POBLACIÓN: Inseguridad urbana despierta violencia y crimen

Los pobres de las ciudades son los más afectados por la criminalidad, los desastres naturales y la inseguridad, advirtió este lunes informó el Centro de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (Habitat).

La justicia y la gobernanza a nivel local son cruciales para convertir las ciudades en lugares seguros, indicó esta agencia en el Día Mundial del Hábitat, ocasión en que presentó el Informe Global sobre Asentamientos Humanos.

La mitad de la población mundial vive en ciudades. Para 2030, esta proporción se habrá elevado a dos tercios. Esta acelerada urbanización origina nuevos desafíos, según el informe bienal, titulado en esta ocasión "Enhancing Urban Safety and Security" ("Mejorando la seguridad urbana").

Entre 1980 y 2000, la incidencia de delitos aumentó 30 por ciento, de 2.300 cada 100.000 habitantes a 3.000, según el estudio. Como consecuencia, el miedo se ha vuelto un factor importante de la vida urbana.

Las encuestas en países ricos y pobres indican que más de la mitad de los residentes de las ciudades ubican la criminalidad entre sus principales preocupaciones.

"Sesenta por ciento de los residentes urbanos en los países en desarrollo y en transición han sido víctimas de algún delito en los últimos cinco años", dijo la directora ejecutiva de Habitat, Anna Tibaijuka, al presentar el informe este lunes en La Haya.

El estudio sacude, según Tibaijuka, un extendido preconcepto: que los ricos son las principales víctimas del fenómeno.

Cien millones de niños viven en la calle como consecuencia del tráfico humano y de drogas, la violencia, abusos y pobreza, agrega.

"Para que una ciudad sea segura, la gente debe estar segura en casa", afirmó Tibaijuka. Pero un tercio de la población urbana mundial está bajo constante amenaza de desalojo o las condiciones de propiedad de sus viviendas es insegura.

Eso socava la seguridad de casi 1.000 millones de habitantes de asentamientos irregulares. Como los precios de los terrenos urbanos continúa aumentando y las soluciones habitacionales se dejan con frecuencia libradas a las fuerzas del mercado, cada año son desalojados al menos dos millones de residentes de esas áreas, según el estudio de Habitat.

El informe también revela que 98 por ciento de los 211 millones de damnificados por desastres naturales entre 1991 y 2001 viven en el mundo en desarrollo.

Las consecuencias son graves, pues estos desastres se multiplicaron por cuatro desde 1975, y los creados por acciones humanas por 10. Muchos de esos fenómenos golpearon ciudades, y los pobres suelen vivir en las áreas más riesgosas de las ciudades.

"Para nosotros fue una conmoción calcular ese 98 por ciento", dijo a IPS Naison Mutizwa-Mangiza, jefe de la división de investigaciones de Habitat. "En este momento, 19 países africanos están afectados por las inundaciones. Eso no ocurría antes."

Pero el informe también describe "muchas políticas exitosas que nos dan esperanzas", dijo. "Cuba, por ejemplo, desarrolló un exitoso sistema de prevención de desastres. Está completamente integrado en su sistema de planificación, y los niños lo aprenden en la escuela. No implica gasto de dinero, sino voluntad política."

Impedir que los pobres se vuelquen a la delincuencia va más allá de contar con una policía fuerte.

"Esto no se trata de pobreza, sino de holgazanería, que conduce al vicio", consideró. "Es necesario concentrarnos en el espíritu emprendedor. La mayoría de los pobres son jóvenes, así que crear empleo para ellos es clave para gozar de una sociedad más segura. Pero ellos suelen ser ignorados por los políticos."

La urbanización recibe su impulso en la pobreza que sufren las áreas rurales, pero eso no significa que el fenómeno sea, en sí mismo, malo, según Tibaijuka.

"La urbanización crea oportunidades, y la gente las quiere. Pero debemos concentrarnos en poblados secundarios para impedir que todos los pobres rurales terminen en una gran ciudad", afirmó.

La principal disertante de la ceremonia oficial del Día Mundial del Hábitat, la ministra de Vivienda sudafricana Lindiwe Sisulu, se concentró el problema de la vivienda tras un periodo de conflicto.

"Al principio no nos dábamos cuenta de que el techo era fundamental para la reconstrucción, pero de otro modo la población nunca mejoraría su ambiente ni modelaría su sociedad", dijo Sisulu a IPS.

"Consideramos que la tenencia segura de la vivienda es un derecho. Queremos darle a todos los indigentes vivienda básica y saneamiento gratuito. Ya los tienen diez millones de personas, pero otro siete millones aún esperan", explicó.

Pero muchas veces, los propios indigentes presentan dificultades. "Con frecuencia se resisten a mejorar sus asentamientos. Y las mejoras atraen nuevos inmigrantes, lo cual crea nuevos problemas mientras no se resolvieron los viejos", dijo.

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