entonces, las especulaciones varían acerca de las causas, yendo desde una diversa serie de teorías que incluyen los nuevos pesticidas, los cultivos genéticamente modificados, los productos agrícolas, el cambio climático, los virus y los teléfonos celulares.

Se calcula que, en los años 40, en América del Norte había cinco millones de colonias de abejas administradas. Ahora hay apenas unos dos millones. Las condiciones climáticas adversas y los huracanes también contribuyeron con las fuertes pérdidas de colonias de abejas en los últimos años.

Por ejemplo, la temporada de almendras comienza en febrero para las abejas. Es una estación fría en América del Norte, lo que puede afectar su resistencia. La economía de la temporada de almendras es particularmente lucrativa para los apicultores.

La cría migratoria de abejas también está muy difundida en Estados Unidos. Los apicultores ganan más dinero alquilando abejas para la polinización que con la producción de miel.

A menudo los apicultores trasladan sus colonias a Florida, Texas (sur), California (oeste) y otros estados. La cría migratoria de abejas se implementa en Estados Unidos desde 1908.

El cambio climático también podría ser un factor en el debilitamiento de las abejas y ha afectado la polinización de cultivos en muchas áreas agrícolas de América del Norte.

El valor de los cultivos para los cuales las abejas son las principales polinizadoras se calcula en el entorno de los 15.000 millones de dólares en Estados Unidos. Solamente la industria de las almendras, que depende de la polinización de las abejas, vale 1.500 millones de dólares.

Las abejas mieleras no son nativas de América del Norte. Aunque las plantas autóctonas pueden sobrevivir sin ellas, la polinización de las abejas es fundamental para cultivar frutas y verduras como manzanas, cerezas, tomates, zapallitos y muchos otros cultivos.

«Ciertamente está ocurriendo algo en Estados Unidos, y es difícil decir si se debe a una bacteria o a un hongo. Es difícil detectarlo con los métodos actuales», explicó a IPS Leonard Foster, profesor asistente de bioquímica en la Universidad de Columbia Británica.

«Podrían ser varios factores combinados, pero son difíciles de verificar en este momento: cambio climático, antibióticos o el uso de pesticidas donde las abejas puedan posarse. Tenemos varios antecedentes históricos que muestran que hay fluctuaciones en las colmenas cada siete u ocho años, que son afectadas por las condiciones climáticas y los rendimientos de los cultivos. Todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones», agregó.

«En los últimos tiempos no hemos oído mucho, dado que estamos en verano. Las pérdidas parecen estar asociadas con el invierno, dado que es el fin natural del ciclo de vida de una colonia», dijo a IPS Troy Fore, presidente de la Federación de Apicultores Estadounidenses.

«Yo me entero por los apicultores, pero muchos fueron perjudicados a comienzos del año. Las colonias afectadas no son tan productivas. Pero todavía no tenemos un arma humeante», concluyó.

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).

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