DAISAKU IKEDA: Aun con sus limitaciones, la ONU es un foro único

En coincidencia con el 60 aniversario de la ONU, que se cumple este mes, una red internacional de la sociedad civil llama a convocar a una conferencia que atienda la educación como instrumento de promoción de los derechos humanos.

Crédito: Seikyo Shimbun
Crédito: Seikyo Shimbun
La no gubernamental Soka Gakkai International (SGI), con sede en Tokio y más de 12 millones de miembros en 190 países, considera que esa conferencia debería tener como principales protagonistas a organizaciones de la sociedad civil.

El presidente de SGI, Daisaku Ikeda, dijo a IPS que los derechos humanos tradicionalmente han sido, y deben ser, abordados por los gobiernos, aunque "los esfuerzos no deben detenerse allí".

"En última instancia, tenemos que establecer una cultura universal de los derechos humanos, compartida por todas las personas y con raíces en las realidades de su vida cotidiana", agregó Ikeda, filósofo budista y activista por la paz.

El apoyo de los gobiernos es bienvenido, pero "creo que es importante que la naturaleza esencial de la conferencia como una iniciativa de la sociedad civil no debe perderse", afirmó.
[related_articles]
IPS: — La Guerra Fría concluyó hace casi 20 años. Sin embargo, el mundo afronta cada vez con más conflictos. ¿Por qué la comunidad internacional, y en especial la ONU, no ha logrado asegurar una paz estable?

DAISAKU IKEDA: — La ONU tiene sus obvias limitaciones, que son suficientemente criticadas. Pero el hecho es que constituye el único foro para el diálogo sobre los asuntos mundiales en el que participan prácticamente todos los países. Por esta razón siempre he planteado que la ONU debe estar en el centro de los esfuerzos para construir un mundo en paz.

En cuestiones como la ayuda a los refugiados, la resolución de conflictos y la pacificación, la ONU ha sido el escenario de esfuerzos poco reconocidos para la creación de lo que podríamos llamar una red global de seguridad. La pérdida de estas funciones incrementará notablemente el sufrimiento de las personas en todo el mundo.

Algunos años atrás, me reuní con el entonces secretario general Boutros Boutros-Ghali (1992-1996) para destacar que, en función de las expectativas que genera y las tareas que se le encomiendan, la ONU recibe apenas un mínimo apoyo. No se trata de una institución que carece de poder por naturaleza. Lo que es débil es la voluntad de la comunidad internacional para resolver los problemas en el marco de la ONU, lo que limita su capacidad para ejercer sus funciones.

Siempre he tratado de contribuir a crear un ambiente más estable para la ONU, urgiendo a los líderes mundiales con los que me he reunido a que le ofrezcan mayor apoyo. Por la misma razón, todas mis propuestas de paz destacan los logros de la ONU y sugieren nuevas vías para trabajar a través de ella.

Los miembros de SGI siempre han cooperado con las agencias de la ONU y las organizaciones no gubernamentales para despertar una mayor conciencia en asuntos como el desarme y el ambiente, y para promover una ética ciudadana global. Nuestra actitud no es la de observar desde un costado, esperando para ver si la ONU tiene éxito o fracasa. Queremos desarrollar un sentido de responsabilidad más profundo, preguntándonos qué podemos y qué debemos hacer para que el foro mundial funcione con eficacia.

Mahatma Ghandi dijo que la bondad viaja a la velocidad de un caracol. No se logra nada lamentándonos por las limitaciones de la ONU o reaccionando cínicamente ante las duras realidades del mundo. Lo que importa es el esfuerzo sostenido para construir la clase de solidaridad entre los pueblos que será una fuente de apoyo consistente para las actividades del organismo mundial.

La experiencia acumulada y la sabiduría obtenida por muchos países y personas que trabajan a través de la ONU son de un valor inmenso. Estoy convencido de que en el futuro esto será visto como el mayor tesoro legado a la humanidad por nuestra generación.

— ¿Cuán imperativo es el diálogo entre las naciones para poner fin al creciente fanatismo e intolerancia que caracterizan hoy al mundo?

— Es imposible contener, y mucho menos resolver, las amenazas planteadas por el extremismo y la intolerancia a través de la fuerza militar. Pero la voluntad de dialogar, sobre todo si está limitada exclusivamente a una de las partes, no llevará por sí sola a una solución inmediata.

La vida no es tan simple. El hecho es que hay casos en los que parece no haber un socio para el diálogo, o que la carga del pasado hace que ese diálogo resulte imposible.

Pero, sin importar cuán justificado puede aparecer, recurrir a la violencia y a la fuerza no resuelve nada. Los odios de una generación se reproducen en la siguiente, y el conflicto se profundiza y prolonga.

Si no logramos quebrar estos ciclos de odio y venganza, las raíces de la violencia permanecerán. Creo que, a pesar de la magnitud del desafío, un persistente y valeroso esfuerzo tendiente al diálogo es la única manera de superar el extremismo y la intolerancia entre los pueblos.

— ¿Qué grado de confianza tiene respecto de que algunos, o la mayoría, de los objetivos de sus propuestas de paz se concreten en la próxima década o en esta generación?

— El segundo presidente de SGI, Josei Toda, de cuya muerte se cumplen 50 años en 2008, decía con frecuencia que su compromiso era eliminar la palabra "miseria" del vocabulario humano. Durante su vida fue mi maestro y su determinación para concretar su sueño es el sustento de mis propios esfuerzos.

Hay en el mundo cientos de millones de personas que sufren el impacto de la guerra y los conflictos, la pobreza y el hambre, la destrucción del ambiente. Mis propuestas se basan sobre la aspiración a que se las fortalezca para que puedan dejar atrás los sufrimientos de sus vidas.

No soy un político ni un experto en política. Estoy seguro de que mis propuestas son incompletas. Continúo escribiendo y formulándolas como un ciudadano común con la esperanza de que ayudarán a profundizar el debate de temas de vital importancia y servirán para la búsqueda de una salida a nuestras presentes dificultades.

Tengo una profunda fe en la capacidad de los jóvenes. Creo que no hay nada que no puedan hacer, que no existe realidad que no puedan cambiar, si se proponen hacerlo. Al formular mis propuestas, mi mayor esperanza, mi determinación y mi compromiso es sembrar la semilla del cambio en el corazón de los jóvenes.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe