INDÍGENAS-JAPÓN: Expectativas ainu ante cumbre del G-8

La cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos que se celebrará en julio en la septentrional isla japonesa de Hokkaido será una oportunidad inusual para que la comunidad ainu, que allí habita, retome su demanda histórica de ser reconocida como pueblo aborigen.

Los líderes japoneses han dicho que para la cumbre que se realizará entre el 7 y el 9 de julio les gustaría que la salud mundial ocupe un lugar prioritario en la agenda, así como el desarrollo forestal sostenible, el cambio climático y el desarrollo en general.

Pero los ainu tienen otros planes en Hokkaido, donde se llevará a cabo también la Cumbre de Pueblos Indígenas del 1 al 4 de julio, justo antes de la reunión del G-8. "Si el gobierno reconoce a los ainu como pueblo indígena, todo cambiará", dijo Saki Mina, líder ainu, en una conferencia de prensa realizada en Tokio la semana pasada.

Actualmente viven en Japón unos 200.000 ainu. La mayoría se concentran en Hokkaido. Otrora se consideraba a los ainu remanentes de un grupo caucasoide, pero esto nunca se demostró.

Pese a que el año pasado se aprobó la Declaración de Derechos Indígenas de las Naciones Unidas, destinada a los 370 millones de aborígenes del mundo, Japón todavía tiene que cumplir sus promesas e implementarla.
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Los ainu se desilusionaron de que el gobierno continuara exhibiendo lo que consideran insensibilidad ante sus demandas.

"Viví mi vida entre dientes, en la frustración y la vergüenza. La gente me pregunta: '¿Por qué existen estas personas llamadas ainu?'. ¿Tiene usted alguna idea de las heridas infligidas por estos comentarios? No sé cuánto tiempo más podemos mantener nuestro silencio. Jóvenes ainu, les pido que luchen y resistan", escribió en una carta abierta Saki Toyama, una anciana de esa etnia.

Buena parte de la sociedad y de la cultura ainu sufrieron progresivamente la destrucción como resultado de políticas de asimilación aplicadas por sucesivos gobiernos japoneses, y muchos ainu vivieron en carne propia los prejuicios, viéndose empujados a la pobreza.

Como resultado de tal discriminación, la cultura y las tradiciones ainu están en crisis, pero no se han perdido completamente.

Según la Fundación para la Investigación y la Promoción de la Cultura Ainu, actualmente hay una campaña concertada para preservar y "transmitir profundamente" la cultura y las tradiciones de la comunidad.

Mina, integrante de la generación más joven, ahora está orgullosa de ser ainu. Su vida cambió a los 16 años, cuando conoció a otros indígenas en un viaje a Canadá.

"Antes, 'ainu' era una palabra que ni siquiera me atrevía a pronunciar en este país. Pero ahora puedo decirla con orgullo. Quedé tan conmovida cuando los conocí. Estaban bailando y cantando porque estaban muy orgullosos de ser indígenas. Ellos nos dieron coraje. Sé que en la cumbre podemos crear conciencia en los japoneses sobre nuestra situación", indicó.

Alrededor de 1.000 personas participarán en el acontecimiento, entre ellas delegados de Australia, Estados Unidos, Filipinas, Guatemala, Noruega, Nueva Zelanda, Rusia y Taiwán, según Victoria Tauli-Corpuz, presidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas.

Hay aproximadamente 5.000 comunidades aborígenes que viven en más de 70 países. Representan apenas cuatro por ciento de la población mundial, pero forman parte de varias culturas en alrededor de 70 u 80 por ciento del mundo.

El grupo presentará una petición a los principales líderes del mundo industrializado que se reunirán en Hokkaido en julio, exigiendo la recuperación de los derechos aborígenes, así como de su educación e idioma, protección ambiental y pleno reconocimiento del estatus de los ainu como pueblo indígena.

Urawa Haruso, un anciano ainu, señaló que su pueblo fue víctima de una continua destrucción de sus tierras y una negación de sus derechos básicos.

"Exigimos nuestro derecho a pescar salmones en Hokkaido. Sin embargo, el gobierno instaló un muro de cuatro metros de altura, a fin de que el salmón no pudiera volver a la corriente. Esto nos hizo sentir devastados y heridos", contó.

Hoy no hay control sobre la pesca, lo que tiene como consecuencia que las existencias pesqueras se hayan reducido a alrededor de un décimo en relación a hace 60 años, dijo.

"El gobierno japonés dice estar preocupado por el calentamiento global y preparado para hacer algo al respecto. Pero tengo mis dudas. El gobierno y su gente todavía están muy atraídos por el dinero de los sobornos que entra a sus bolsillos. Ellos no quieren cambiar el statu quo. Estoy seriamente preocupado", expresó.

Los ainu poseen su propio idioma, el sinu, y han desarrollado una rica cultura que incluye literatura oral como la épica de "Yukar", rituales tradicionales como la ceremonia del "iomante" y diseños únicos de telas.

"Pero me preocupa que todos mis esfuerzos puedan ser neutralizados por la discriminación y que el gobierno japonés no nos conceda derechos indígenas. Tengo cuatro hijos y siempre les hablo sobre nuestra cultura e historia", dijo Koiji Yuki.

Sin embargo, Yuki espera que se reconozca a los ainu, tal como reclaman, a través del diálogo en la cumbre del G-8.

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